Manuel Román y Marco Pérez abren hoy la Feria taurina de Córdoba
Toros
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Llega mayo un año más. Así como quien no quiere la cosa. Córdoba está inmersa en su mes festivo por excelencia. La ciudad es una explosión de luz y de color. Las gentes, nativos y foráneos, se lanzan a disfrutar de una ciudad única. Fiesta que comienza con las Cruces y termina con la Feria en honor a la Virgen de la Salud. La fiesta en este país está unida intrínsecamente a los toros. Así fue y así será, le pese a quien le pese, muy a pesar de mentes inquisitoriales, que, por desconocimiento, confunden un rito milenario con la barbarie. Como culmina y pone fin a aquella magistral obra de Billy Wilder, la película Con faldas y a lo loco: Nadie es perfecto. Los censores, de corta mente, se lo pierden.
Un año después, taurinamente hablando, el Coso de Los Califas abrirá sus puertas. ¡Quién te ha visto y quien te ve, Sultana! Otrora plaza de temporada y que hoy ve reducido su protagonismo en el calendario festivo taurino a cuatro míseras jornadas. ¿Motivos? Las respuestas pueden ser varias y para todos los gustos. Lo cierto es que el asunto merece un análisis minucioso, complejo y profundo. Con él se sacarían conclusiones de la profunda sima que atraviesa la Córdoba taurina.
Un bache que ya se antoja demasiado largo, sin que empresa, propiedad y afición hayan aunado esfuerzos para salir de él y devolver a Córdoba al lugar que le corresponde por tradición e historia. Las ferias, taurinas me refiero, de diez o más festejos quedaron atrás. Los festejos fuera de los días feriados, más aún. Hace falta un revulsivo de verdad, no de palabrería fácil y hueca echándole la culpa a la afición que, en resumidas cuentas, es el consumidor final del producto y la que con su paso por taquillas mantiene, o debe de mantener, viva la llama de la tauromaquia en Córdoba.
La feria taurina, partida en dos fines de semana, dará comienzo hoy sábado. La dorada arena califal será el escenario de una novillada picada en un cartel conformado por dos de las más firmes promesas del escalafón inferior. Dos noveles, dos, cada uno con un estilo personal y propio, algo complicado en estos tiempos de globalización. Dos chavales que cuentan con el beneplácito y esperanza de la afición, que ve en ambos dos posibles puntales de sostén para la fiesta.
Uno cordobés, de la tierra y, como diría un castizo, del barrio. Ni decir tiene que ese barrio es el de Santa Marina, cuna de torería y arte. Manuel Román es el nombre y el hombre. Un torero que ha despertado expectación en la ciudad. Maneras y formas no le faltan. En esta temporada, que debe ser la de su consolidación, Román tiene, y debe, que decir que es el hombre que Córdoba espera.
Junto a él, otro que apunta alto y de qué manera, porque Marco Pérez, salmantino para más señas, también viene, o se dice, con la escoba, dispuesto a barrer toreros. Dos maneras y dos estilos. Distintos y complementarios a la vez. Las reses pertenecerán al ilustre hierro de Jandilla. A lo mínimo que colaboren, el espectáculo estará servido.
Una semana tendrá que pasar para que Los Califas abra sus puertas de nuevo. El segundo fin de semana la empresa ha centrado dos festejos con las figuras más rutilantes de los escalafones superiores. El sábado día 18 se celebrará un festejo mixto en el que estará representado lo más granado de esos escalafones. Abrirá plaza el caballero rejoneador Diego Ventura, máxima figura del toreo ecuestre y que contabiliza sus actuaciones por éxitos. Ventura tendrá como oponentes dos toros con el hierro murubeño de Los Espartales, que tanto juego suelen dar en lo que en el país vecino llaman el arte de Marialva.
Ya a pie completan la terna un Morante de la Puebla siempre esperado por la afición y espectador, que esperan que su toreo se vea inspirado por las musas para regocijo de los que se sienten en los escaños del moderno coso de Ciudad Jardín. Completará la terna el paisano Manuel Román, que cumplirá su segunda comparecencia en la feria. Segunda oportunidad para ver las evoluciones de este joven que ha traído un soplo de brisa fresca, y esperanzadora a la vez, a la Córdoba torera. Los toros a lidiar serán de la ganadería de Román Sorando y los dos utreros que estoqueará el cordobés llevarán el hierro del Parralejo.
El domingo 19 se pondrá el broche de oro. La empresa ha programado una interesante corrida. En ella se correrán toros de la ganadería de Domingo Hernández, garantía sobre el papel de éxito, que serán lidiados y muertos a estoque, a no ser que alguno se acuerde de su hermano Bondadoso, por José María Manzanares, espada siempre esperado y presente en las principales ferias taurinas; el sevillano Juan Ortega, que cautiva a la afición con un toreo ortodoxo y preñado de duende y gusto, y cerrando cartel el peruano Andrés Roca Rey, torero de fibra y que a día de hoy lleva el peso de la púrpura y con toda seguridad, el que más gente o público lleva a las plazas llamados por su nombre.
No hay que dejar en saco roto, la labor del Círculo Taurino de Córdoba, que tomó en su día el relevo del añorado Club Guerrita, y que ha organizado la tradicional becerrada de convite, que tendrá lugar el domingo 12. En el cartel se anuncian los aspirantes a futuras figuras Óscar Salcedo, Luis Montero, Martín Mendoza, Candela la Piyaya, Fernando Lovera y Miguel Ángel Rosa, quienes soñarán delante de los añojos de Monte Toro, propiedad del veterinario, y antes novillero cordobés, José Luis Villafuerte, que se presentará como ganadero en su tierra.
Este es el serial programado. Tal vez breve y con alguna ausencia, pero es lo que hay. Solo hay que esperar que el público asista, para que los que no creen en la recuperación de una plaza no tengan la excusa fácil de la falta de respuesta de los cordobeses en sus días grandes de mayo.
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