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El presidente de Bolivia, Evo Morales, llegó finalmente a su país, en medio de una grave crisis diplomática entre Europa y Latinoamérica, después de que Francia, Italia y Portugal negaran el sobrevuelo y aterrizaje a su avión por sospechas de que trasladara a Edward Snowden.
Con gesto agotado y emocionado, el rostro del mandatario quedó de inmediato oculto por la cantidad de collares de flores y bufandas artesanales que le fueron colgando las personas que le aguardaban en el aeropuerto altiplánico, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Morales fue recibido a pie de escalerilla por su vicepresidente, Alvaro García Linera, y por el jefe del Estado Mayor, Edwin de la Fuente.
Tras saludar a sus ministros, a las presidentas de la Cámara de Diputados y el Senado, y a representantes de movimientos sociales y sindicales, el presidente, recibido con honores militares, pasó revista a las tropas y después se subió a una tarima para escuchar el himno nacional. También acudieron al abarrotado aeropuerto algunos embajadores, entre ellos los de Argentina, Cuba y Venezuela.
"Esta lucha no es por el Evo, es por los pueblos", dijo el mandatario en una breve intervención antes de dejar las instalaciones. Consideró que lo sucedido en Europa fue "una abierta provocación al continente" y aseguró: "nunca nos van a asustar porque somos un pueblo que tiene dignidad y soberanía". "He visto de cerca cómo algunas potencias se unen para seguir planificando políticas que sólo matan de hambre, que sólo hacen guerras, que sólo piensan en ellos" mismos, espetó. Morales se enorgulleció de la unidad mostrada por los bolivianos y de la "reacción inmediata" de los gobiernos latinoamericanos ante lo que calificó como "intentos de amedrentamiento del imperio", en alusión a Estados Unidos, país al que Bolivia culpa en último término de lo sucedido.
Cientos de bolivianos abarrotaron esta fría noche el aeropuerto de El Alto, donde la policía tuvo que impedir la entrada a más personas ya que se trata de un aeródromo de pequeñas dimensiones. También el aparcamiento estaba lleno de personas, muchas de ellas aimaras como el presidente, que gritaban "Evo, Evo" y en algunos casos incluso realizaban rituales para pedir por su salud. Abajo, en la ciudad de La Paz, otros cientos se concentraron en la céntrica Plaza Murillo, sede de los órganos de Gobierno, donde se esperaba que se celebrara un acto de bienvenida, aunque finalmente Morales optó por marcharse directamente a descansar.
Un representante de la Cancillería explicó al canal estatal que el presidente viajará mañana temprano a la ciudad central de Cochabamba. Allí se espera la llegada a lo largo del día de varios jefes de Estado latinoamericanos, que se reunirán durante la tarde para analizar lo ocurrido y para arropar a su colega boliviano, al que desde ayer han enviado mensajes de apoyo.
Entre los mandatarios que han confirmado su asistencia figuran los presidentes de Uruguay, José Mujica; Argentina, Cristina Fernández; y Ecuador, Rafael Correa, quien fue el promotor de este encuentro. También se ha hablado de la posible presencia de los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Perú, Ollanta Humala, si bien sus respectivas cancillerías aún no lo han confirmado.
Lo sucedido ayer en Europa ha desatado una crisis diplomática sin precedentes entre Europa y América Latina, y provocado airadas protestas de prácticamente todos los países de la región. El avión de Morales tuvo que aterrizar de emergencia en Viena, donde permaneció varado 13 horas, lo que el Gobierno del país andino llegó a calificar como un "secuestro del imperialismo" Finalmente el presidente pudo abandonar Viena con un plan de viaje que incluyó escalas técnicas para repostar en las Islas Canarias y en la ciudad brasileña de Fortaleza, desde donde voló a La Paz.
El gabinete de ministros boliviano permaneció en vigilia durante toda la crisis y anunció que la Cancillería llamará a los embajadores de Francia e Italia en La Paz, así como al cónsul de Portugal, para que ofrezcan explicaciones por lo sucedido.
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