Álvaro Romero
Socimis
Curiosidades
Quizá el caballo que vas a continuación sea realmente el más pequeño del mundo ya que tan solo mide 45 centímetros de altura y es casi del mismo tamaño que un perro de raza pequeña.
Su historia es conmovedora ya que estuvo a punto de morir debido a su tamaño. Una mujer que trabaja con caballos en miniatura para terapia recibió una llamada por teléfono en la que le decían que una yegua había tenido un caballo en miniatura y era tan pequeño que ni siquiera alcanzaba las ubres de su madre para poder alimentarse.
Cuando vieron el curioso tamaño del animal decidieron llamar al veterinario para que lo chequearan y no obtuvieron buenas noticias: "sus patas están torcidas y no puede alimentarse. La mejor decisión es dormirlo". Por ese motivo, la dueña del caballo llamó a @Faithfulminis y le dijo que si quería al pequeño caballo, tendría que ir en dos días.
Ella no lo dudó dos veces y cogió su coche para recorrerse el país y rescatarlo. Cuando llegaron a la habitación de hotel lo limpió y se quedó dormido en una camita improvisada. Así lo recordaba en su último vídeo de Tik Tok.
Desde el primer momento que llegó a su nuevo hogar el caballo solo quería comer, por lo que demostró que tenía muchas ganas de vivir.
Le pusieron "Pea" de nombre y tenía nuevos amigos, entre ellos varios perros de la raza bulldog francés que tenían casi el mismo tamaño que él: "Oh Dios mío, es el caballo más pequeño del mundo" dice la mujer que lo rescató.
Poco a poco se fue recuperando y hasta le hicieron unos zapatos especiales para que pudiera andar sin resbalarse.
Lo sacaban todos los días a pasear en el patio trasero junto a los bulldogs y tal y como cuenta ella misma en las redes sociales "estoy segura que piensa que es un perro".
Cuando Adam (el marido) se va a trabajar, Pea le persigue a cada paso y tiene que volver a meterlo en casa. Cuando se vieron por primera vez fue amor a primera vista y lo definen como "una combinación entre un angelito y un diablito".
Coge cualquier cosa como si fuera un cachorro y la esparce de un sitio a otro por la casa, ya sea una zapatilla u otro objeto. En las redes consideran que es "uno entre un millón" pero sus dueños piensan que es "único en la vida". Es una familia loca pero "no la cambiaría por nada".
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