La Cata de Montilla-Moriles quiere regresar a Córdoba convertida en una "auténtica feria del vino"
Suspensión
El elevado coste del arrendamiento de la plaza de toros, el aumento de los precios y la búsqueda de un nuevo modelo han llevado a cancelar la cita inaugural del Mayo Festivo
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El elevado coste del arrendamiento de la plaza de toros, el aumento de los precios del montaje y, sobre todo, el agotamiento del modelo son algunos de los motivos que han llevado a la cancelación en el último momento de la Cata del Vino Montilla-Moriles, que tenía previsto celebrarse del 17 al 21 de abril en Córdoba capital. El anuncio de la suspensión ha supuesto un jarro de agua fría en la ciudad, que con este brindis suele inaugurar el Mayo Festivo.
El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (DO) Montilla-Moriles, Javier Marín, ha avanzado este jueves en conversación con El Día que la intención es darle una vuelta de tuerca a la cita para que regrese convertida en una "auténtica feria del vino". Es decir, hacer convivir la "cata tradicional" tal y como ahora se conoce con una "apuesta firme" por un carácter más profesional con la presencia de "cadenas de distribución y expertos". Martín ha agradecido el "apoyo incondicional" de los ayuntamientos, la Diputación de Córdoba y la Junta de Andalucía a la cita, cuya suspensión se ha adoptado -ha insistido- "por unanimidad" en el pleno del Consejo Regulador.
El sector inicia ahora un replanteamiento al que lleva años "dándole vueltas y vueltas" hasta adoptar la "difícil" decisión anunciada esta semana y que, según Martín, "no ha sido precipitada". "Cuando no se tiene claro el modelo es conveniente suspender las cosas hasta que todo se aclare", ha incidido el presidente del marco, quien ha subrayado que la plaza de toros "no reúne las condiciones" para un acto que supone el mayor escaparate para los vinos cordobeses.
Martín ha incidido en que "si haces un esfuerzo importante tiene que verse recompensado", algo que, a juicio de la organización, no ocurre con la Cata actual.
El cambio de modelo, además, coincide con un momento "sumamente óptimo" para los productos de la zona "en reconocimiento nacional e internacional, con los mejores premios en todos los certámenes". Por ello ha apelado a la unidad, ya que "la polémica no ayuda a nada". El sector ha sido convocado a una primera reunión el próximo martes en el que empezará a concretarse esta nueva "feria del vino", que debe responder también a una nueva "forma de financiación".
Las dificultades económicas, precisamente, han sido la puntilla que ha llevado a cancelar la cita. Fuentes del marco apuntan a la elevada factura que supone el arrendamiento de la plaza de toros, al repunte de los costes de montaje y, por último, a que no han llegado las ayudas que se solicitaron a la Junta de Andalucía para las últimas dos ediciones, y que consideran básicas para que salga adelante. Las fuentes consultadas sostienen que la Delegación de Agricultura tiene abierto un proceso para el análisis de la justificación de 2022, unos hechos que la Administración autonómica no ha querido comentar. Fuentes de la Delegación del Gobierno han expresado su "deseo" de que la Cata regrese "cuanto antes".
En busca de un espacio adecuado
Una de las grandes incógnitas es cuál es el espacio idóneo para la nueva cata después de que se haya descartado la plaza de toros. Pese a que hay voces que apuntan a El Arenal o al Vial Norte como hipotéticos escenarios, Martín considera que el sitio idóneo es, de nuevo, el Palacio de la Merced, si bien las catas arqueológicas llevadas a cabo en la explanada exterior lo impiden de momento. La intención de la Diputación, no obstante, es habilitarlo como un espacio híbrido que compagine los usos como aparcamiento y como zona de recreo para los vecinos, aunque no existen fechas para esta reforma.
