Patios de Córdoba: El top 10 de los más premiados que se pueden ver en 2024
Mayo Festivo
Todos los patios que se pueden visitar en este nuevo concurso municipal son, como los que participan cada año en el certamen, singulares y únicos, pero no todos atesoran los mismos galardones
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En el concurso municipal de Patios de Córdoba muchos recintos son los llamados y pocos los elegidos a la hora de entrar en el top 10 de los más premiados de la historia del certamen. A lo largo de la historia de concurso -123 años ya-, son muy pocos en relación todos los patios que han participado, los que han obtenido la Mención de Honor, el máximo galardón del certamen, por encima incluso de los primeros premios de cata una de las categorías -Arquitectura Antigua, Arquitectura Moderna y Patios Singulares-.
Según estipulan las bases del certamen, "el jurado podrá otorgar la llamada Mención de Honor, dotada con 4.000 euros, al patio que en la modalidad de Arquitectura Antigua o en la de Arquitectura Moderna resalte por alguno de los siguientes criterios: Su trayectoria en la consecución de premios, la idiosincrasia en la transmisión de los valores considerados por la Unesco para otorgar a la Fiesta de los Patios la declaración de Bien Intangible Cultural o el elevado nivel de calidad continuado.
San Juan de Palomares, 11 (San Lorenzo)
San Juan de Palomares, 11 -ubicado en la Ruta de San Lorenzo- ha cosechado, entre otros, cuatro menciones de honor y 12 primeros premios, seis segundos y cuatro terceros.
San Juan de Palomares, 11 tiene todos los elementos del clásico patio cordobés: el suelo de chinos, las tejas de los voladizos, la tradicional escalera, un lavadero con pila árabe y un viejo pozo con brocal de piedra. Sus paredes suelen estar adornadas, sobre todo, por geranios, gitanillas, lirios, claveles, espinas del señor... un verdadero jardín botánico diseñado por la Asociación de Patios y Rejas de Córdoba Claveles y Gitanillas, de la que es sede.
Cuando se celebró la segunda edición del certamen de patios en 1933, San Juan de Palomares 11 ya participó. Este patio es uno de los más premiados en la historia del certamen –ha obtenido más de 40 reconocimientos–. En su origen fue una casa de vecinos que fue remodelada y cuyas habitaciones están estructuradas en torno al patio.
Marroquíes, 6 (Santa Marina)
Entre sus reconocimientos más importantes, Marroquíes, 6 ha obtenido una mención de honor, ocho primeros premios, cinco segundos premios -el último el año pasado- y un tercero.
Marroquíes, 6 es el palacio popular de las flores, el más premiado recinto de arquitectura antigua de la última época del concurso. Es un minibarrio distribuido en siete callejones laberínticos con una amplia variedad floral en los que están repartidas sus viviendas y talleres artesanales. Vías que diseñó ya hace más de un siglo Enrique García Sanz como casa de vecinos en la que llegaron a convivir 23 familias y que se comunican entre sí dejando al descubierto dependencias en las que se hacía vida en común, como cocinas o cuartos de lavar de pilas.
Marroquíes, 6 es un trozo de la Córdoba más clásica de principios del siglo XX que ha sabido mantenerse vivo en la ciudad gracias a que su embrujo cautiva a quien contempla sus estrechas callejuelas de bolos perdidas entre un mar de flores, entre las que destacan sus espectaculares buganvillas.
Pastora, 2 (San Lorenzo)
Pastora, 2 cosechó el pasado año la Mención de Honor. Entre sus galardones más importantes también figuran seis primeros premios.
El patio de Pastora, 2, cuyo propietario es Rafael Barón, actual ganador del concurso con la Mención de Honor, pertenece a una casa erigida siguiendo el estilo de la arquitectura más tradicional cordobesa, casa en la que llegaron a vivir hasta diez familias.
El patio, al que se accede a través de un amplio zaguán con forma rectangular, tiene tres tipos de suelo: con losas de mármol, el enchinado cordobés y losas de barro cocido. Dispone de gran cantidad de macetas y arriates que lo pueblan, destacando tres grandes árboles en el centro, que según Rafael Barón, simbolizan las tres culturas cordobesas: laurel (romana), naranjo (árabe) y olivo (judía). A mano derecha nos encontramos una capilla privada dedicada a Nuestra Señora de la Salud, en cuyo interior hay una imagen de la titular así como un Cristo atado a la columna, ambos del escultor Paco Romero.
