Pilar Cernuda
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Brexit
Londres/El Parlamento británico aprobó una enmienda que obliga al Gobierno a presentar un plan B del Brexit en tres días, si el acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea es rechazado el próximo martes 15 de enero.
La Cámara de los Comunes votó, por 308 votos a favor y 297 en contra, la enmienda presentada por el diputado conservador Dominic Grieve, que recorta 18 días el tiempo de reacción del Ejecutivo de la primera ministra, Theresa May, si su pacto no pasa el trámite parlamentario la próxima semana.
La aceptación de la iniciativa por parte del presidente de la cámara, John Bercow, causó gran enfado entre diputados conservadores, que alegaron que no se conocen precedentes sobre enmiendas a la agenda parlamentaria propuesta por el Gobierno.
En virtud de la ley británica de salida de la UE, y en el caso de perder la votación del martes, May contaba con 21 días para hacer una declaración sobre sus futuras intenciones y someterla a la aprobación de la cámara en los siguientes 7 días hábiles. Sin embargo, por un margen de 11 votos, los parlamentarios acordaron acelerar ese proceso y obligar a la premier a presentar esos planes alternativos en los siguientes tres días hábiles posteriores a la votación, es decir, antes del próximo 21 de enero.
La votación de la enmienda se produjo escasos momentos antes de que el ministro del Brexit, Steve Barclay, iniciara los cinco días de debate sobre el acuerdo de salida de la UE pactado por May con Bruselas. Durante las próximas jornadas los diputados deliberarán sobre el texto acordado el pasado 25 de noviembre entre Londres y Bruselas y que ha causado gran controversia en el Reino Unido.
Tanto es así, que la primera ministra decidió cancelar su votación, prevista para el pasado 11 de diciembre en la Cámara de los Comunes, ante la perspectiva de una humillante derrota. Finalmente, la decisión final se adoptará el próximo martes, más de un mes después de esa fecha inicial, un tiempo en el que el Gobierno ha tratado de conseguir garantías adicionales al tratado que convenzan a los diputados para apoyarlo.
El ministro británico para el Brexit, Stephen Barclay, defendió el pacto con la UE como la mejor vía para otorgar "certidumbre" a las empresas y los ciudadanos. "Continuamos pensando que este es el mejor acuerdo para cumplir con el resultado del referéndum y otorgar certidumbre a nuestras empresas y ciudadanos, así como para nuestra seguridad", argumentó Barclay.
Diversas facciones del Partido Conservador y de sus socios norirlandeses del Partido Democrático Unionista (DUP), así como los grupos de la oposición, rechazan el texto.
El portavoz para el Brexit del DUP, Samy Wilson, sostuvo que el pacto "pone en riesgo el delicado equilibrio" que permitió la firma del acuerdo de paz para Irlanda del Norte, en 1998. Para Wilson, los términos de salida acordados, que incluyen un mecanismo de salvaguarda para evitar una aduana entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, podrían "separar a la fuerza" a la región británica del resto del Reino Unido.
El diputado conservador Jo Johnson, favorable a un segundo referéndum sobre el Brexit, criticó asimismo el acuerdo y sostuvo que el Gobierno se ha basado en "fantasías". "No existe ninguna opción de cerrar un nuevo acuerdo comercial con la Unión Europea antes de 2020 y hay muy pocas posibilidades de lograrlo antes de 2022. Una perspectiva mucho más realista sería que podamos hacerlo a mediados de la década de los 20", sostuvo Johnson.
También entre los críticos, el laborista Chuka Umunna esgrimió que los "problemas" del pacto van más allá del mecanismo de salvaguarda para Irlanda del Norte, que mantendrá al Reino Unido integrado en ciertas estructuras comunitarias mientras no se alcance un nuevo tratado comercial entre Londres y Bruselas. "Este acuerdo ciertamente tampoco va a ayudar al sector servicios en este país, que representa al 80% de nuestra economía", sostuvo Umunna.
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