Las Claves
Pilar Cernuda
La corrupción acecha a La Moncloa
Verónica Pérez (Sevilla, 1978) fue el primer soldado que abrió el fuego en la noche del pasado domingo en la guerra interna que está dinamitando el PSOE. "Harta de 'resultados históricos' del partido al que quiero tanto, harta de volver a pulverizar nuestros peores resultados...Y ahora qué?". Este mensaje en las redes sociales, retuiteado por más de 800 personas en pocas horas, encendió estratégicamente la mecha. La que prendió el fuego fue la secretaria general de los socialistas de Sevilla, la agrupación mayor del partido en España y, paradójicamente, la que sumó los mayores apoyos para aupar a Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE. Pérez se tendría que colocar, en principio, al frente del partido, al ser la presidenta del comité federal, máximo órgano entre congresos. Sólo sería de modo transitorio, hasta llegar una gestora. Un cargo para el que fue designada hace dos años con un claro argumento: el peso de la agrupación sevillana, con unos 10.000 militantes y antes dirigida por la propia Susana Díaz, ha seguido siendo el mayor de España hasta las últimas elecciones generales.
Así, el primer pronunciamiento de los críticos en esta guerra contra Pedro Sánchez vino el domingo de boca de Verónica Pérez, la única mujer mano derecha de Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía, en su círculo más próximo que algunos califican de mesa de camilla, está rodeada por hombres. De hecho, la secretaria general de los socialistas sevillanos está en otro escalón. A ambas les une una buena amistad, desde que coincidieron con sólo quince años en Juventudes Socialistas. Juntas llegaron a la dirección del partido y Verónica Pérez ha ido promocionando tras los pasos de Susana Díaz: llegó a la Ejecutiva regional y al Parlamento, donde en 2004 se convirtió en la diputada más joven de la legislatura. Y en noviembre de 2013 tomó el relevo a Díaz en un PSOE de Sevilla que ya había cosido todas sus costuras y con un encargo claro: extender el modelo regional que ya llevaba el copyright de la presidenta tras un congreso que vino a denominarse de la unidad y que dio el pistoletazo de salida a la nueva era susanista. Bien es cierto que el PSOE de Sevilla no es cualquier cosa, pero tampoco es ya lo que era y enterradas las pugnas familiares, Pérez tampoco ha tenido que lidiar con muchos problemas orgánicos.
Quizás la confianza que Susana Díaz tiene en ella hizo que Verónica Pérez también ocupase el año pasado la secretaría primera de la mesa del Parlamento andaluz, presencia que garantiza a la presidenta un mejor control del grupo.
Verónica Pérez tiene 38 años pero no es una novata en política. Lleva más de la mitad de su vida militando en el PSOE, motivada por sus raíces familiares y el ejemplo de su padre, un cartero de San Juan de Aznalfarache de profundas convicciones socialistas. Con 20 años fue elegida concejal de su pueblo y aparcó sus estudios de Económicas. Del Ayuntamiento pasó a la Diputación provincial, donde conoció a su padrino, Fernando Rodríguez Villalobos, actual presidente del PSOE de Sevilla. Pequeña y vitalista, divorciada, madre de dos niños, abiertamente feminista y de trato muy amable. Su oratoria no es de notable alto, pero quienes la conocen dicen que sabe sacar el guante de acero cuando es necesario.
En su carta de presentación no esconde su estrecha amistad con Susana Díaz, pero asegura que nunca le han elegido o nombrado nada en el partido por ello. Dice que quienes piensan eso es que no conocen a la presidenta de la Junta y garantiza que esas cosas no pasan en el PSOE. No pierde ocasión para hacer gala de su orgullo de socialista, ese partido al que, como decía el domingo en su tuit, quiere tanto.
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