En un rincón del patio también podemos encontrar un pozo de origen árabe, con un brocal del siglo XI y destaca un relieve de origen visigodo. Rafael defiende que uno de los secretos de su patio son sus macetas de copa, “un tipo de maceta muy antiguo que hemos recuperado gracias a los alfareros de La Rambla”.
Martín de Roa, 9 (Alcázar Viejo)
Entre los galardones más importantes cosechados por Martín de Roa, 9 figuran cinco primeros premios, cinco segundos y cuatro terceros.
Unos infinitos finitos muros acunan orgullosos a centenares y centenares de tiestos rojos donde gitanillas y geranios respiran risueños como si la existencia en Martín de Roa, 9 discurriera encarnada en granaínas, fandangos, alegrías, saetas o serranas de la inmortal cantaora cordobesa María La Talegona.
Se trata de uno de los más emblemáticos patios del concurso, que siempre irá asociado a Juan Rodríguez El Langosta, a quien no le importaba invertir todo el dinero que tenía en prepararlo para el certamen, un recinto en el que no suelen faltar pericones en su memoria. Con suelo de enchinado típico cordobés, forma parte de una casa de vecinos con elementos arquitectónicos que atesoran siglos de historia y que datan incluso de la época musulmana.
Se caracteriza por la irregularidad de sus tapias y sus elevadísimos muros –los más altos del concurso–. Se echa de menos al matrimonio compuesto por Manuel Verdejo e Isabel Rodríguez, que ahora contemplan su patio desde el Cielo.
San Basilio, 44 (Alcázar Viejo)
San Basilio 44 ha obtenido entre sus reconocimientos más importantes, siete menciones de honor, cuatro primeros premios, tres segundos y un tercero.
Son muchos los turistas que buscan a lo largo de todo el año el Córdoba el llamado Patio de la Escalera, San Basilio, 44, que pertenece a una casa que data de los siglos XV-XVI y que es la sede de la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses, colectivo que la ha convertido en todo un museo después de recuperarla en la pasada década de los 70.
En ella llegaron a residir hasta 13 familias que compartían un patio en el que es seña de identidad esa singular escalera centrada, encalada y con pasamanos de madera por la que se accede a la planta superior y en la que hasta se han fotografiado los Reyes Felipe VI y Letizia.
El recinto –el más premiado en el concurso en la década de los 60– conserva su suelo original de guijo de río y en él destaca también su antiguo pozo y sus lavaderos comunitarios, además de una diversidad floral envidiable. En cuanto a su ornamentación, Teo Rueda crea un exorno en el que juega con las plantas, las masas de colores y la disposición de las macetas, para crear belleza y a la vez acercarse a la más pura tradición.
Tinte, 9 (Santiago)
El patio de Tinte, 9 ha cosechado entre sus galardones más importantes una mención de honor, tres primeros premios, dos segundos y seis terceros.
Tinte, 9 es el patio ganador de las dos últimas ediciones del concurso en Arquitectura antigua. Este patio pertenece a una casa de 1680 que cuida con mucho mimo Ana Muñoz Fimia. En él destaca el arco ubicado al lado de la puerta de entrada tapado por plantas trepadoras, así como un vetusto limonero de más de un siglo de antigüedad que también da naranjas.
Una de sus peculiaridades es su medio escondido pozo de tradición árabe y su suelo de losa de barro cocido. Todo ello en un escenario en el que predomina el geranio y la gitanilla y en el que resalta el color azul de las macetas heredado de aquellos tiempos en los que, “cerca de la Mezquita”, Ani –como la llaman desde muy pequeña– ayudaba a su abuela a pintar tiestos y latas con el “azulillo de entonces”. A Ani su abuela le decía que había nacido “con el don del dedo verde; todo lo que plantas, crece”. Y qué verdad llevaba. De ello dan fe la colección de micromacetas en vasos de yogur, dedales, conchas de caracol... que pueblan el recinto y que Ana riega con una jeringuilla.
Parras, 6 (San Agustín)
Parras, 6 ha logrado entre sus premios más importantes una mención de honor, tres primeros premios, cinco segundos y seis terceros.
El mundo de los Patios de Córdoba perdió hace unos meses a una de sus grandes señoras, Rosario (Chari) Cantillo, pero su espíritu continúa muy vivo en su patio de Parras, 6, un patio vestido con una abundante y muy peculiar flora de tonos verdosos gracias a los cuidados diarios, antes de Chari, y ahora de sus hijos Rafael y Javier Lucena.
