La Palma, 3: el patio de un artista

Los Patios en tiempos de crisis

Manuel Cachinero suele tener repartidas por el recinto distintas esculturas en todo tipo de metales modeladas por él mismo

El paseo fotográfico por el patio de La Palma, 3

La Palma, 3: el patio de un artista

“Este patio es muy bonito, de los más bonitos que hay en Córdoba, ha recibido muchísimos premios”, suelen comentar los cocheros que pasan con turistas por La Palma, 3. Es la respuesta automática del conductor a las miradas silenciosas que dirigen al edificio quienes ocupan la parte de atrás de los carruajes, unos carruajes que el patio echa de menos en estos tiempos de crisis por el coronavirus.

Tras unas grandes puertas retranqueadas, las miradas son atraídas por uno de los mayores tesoros de La Palma, 3: su fachada, la de un palacete barroco fechado en 1782, como revela una inscripción; el suelo del zaguán conserva las huellas de lo que fue además en su día salida y entrada de coches de caballos. Y las paredes del recinto aún conservan las anillas donde las riendas de los équidos se ataban.

En el interior de esa parte de lo que fue una casa señorial, Manuel Cachinero trabaja en el taller en el que ha convertido la zona del inmueble en la que estaban ubicadas las cuadras. Manuel -carpintero de profesión- es un artista de la escultura. Modela toreros, caballos, toros, cristos, bailarinas... al más puro estilo abstracto, dotándolos de un cuerpo de metal, obras de las que ha dado buena cuenta el patio. Los metales los trabaja casi todos; con influencias, entre otros, de Gargallo.

"Yo diría que este patio es muy particular, no tiene nada que ver con los patios populares de las casas de vecinos que hay en Córdoba; es el patio recio de un palacete", insiste.

Manuel tenía la ilusión de vivir en una casa antigua, con columnas, y por casualidad, de alguna forma lo ha conseguido; ha conseguido además la satisfacción que proporciona vivir en un lugar como este palacete, algo que para él no tiene precio. Manuel apenas si le ha realizado reformas al inmueble. De hecho, en el patio de La Palma, 3 no faltan capiteles visigodos y del siglo XVIII; un pozo con brocal árabe que es una réplica de otro califal del siglo X, pero que lleva en este recinto desde su construcción, y un abrevadero adaptado a pilón por Manuel.

De ese pozo sale el agua con el que riega la amplia variedad de vegetación con la que cuenta, mucha perteneciente a su familia. Cuando llegó a la casa ya estaba el limonero y el naranjo mandarino; luego, se fue rodeando de las plantas que había en casa de sus abuelos y de sus padres, del tipo de vegetación que conocía desde pequeño

De casa de sus abuelos, por ejemplo, a La Palma, 3 llegó un jazmín casi centenario “con un tronco impresionante” y ese limonero en el que habían injertado un mandarino; y de la de sus padres, unas celindas. Colocó también una espectacular buganvilla, que ya tiene décadas "y que es lo primero que ve quien entra en el patio, ya que está al fondo; y junto con las glicinias, las trepadoras y un rosal de pitiminí amarillo, entre otros ejemplares de sangre verde, confieren al patio un ADN vegetativo muy especial que embruja hasta convertirse en inspiración artística.

En estos tiempos de crisis destaca, entre otras plantas, "a la izquierda, la celinda, el limonero y el mandarino, mientras que en la parte derecha del patio tengo colocados un gran jazmín y el rosal de pitiminí. Y al fondo la gran buganvilla, que llama la atención nada más que acceder a este patio en el que, además, las plantas destilan un muy buen olor; la buganvilla ha obtenido hasta premio del Jardín Botánico". "Luego están los típicos geranios y gitanillas. Tengo un tipo de geranio especial en el que se fijan muchísimas visitas que el Botánico bautizó como Cachinero", añade.

Muchísimas visitas, como muchísimos son también los turistas que, montados en carruajes de caballos hacia La Magdalena, y admirados por lo que observan al paso por La Palma, 3, desconocen que, en el concurso municipal ha ganado innumerables premios, así como el galardón al mejor uso artístico del agua en 1997, 1998, 1999 y 2000. Tan sólo saben que “este patio es muy bonito, de los más bonitos que hay en Córdoba, ha recibido muchísimos premios”, como suelen comentar automáticamente los cocheros.

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