El otro interrogante es cuándo se celebrará la Cata de 2024, pues todas las fuentes consultadas coinciden en que la intención es que no se pierda esta edición. Previsiblemente, será en otoño con el nuevo modelo que "dignifique" la cita vitivinícola por excelencia de la DO Montilla-Moriles. "Tal y como estaba configurada hasta ahora, la Cata es un elemento de promoción a corto plazo, pero debe plantearse una estrategia a medio y largo plazo", plantea un bodeguero que este año había confirmado su asistencia.
En otras palabras: "La Cata no debe ser un lugar donde vengan miles de personas un fin de semana y no sepan ni lo que beben. No es el modelo adecuado, porque la mayoría de esa gente luego no consume nuestro vino. Deben comprender que Montilla-Moriles vive una situación cualitativa espectacular, con vinos tranquilos de enorme calidad, y el sistema actual no era el más idóneo para darlos a conocer".
Un marco en renovación
La zona productora del Sur de Córdoba, coinciden, se encuentra en plena ebullición, con un relevo generacional al frente de las bodegas y los lagares que se ha volcado en la elaboración de nuevas variedades, todo ello sin olvidar los tradicionales finos o los dulces pedro ximénez, verdadera seña de identidad. Ahora conviven junto a rosados y espumosos de nueva hornada, junto al cada vez más popular vino en rama y caldos que recuperan variedades de uva casi olvidadas, con muy buenos resultados entre los expertos. De ahí que se haya planteado darle una vuelta al modelo puramente festivo de abril.
La DO Montilla-Moriles es una de las más antiguas de España y tiene inscritas 4.772 hectáreas y 54 bodegas repartidas entre 17 municipios del sur de la provincia de Córdoba. De este modo, las localidades que conforman la zona de producción son Montilla, Moriles, Doña Mencía, Montalbán, Monturque, Nueva Carteya y Puente Genil, así como parte de los términos municipales de Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Espejo, Fernán-Núñez, La Rambla, Lucena, Montemayor y Santaella. La zona de crianza se completa, además, con el núcleo urbano de la capital.
En el último año, se comercializaron vinos de esta DO por valor de 35,4 millones de euros, el 93% de ellos en el mercado nacional.
La mayor parte de los viñedos se concentran en el término municipal de Montilla, con cerca de 1.800 hectáreas de vid, lo que representa el 38% de la superficie total de la DO. Le siguen Aguilar de la Frontera, con 780 hectáreas; Moriles, con 390; Montemayor, con 350 hectáreas, y Cabra, con 330. En Fernán Núñez, Espejo y Doña Mencía la presencia de este cultivo es casi testimonial.
Una oportunidad para repensar la cita vitivinícola
La suspensión de la Cata del Vino Montilla-Moriles esta primavera ha cogido por sorpresa a casi toda la ciudad y a sus representantes, que también han incidido en la necesidad de que se desarrolle un nuevo modelo. Por ejemplo, el vicepresidente de Hostecor, Miguel Ángel Morales, ha aseverado que el sector al que representa no tendrá reparos en aportar sus ideas para este nuevo modelo "si nos llaman". Morales, además, ha lamentado que esta cita con el vino "se ha convertido últimamente en un botellón, cuando la esencia de la cata es culturizar a los asistentes en el vino, que es el santo y seña de nuestra gastronomía". Es más, ha incidido en la necesidad de una mayor promoción porque "el fino se vende muy barato a diferencia de otras denominaciones". Morales, además, ha considerado que el vino del marco regulador Montilla-Moriles es "el elixir de la vida". Por su parte, el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, ha recordado que "el sentido y el origen de la Cata del Vino estaba basado en la promoción del vino y, sin embargo, parece que al final se ha convertido en una fiesta de cuatro días, al margen de que estuviera siendo útil para la promoción". Por ello, ha defendido la idea de que el marco regulador "se pare a reflexionar" sobre el nuevo modelo y que sea "algo más profesional y convertirlo en un evento que sirva para difundir la cultura del consumo del vino".
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