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Mikel Lejarza
Toulouse
Ruta Patios Santa Marina - San Agustín
La Ruta de Santa Marina-San Agustín suele ser una de las más visitadas edición tras edición de la Fiesta de los Patios. El primer día de la cita por excelencia del Mayo Festivo cordobés, antes de que los recintos abran, largas colas empiezan a formarse a las puertas de Marroquíes, 6, para ver ese minibarrio ubicado dentro del barrio de los toreros, uno de los patios más laureados del certamen.
También son muchas las personas que esperan a las puertas de Chaparro, 3, recinto que pertenece a una casa construida en 1988 en la que seis familias mantienen vivo el espíritu de toda la vida de los patios cordobeses. Allí, Toñi León recibe a los visitantes. En Chaparro 3 han mejorado este año la accesibilidad con la construcción de una rampa en el zaguán. Y como cada edición de la Fiesta, Chaparro, 3 recibe a sus visitantes con un homenaje. Si hace años, se lo dedicaron, por ejemplo, al Quijote o al flamenco y a distintos patrimonios de la Humanidad, "en esta ocasión el homenaje es a nuestro propio patio, ya que se cumple el décimo aniversario de nuestra participación en el concurso municipal", insiste Toñi. Por ello, tienen colocada una gran mesa en el recinto que deja constancia de ello y sobre la que descansa un libro que recoge el catálogo de plantas del recinto. "Unas 200 pueden podemos tener catalogadas", sentencia.
María de los Ángeles Arquero es una de las más de 20 personas que conviven en Marroquíes, 6 -tiene 23 viviendas de las que hay habitadas 16 entre casas familiares y talleres-. "Cada vecino se hace cargo del arreglo para el concurso de su fachada y de las calles del entorno en el que está su vivienda", explica. Ella, que regenta en el patio un taller de jabones florales artesanales, ha colocado en el recinto plantas tan singulares como unas bacopas, "son unas plantas medicinales", detalla, "pero es muy rica la variedad floral de este patio en el que llegas a hacer un viaje espacio-temporal al pasearte por sus calles", señala respecto al que es uno de los recintos más premiados del concurso. Defiende título en la categoría de arquitectura antigua. "El premio al final se nos va en reinvertir en el propio patio. El año que recibimos 4.000 euros de premio nos gastamos 3.000 en pintar todo el recinto y los 1.000 restantes en flores, abonos, tierra...", insiste.
"It,s beautiful" [es hermoso] le comenta un turista sajón a Francisca Serrano sobre su patio, el de Tafures, 2, un patio ubicado a la espalda de la iglesia de Santa Marina y que vuelve al concurso tras tres años sin participar. "Tres años en el que las plantas han crecido y han trepado hasta la ventana", comenta. Francisca cuenta que el recinto, el más pequeño de los que se pueden visitar en el certamen, "conserva toda la esencia de lo que es un patio cordobés, con su suelo enchinado, sus rejas sobrias y sus persianas de esparto; y para su decoración hemos utilizado elementos que vienen de casas rurales, de Carcabuey, por ejemplo, de donde era mi padre", apunta. De transportar al visitante a ese entorno rural también se encargan otros elementos como las tradicionales cuartillas, los no menos tradicionales celemines, una mesa de matanza y aperos de labranza. Todo ello en un recinto en el que además hay material del universal escultor cordobés Mateo Inurria y en el que al visitante le gusta fotografiar su fuente de mármol blanco de inspiración mozárabe.
"¿Usted es la artista? Este patio es una belleza, enhorabuena". Le comenta una visitante a Juana Romero. Su patio, el de Zarco, 15, el que está situado sobre el sótano cochera de la casa, sigue siendo una explosión de color para quienes lo visitan. Este año, Juana ha sustituido por una tinaja repleta de flores la mesa que tenía ubicada en el medio de un recinto que rodean ocho arcos ingleses de ladrillo visto. "Todo lo que tengo, en el patio, aparte de una macetilla que otra, está criado aquí", comenta Juana a la visitante, que se interesa por un rosal de varios colores "que tiene unos cinco años por lo menos", y por alguna otra planta que componen Zarco, 15, "y que seguramente la habrá visto en el Palacio de Viana", relata.
Santiago Hernández ha recuperado este año en su patio de Zarco, 13 variedades antiguas de azucenas y gitanillas, así como unos claveles reventones traídos de Almodóvar del Río y tiestos del Patio del Caliche, el del número 12 de la calle Montero. "Para la decoración del patio me he inspirado este año en fotos de los patios clásicos de Badanas, 15 y Humosa, 7", comenta Santiago sobre un recinto que, como el de Tafures, 2 demuestra que lo pequeño es hermoso.
Como hermoso es también el Patio de las Beatillas -el de Ocaña, 19-, "en el que se da una simbiosis de una casa-patio con una editorial", la editorial Utopía, destaca su propietario, Ricardo González Mestre. "Hay realizada una intervención artística en el naranjo del patio con libros, el fruto del naranjo en esta casa-patio editorial son los libros. Queremos hacer un llamamiento a la lectura", añade. Una invitación que comienza desde el mismo zaguán, donde Ricardo va a repartir "unos 5.000 libros entre quienes nos visiten, ponemos todo nuestro fondo editorial a disposición del visitante", apunta. Un catálogo que se puede contemplar expuesto en una de las dependencias de la casa-patio.
El patio de Parras, 5 fue el que obtuvo el máximo reconocimiento del jurado el pasado año en arquitectura moderna. Uno de sus secretos "es que procuramos no repetir las mismas plantas en el mismo sitio" en un recinto en el que reina una gran costilla de Adán "que tiene 35 años, la misma edad de la casa", comenta María Isabel Navajas. "Este patio está muy trabajado y a la gente le llama la atención, aparte del colorido, que no se ve ni un tiesto porque las plantas están criadas, no son de última hora, aunque sean de temporada", insiste. "Otra de las cosas que más le llama la atención es la combinación de colores que tiene el patio, sin que desentonen unos con otros, eso es lo que me suelen comentar, además de la limpieza, ya que no se ve ni una hoja seca ni una flor marchita, algo que también le llama mucho la atención a la gente", relata.
En el patio de Parras, 8 cuelga una página de periódico enmarcada con un artículo dedicado A la memoria de Juan Aznar. "Yo quiero que siempre esté presente; este patio se abrió gracias a él y siempre va a estar mantenido en su memoria, la de mi padre. Sé que después de la muerte hay algo, por eso, donde quiera que esté, que disfrute de su patio abierto", relata Milagros Aznar. "Es un patio con sentimiento, que transmite algo que no se puede explicar, tal y como me dice la gente cuando lo visita ", añade. "También me insisten en que les gusta de él su explosión de color, que no parece una floristería, sino que está decorado a base de maceteo, como toda la vida se ha hecho, con mucha variedad de plantas, como gitanillas y geranios de distintos colores, también con ciclamen, claveles, rododendros...muchas plantas que no las hay en otros patios", apunta. Entre esas muchas plantas destaca "el abuelo, como le llamamos al geranio de doble hoja rizada que plantó mi padre, y el laurel, que es el alma de este patio".
El de Parras, 6 fue el patio que el pasado año obtuvo el máximo galardón en el concurso, el de la mención de honor, algo de lo que da buena cuenta un azulejo que Rosario Cantillo ha colocado en el recinto. "La gente me dice que este patio tiene duende", destaca Rosario sobre ese recinto en el que reina un hermoso limonero entre plantas muy verdes y que pertenece a una casa que data de 1579, en la que nació el universal poeta Pablo García Baena.
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