Céspedes, 10 hunde sus raíces arquitectónicas en 1768 y tiene una invitada permanente de lujo, la torre de la Mezquita-Catedral, que adorna el cielo de este patio. En el recinto destacan, entre otros elementos, su suelo ajedrezado y un pilón decorado con azulejos y galerías formadas por dos pórticos arqueados de distinto tamaño, con ladrillo visto.

A través del patio se accede a un sótano que atesora una pila árabe de lavar, un pozo, un aljibe, una cocina y un pilón. No falta un mosaico de San Rafael custodiando un patio que, en principio, “no era de fuente, sino de pilón”, insiste Rosario, hasta que un día Pepe decidió regalar a sus hermanos una fuente de dos platos, con motivos labrados.

En cuanto a su ornamentación, cuenta con más de 200 macetas con 80 especies distintas repartidas en un recinto en el que no faltan motivos muy cordobeses acompañando a objetos antiguos y cerámica artesanal.  La casa sigue siendo el lugar de reunión de la familia Torrealba.