La prudencia del Rey
Crónica personal
Muchos militares saben interpretar lo que no dijo el Monarca mejor que lo que dijo
Apostó el Rey por la prudencia. Muchos españoles esperaban un gesto que indicara que don Felipe estaría atento a que el nuevo Gobierno, si lo hubiera -que todo indica que lo habrá este mismo mediodía- cumpla con la Constitución en todos sus términos a pesar de que saldrá elegido gracias a la ayuda de partidos que en el debate de investidura advirtieron abiertamente sobre su falta de respeto a la Constitución, a la legalidad y, de paso, al jefe del Estado, al que la portavoz de EH Bildu llegó a llamar fascista.
Se comprende, por tanto, que un sector de españoles, no necesariamente de la ultraderecha como gusta decir al sanchismo, estuvieran pendientes de Felipe VI para ver si lanzaba algún mensaje inequívoco de que velará por el cumplimiento de la ley. Se refirió al "compromiso del Ejército con España y la Constitución", pero es innegable que había quien pretendía un mensaje en el que se comprometiera personal e institucionalmente para que el Ejecutivo de coalición no se situara al margen de la ley. No lo hizo don Felipe porque no podía hacerlo, o más bien no debía hacerlo, entre otras razones, porque el Gobierno de Pedro Sánchez -cuando deje de estar en funciones- no ha tomado ninguna medida que vaya contra el ordenamiento jurídico y constitucional. Cosa distinta sería que lo quebrara; en ese caso actuaría el Parlamento y también el Tribunal Supremo, organismo acreditado para juzgar al presidente en caso de traición o de acciones que pusieran en riesgo la seguridad del Estado.
Está muy revuelta la España actual, no por el hecho de que por primera vez puede haber un Ejecutivo de coalición del que forman parte comunistas, sino por la rotunda posición inconstitucional de los socios de ese Ejecutivo. A Sánchez y sus portavoces no se les quita de la boca que es un Gobierno formado por el ganador de las elecciones. No les falta razón, pero habría que preguntarse si Sánchez hubiera ganado el pasado noviembre si sus votantes hubieran sabido que buscaría acuerdos con los independentistas. Por tanto, es un Gobierno democrático -no podía ser menos en esta España nuestra-, pero que tiene en origen un inconmensurable engaño por parte de su presidente.
Don Felipe podía haber ido más lejos, y si los militares, haciendo honor a su trayectoria de lealtad constitucional, se mantuvieron callados ante su discurso, el resto de los españoles deben respetar también la decisión del Monarca de no perturbar más de lo que está una sociedad preocupada, decepcionada, inquieta y entristecida por el modelo de Gobierno que nos espera. Con un presidente mendaz apoyado por unos partidos que quieren la demolición de la España actual.
Alguno de esos jefes militares que se mantuvo respetuosamente callado ante Felipe VI, explicaba que tanto él como sus compañeros confían plenamente en su jefe, el Rey. Más que analizar lo que dijo ayer en la Pascua Militar, saben interpretar lo que no dijo. Y por qué.
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