Parras, 6 parece una casa-museo que arquitectónicamente data de aproximadamente 1530 y que antes que casa de vecinos fue parte de un cuartel, un hospital y un convento. Por ello cada muro de la casa, tras siglos de sufrir anexiones y segregaciones, es de una centuria distinta.
El patio de esta vivienda en la que nació el universal poeta Premio Príncipe de Asturias Pablo García Baena destila mucha tradición entre sus pilares, arcos de ladrillo visto y unas galerías de madera que lo diferencian. En él, son muy característicos su singular pozo metálico, su suelo de cantos de río, una enorme esparraguera –premiada por el Real Jardín Botánico de Córdoba–, y su veterano limonero.
Martín de Roa, 7 (Alcázar Viejo)
Entre sus reconocimientos más importantes, Martín de Roa, 7 ha obtenido una mención de honor, tres primeros premios, tres segundos y un tercero.
El gran secreto de Martín de Roa, 7, según Rosa María Collado, su cuidadora junto a su padre, Juan Collado, reside en el que los tiestos no los pintan, “les damos con aceite usado y lucen muy bonitos con sus flores”. Martín de Roa, 7 es una casa de vecinos con reminiscencias del siglo XVII.
La característica arquitectónica que lo diferencia del resto de patios es su conjunto de pozo –de época medieval– y lavaderos al aire libre, de variedad floral, de elementos constitutivos y de tejados a distinto nivel, aunque sus vecinos insisten en que el secreto de su belleza consiste en tener de todo un poco en lo que a vegetación se refiere.
Juan Collado ha pasado el testigo a su hija Rosa, que es pura energía, “una energía que se necesita para regar y cuidar las aproximadamente 750 macetas” que hay en el recinto “una vez cada cuatro días en primavera y a diario en verano”. Rosa destaca entre las plantas la buganvilla, que se plantó el 30 de abril de 2014, cuando nació su hija Rosa María.
Maese Luis, 22 (San Francisco)
Maese Luis, 22 ha cosechado entre sus reconocimientos más importantes una mención de honor, dos primeros premios y tres terceros.
Luisa García abrió al mundo su ya clásico patio de Maese Luis, 22 después de que fuera una de las impulsoras, junto con otros compañeros artesanos y vecinos, del clásico entre los clásicos Marroquíes,6. La primera escritura de Maese Luis, 22 data de 1803, aunque la antigüedad de esta casa es de 1700.
Ahora es una vivienda unifamiliar en la que Luisa tiene su taller de cerámica artística. Como artístico es el diseño que cada año presenta el patio en lo que a la decoración y ornamentación se refiere, algo que prepara con muchos meses de antelación y que para ella es un puro ejercicio de ingeniería. Nunca sabes la maravilla que te vas a encontrar en este recinto de balcones y rejas cordobesas, pozo medieval y brocal de hierro forjado, pavimento de baldosas hidráulicas del siglo XIX...
En él destacan, sobre todo, dos grandes y premiados –por el Real Jardín Botánico de Córdoba– limoneros en espaldera, sin olvidar la infinidad de gitanillas que suelen poblar el torreón que corona un patio de obligatoria visita.
Postrera, 28
Postrera, 28 ha obtenido entre sus galardones más importantes dos primeros premios, seis segundos y un tercero.
Cuenta Rafael Córdoba que “esta joya en estuche pequeño” que es su patio de Postrera, 28 pertenece a una casa que data del siglo XVI y que mantiene, en gran medida, su aspecto original. En el recinto, en el que llegaron a vivir tres familias, y en el que todo es tan mini como precioso”, se pueden encontrar, junto a numerosos cachivaches antiguos, un tradicional y bello pozo medianero con elementos romanos y árabes, una pila lavadero y una escalera “coquetísima”.
El abuelo de Rafael compró el inmueble y él, tras tomar el relevo de sus tíos, va poco a poco recuperando elementos antiguos y perdidos a lo largo del siglo XX, como el pavimento de bolos de río. Muchas de sus plantas han sido añejas, cuidadas con especial cariño, primero por su tía Adoración, Dori, y heredadas por su sobrino. En sus macetas de color añil, hay muchísima presencia de especies tradicionales, entre los que destacan los geranios y las gitanillas, además de buganvillas y una dama de noche “escandalosa”, defiende.
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