Francia se suma a Italia y Reino Unido y envía asesores militares a los rebeldes
Libia
A pesar de esta media, el Gobierno galo mantiene su postura contraria al despliegue de fuerzas terrestres en el país norteafricano.
París/El presidente francés, Nicolas Sarkozy, el primero que reconoció al Consejo Nacional de Transición libio (CNT), reiteró su respaldo a la rebelión contra Muamar el Gadafi, aunque por el momento solo se limitó a prometer el envío de asesores militares y a intensificar los bombardeos.
Sarkozy recibió por primera vez en el Elíseo al presidente del CNT, Mustafa Abdelyalil, quien le expresó la urgencia humanitaria que se vive en las zonas controladas por los opositores, en particular en Misrata, blanco de los bombardeos de las tropas leales al líder libio.
Esta situación precisa de la ayuda occidental, pero por el momento ésta no será en forma de intervención armada, como habían solicitado algunos líderes rebeldes de esa ciudad.
Como ya hicieron Londres y Roma, París enviará un cierto número de oficiales de enlace para formar a la resistencia y organizar las labores de protección de la población atacada por Gadafi.
En ningún caso se trata, afirmó el Gobierno francés, de preparar un desembarco de tropas, una opción que Francia rechaza de plano.
Tampoco los rebeldes se lo pidieron, por el momento, a Sarkozy, a quien sí reclamaron que se intensifique la protección de la población, en forma de bombardeos más importantes, y de ayuda humanitaria para afrontar una situación de "emergencia".
Porque la situación que vive la tercera ciudad del país precisa de respuestas urgentes, como la formación de una tropa que defienda a la población civil, según afirmó el responsable de relaciones internacionales del CNT, Ali al-Issaui.
Al-Issaui describió un "drama humanitario" en Misrata, blanco de la ira de Gadafi que prometió borrarla del mapa.
Los misiles y armas pesadas del régimen están provocando muchas bajas entre los civiles en el oeste del país, denunció.
El CNT calcula que hay 10.000 muertos, 30.000 heridos, 7.000 de ellos graves, 15.000 refugiados en territorio tunecino y 20.000 desaparecidos.
Por ahora, afirmó, los sublevados se conforman con que se cumpla la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que consagra la protección de los civiles, pero afirmó que "si la situación perdura", habrá que explorar otras vías.
"Si la resolución 1973 estuviera de verdad en marcha y la población civil protegida, no habría necesidad de fuerzas, el pueblo libio puede defenderse", afirmó.
"Pero no es el caso, hay que actuar, los bombardeos no bastarán. Protejan a los civiles o ármenles para que puedan defenderse", agregó el representante de los rebeldes libios ante la prensa.
En este sentido, Abdelyalil reveló en declaraciones a la cadena "France 24" que han tenido acceso a algunas armas, compradas o proporcionadas por países "amigos", que no quiso nombrar.
Esas armas son "insuficientes", afirmó el líder del CNT, quien consideró que mejor armados los rebeldes avanzarían más deprisa para expulsar a Gadafi del poder.
De no recibir más armas, los sublevados no descartan "cualquier opción" para proteger a los civiles, incluida la llegada de tropas extranjeras, en un primer momento, de "países árabes amigos", sin citar ninguno en concreto, afirmó el responsable de relaciones internacionales del CNT.
Pero antes, Al-Issaui considera que es posible que "el pueblo libio se defienda" por sí mismo, para lo que necesita armas y formación, dos reclamaciones que reiteró en varias ocasiones.
La llegada de oficiales franceses, británicos e italianos va en esa dirección, la de formar a una milicia que se ha visto obligada a transformar su movimiento de protesta en fuerza armada y que precisa del consejo de expertos, según Al-Issaui.
En paralelo, la situación precisa de una intervención humanitaria que los líderes del CNT reclamaron en París.
París aseguró que esta misma semana puede aprobarse una misión humanitaria con destino a Misrata, ante la urgencia que vive la ciudad rebelde.
En ese contexto, la oposición mantuvo su postura de cara al régimen, que pasa por el rechazo a cualquier solución política que no implique la salida de Gadafi y de su familia del poder y a cualquier escenario que conduzca a la división del país.
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