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El ex presidente de Egipto, Hosni Mubarak, cuyo estado de salud es "inestable", y sus hijos Alaa y Gamal fueron detenidos ayer por un período de 15 días, por corrupción y por la violenta represión de la revuelta que condujo a la caída del régimen.
El martes se informó primero sobre la hospitalización del depuesto presidente, después de su interrogatorio y ayer sobre la detención de los tres hombres.
Dos meses después de la caída de Mubarak, en el poder durante 30 años, la presión persiste en Egipto para que el antiguo jefe de Estado y su familia sean juzgados.
En un comunicado difundido en la página Facebook de la Fiscalía, un portavoz señaló que el fiscal Abdel Maguid Mahmud autorizó las detenciones "en el marco de la investigación sobre el uso de la violencia contra los manifestantes durante los disturbios de enero y febrero" de este año.
La violenta represión habría dejado unos 800 muertos, según fuentes oficiales.
Mubarak fue ingresado el martes en el Hospital Internacional del balneario de Sharm el Sheij, a orillas del Mar Rojo, poco después de sufrir un infarto mientras era interrogado por los fiscales, indicaron los medios estatales.
Su estado de salud es "inestable", indicó la agencia oficial MENA, citando a una fuente médica. Otra fuente del hospital desmintió que un helicóptero de las fuerzas armadas hubiera aterrizado cerca del hospital para trasladar al ex presidente a El Cairo. "Eso no es más que un rumor", dijo esa fuente, en reacción según MENA a una información del canal vía satélite Al Jazeera que afirmaba que un helicóptero militar había aterrizado cerca del hospital de Sharm el Sheij para trasladar a Mubarak a la capital.
Según la televisión estatal, Mubarak habría rehusado alimentarse y beber tras haber sido informado que sería interrogado. Fue ingresado en una sala del hospital reservada a las personalidades con guardaespaldas.
Sus dos hijos llegaron en la mañana de ayer a la cárcel de Tora, en el sur de El Cairo. En esa prisión se hallan varios ministros y altos cargos del régimen depuesto.
Dirigente del Partido Nacional Democrático (PND), presidido por su padre, Gamal se concentró antes de la revuelta en hacer de esta formación un instrumento para acceder un día a la Presidencia. En el círculo familiar, su madre, Suzanne, respaldaba activamente sus ambiciones de ser el sucesor.
Por su parte, Alaa, el hijo mayor, de 49 años, dejó a su hermano la tribuna política y se dedicó a hacer una próspera y discreta carrera en los negocios, principalmente inmobiliarios, con escasas apariciones en público.
Ambos están acusados de haber incitado a disparar contra los manifestantes durante una sublevación popular que duró desde el 25 de enero hasta el 11 de febrero, cuando Mubarak dimitió a regañadientes.
Después de su renuncia, Mubarak se trasladó con su familia a una residencia en Sharm el Sheij. Aunque se le prohibió viajar, su relativa libertad fue criticada por varios sectores de la población.
Las manifestaciones semanales reclamando su juicio atrajeron a miles de personas y condujeron a un mortífero un enfrentamiento con los soldados el sábado en la Plaza Tahrir de El Cairo.
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