En mayo, Cabra se llena de flores, un mes que comienza con fiestas en los barrios de la localidad, una de las más destacadas es la de la Cruz del barrio del Cerro, mientras que el barrio de la Villa celebra su Feria Medieval. Durante todo un fin de semana se sucederán actividades y visitas al castillo de los Condes de Cabra y no faltan pasacalles, mercadillo o juegos populares. También mayo es una oportunidad única para visitar el municipio con motivo del concurso provincial de Patios, Rincones y Rejas, en el que suelen participar los rincones típicos de la plaza Juan Soca s/n, la plaza de Santa María la Mayor, la calle Toledano y Cervantes, 1 (Círculo de la Amistad); y el patio de la calle Mayor s/n (Oficina de Turismo). Nada mejor que completar esa visita con una vuelta por lugares como el Museo Arqueológico Municipal, el Museo Aguilar y Eslava, el mausoleo de la vizcondesa de Térmens, las Murallas o las iglesias de la Asunción y Ángeles y San Juan Bautista.
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Mayo en Cabra también es sinónimo de las Fiestas de la Cruz en el popular barrio del Cerro, que surgen de las celebraciones de la Fiesta de la Santa Cruz que organizaba y celebraba la Cofradía de la Vera Cruz en torno al día 3 de mayo.
Quizá el elemento más característico y singular es la tradición de las Santacruces que los más pequeños sacan, dispuestas en una parihuela de madera que suelen llevar cuatro o seis niños y niñas, sobre la que se erige una cruz, adornada con flores y con alguna estampa de imágenes egabrenses. La tradición manda que sean pétalos de rosa y celindas formando un arco, las flores más utilizadas. Las Santacruces salen a las calles unos días antes del 3 de mayo y los niños piden ‘una limosnita para la Santa Cruz’, cantando una coplilla popular. El día 3 se efectúa una concentración en la Plaza Vieja que termina junto a la Iglesia del cerro y en la que, tras distribuir tortas y chocolate, se entregan los premios del concurso. En los últimos años se han incorporado al desfile pequeños pasos, a modo de ‘Semana Santa chiquita’, en la que los pequeños se inician en las lides cofrades, tan arraigadas en la ciudad.
