Las dos orillas
José Joaquín León
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Por segunda vez en menos de 24 horas, el líder libio Muamar el Gadafi ha usado un lenguaje amenazador frente a las fuerzas aliadas, prometiendo "una guerra de larga duración" y anunciando que los depósitos de armas están a partir de ahora abiertos a sus partidarios para "defender Libia y proteger su petróleo".
El sábado, poco después del comienzo de los ataques aliados contra seis ciudades libias, Gadafi amenazó con una respuesta militar contra objetivos civiles en el Mediterráneo y este domingo, en un nuevo mensaje de audio, aconsejó a Occidente no "alegrarse" de una eventual victoria pues les dijo "vais a morir, nosotros vamos a vencer".
Intentando tocar, de una parte la fibra nacionalista de los libios y de otra apelando a la sensibilidad relacionada con la religión, Gadafi ha considerado que la intervención de los occidentales tiene trazas de "colonialismo", deja entrever que ante todo interesa la riqueza petrolífera y cree "que se trata de una nueva guerra de cruzadas para borrar del mapa el islam". "Dios está con nosotros, el diablo con vosotros. Todos los libios está preparados para el martirio. Vamos a vencer, vais a morir ya que no es un asunto interno sino una guerra entre el pueblo libio y el nuevo nazismo", enfatizó.
Los designios del líder han sido rápidamente aplicados y el ministerio de Defensa ha anunciado el comienzo de una operación "en pocas horas" para armar a una multitud de un millón de hombres y mujeres. Según la agencia de prensa oficial Jana, la distribución de las armas se hará en cada uno de los sedes de los diferentes órganos políticos y sociales a lo largo y ancho del país y los así armados pasarán a ser movilizados como "unidades populares armadas", "guardias populares" y también "guardias revolucionarias".
Y como para provocar un sentimiento de cólera y de revuelta de las población libia frente a las fuerzas occidentales, la televisión estatal Libia TV ha difundido, a primera hora de la tarde, lo que ha presentado como una ceremonia de inhumación colectiva en Trípoli de las víctimas civiles de los bombardeos del sábado. Un poco antes, la misma cadena difundió imágenes de personas hospitalizadas, afirmando que se trata de heridos por los ataques de la aviación aliada. El gobierno de Trípoli anunció, en efecto, en la noche del sábado, que 48 personas habían perdido la vida y que más de 150 habían resultado heridas como consecuencia de los ataques, lo que las fuerzas occidentales han desmentido.
Sobre el teatro de las operaciones, un portavoz de los insurgentes declaró a la cadena de televisión qatarí Al Yazira que la calma se ha apoderado de Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia y principal bastión de los sublevados, así como escenario ayer sábado de una fulgurante ofensiva de las fuerzas gadafistas apoyadas por aviación, carros de combate, artillería pesada y lanza misiles Grad. El mismo portavoz afirmó que los rebeldes se preparan para avanzar sobre la ciudad vecina de Ajdabiya para acosar a las tropas de Gadafi.
A su vez, los combates se han intensificado en Misrata, ciudad controlada por los sublevados y situada a 150 kilómetros al este de Trípoli. Según testimonios citados por Al Yazira, varios blindados gadafistas han invadido, a primera hora de la tarde, el centro de la ciudad y algunos obuses de gran calibre han sido lanzados para cubrir esta incursión. Al Yazira afirmó que un helicóptero gadafista sobrevoló durante mucho rato la ciudad y que se produjeron intensos intercambios de fuego.
Por su parte, Abdelbasset Abou Merzouk, presentado por la cadena qatarí como el portavor de los jóvenes de la revolución del 17 de febrero, acusó a las fuerzas de Gadafi de poner en práctica una estrategia de "tierra quemada" en Misrata. Según la fuente, un depósito de carburante, una estación eléctrica y algunos edificios públicos y financieros han sido destruidos.
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