Una olla a presión llamada Melilla
Por tierra y mar, la ciudad autónoma padece en los primeros días de 2014 una situación de alta tensión debido a su condición de frontera
Melilla lleva meses sufriendo una fuerte presión migratoria, que está siendo extrema en estos primeros días del 2014, en el que se han registrado ya varias pateras y dos asaltos masivos a la valla fronteriza en menos de una semana. Con sólo unas horas de diferencia, Melilla fue ayer el escenario de dos entradas de inmigrantes por distinta vía, en una patera que alcanzó el puerto de la ciudad y en una entrada masiva a través del perímetro.
La ciudad autónoma vivió a lo largo de las jornada esta doble vertiente del fenómeno migratorio, por tierra y por mar, que, además, tuvo un final trágico para un subsahariano que ha fallecido tras lanzarse al mar junto a otros doce inmigrantes que viajaban en la patera. La muerte de esta persona muestra el lado más trágico de una inmigración, controlada por las mafias, que dan instrucciones a los inmigrantes para conseguir a toda costa y a cualquier precio el objetivo de pisar territorio español.
Los trece ocupantes de la patera tenían, según explicaron fuentes policiales, una clara instrucción, la de lanzarse al agua al ver llegar la lancha del Grupo Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS), los buzos de la Guardia Civil, que habían salido a su interceptación. Sin embargo, las condiciones de frío y el temporal que azota desde la madrugada del domingo a la ciudad autónoma, con rachas de viento que han alcanzado los 100 kilómetros por hora, y unido a que muchos inmigrantes no saben ni siquiera nadar, son circunstancias que han jugado en contra de esta "estrategia" planeada por aquellos que tienen por negocio el tráfico de seres humanos. Aunque los agentes de la Guardia Civil fueron rápidos en actuar, lanzando desde tierra y mar, cabos y flotadores para rescatar a los subsaharianos, uno de ellos pereció finalmente ahogado, pese a los esfuerzos que realiza los agentes para reanimarlo.
Apenas dos horas después, sobre las nueve de la mañana, otros 250 subsaharianos trataron también de entrar en la ciudad autónoma, esta vez saltando la valla, un objetivo que consiguió medio centenar, según las primeras estimaciones de la Delegación del Gobierno. Al menos tres de ellos presentaban heridas por cortes en las manos, pies y cara, aunque el estado general de todos es bueno.
La de ayer no es la primera patera de este año, otras dos han conseguido entrar en la ciudad, mientras que una cuarta fue interceptada el pasado viernes antes de conseguir acceder a Melilla por la Guardia Civil, cuya lancha sufrió el embiste de la embarcación de los inmigrantes, quienes arrojaron, además, piedras a los agentes.Tampoco es el primer asalto a la valla registrado en lo que va de año, ya que el primero se produjo el pasado 15 de enero, cuando consiguieron su objetivo de pisar suelo español unas 60 personas.
La presión migratoria sobre Melilla es prácticamente a diario, ya que los avistamientos de grupos de inmigrantes son constantes. Unas veces hacen el amago de aproximarse al vallado, otras intentan llegar al mismo, pero son repelidos por las fuerzas auxiliares marroquíes, y otras, utilizando el factor sorpresa, consiguen su propósito, llegan a la valla y consiguen superarla.
Melilla, una ciudad de apenas 13 kilómetros cuadrados, se está conviertiendo -se ha convertido ya-, hoy por hoy, en una de las principales vías de acceso de los inmigrantes a España y, por ello, en una de las puertas de entrada desde el continente africano a Europa.
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