Cuenta la historia que esta zona –enclavada en pleno Casco Histórico- fue construida para albergar a los sirvientes del Alcázar de los Reyes Cristianos y que estuvo amurallada hasta mediados del pasado siglo. Sus calles se formaron rectas y con un trazado octogonal, lo que hace a esta parte de Córdoba distinta al resto de la ciudad. Se trata de unos de los barrios de mayor variedad floral en lo que a los patios se refiere y la más concurrida durante el concurso municipal. Es una zona muy hospitalaria e idónea para acompañar la visita a sus patios con un recorrido turístico que, entrando por la Puerta de Sevilla, haría escala en el propio Alcázar de los Reyes Cristianos, en las Caballerizas Reales o a la iglesia de San Basilio, donde las cigüeñas anidan durante todo el año. Es un barrio en el que sus patios están abiertos todo el año.
En la ornamentación de los recintos destacan el naranjo amargo, la palmera datilera, el palmito, la parra virgen, pensamientos, petunias, begonias, pendientes de la reina, cintas, rosales, helechos, geranios, romero, pilistras, esparragueras, gitanillas, alegrías, hiedra, espina de Cristo, jazmín, pacífico, cala, cheflera, dama de noche, paragüitas, bungavillas, clivias, cualantrillas e hiedra fina.