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Jerusalén/El recién confirmado presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser una pieza clave para presionar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que ponga fin al conflicto con Hamas y Hezbolá en la Franja de Gaza y el Líbano, que se prolonga desde hace más de un año.
En su primer discurso tras los resultados electorales de Estados Unidos, Trump destacó que entre sus planes está detener las guerras: "No voy a empezar guerras, voy a frenar guerras", prometió en alusión a la situación en Oriente Próximo.
Mientras, Netanyahu, su principal aliado en Oriente Proximo y uno de los primeros en felicitarle por su victoria, mantiene frentes abiertos en Gaza y el Líbano, así como constantes tensiones con milicias de Yemen, Iraq y Siria, respaldadas por Irán.
"Creo que Trump tendrá más poder sobre Netanyahu. Biden fue débil, decía una cosa pero hacía otra. Trump no aceptará que nadie lo manipule, ni siquiera Netanyahu. Para Trump alargar la guerra no es una opción", apuntó a Efe el analista palestino y director del Centro de Ayuda Legal de Jerusalén, Issam Arouri.
En sus conversaciones durante la campaña electoral, que incluyó un encuentro en Mar-a-Lago entre Trump y Netanyahu durante la visita de éste a Estados Unidos en julio, el estadounidense le habría dejado claro al primer ministro que quería finiquitada la guerra en Gaza para cuando él asuma el cargo, a finales de enero, según medios hebreos.
Para el ex jefe de Gabinete del primer ministro israelí, Aviv Bushinsky, a Netanyahu le resultaba más sencillo llevarle la contraria a Joe Biden y a Kamala Harris.
La fractura en la relación entre Netanyahu y la candidata demócrata, Kamala Harris, se hizo evidente cuando ella decidió ausentarse de su discurso ante el Congreso de Estados Unidos en julio, mientras que "con Trump ha ocurrido lo opuesto, existe un vínculo más estrecho", opinó Bushinsky.
"A Netanyahu le será muy difícil decirle no a Trump. Israel espera que respalde sus políticas hacia Hamas e Irán, pero si Trump desea poner fin a las guerras, no será tan fácil para Netanyahu oponerse", agregó.
Sin embargo, Netanyahu puede encontrar con Trump vía libre en sus aspiraciones de mantener un control de seguridad sobre Gaza, colonizar el norte de la Franja o anexionarse Cisjordania, claros objetivos de sus socios de Gobierno ultraderechistas a los que la Administración Biden se opone.
El primer mandato de Trump (2016-2020) ya dejó huella en la región, especialmente para la Autoridad Nacional Palestina (ANP): reconoció Jerusalén como capital de Israel, cortó fondos a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), respaldó la expansión de asentamientos en Cisjordania e impulsó los Acuerdos de Abraham.
A pesar de este precedente, el presidente de la ANP, Mahmud Abas, felicitó a Donald Trump por su reelección, confió en que "apoyará las legítimas aspiraciones del pueblo palestino" y destacó su deseo de trabajar con él por "la paz y la seguridad en la región"
De acuerdo con un informe del proyecto Costos de la Guerra de la Universidad de Brown, Estados Unidos ha gastado un récord de 17.900 millones de dólares en ayuda militar a Israel desde que comenzó la guerra en Gaza, lo que derivó en una escalada del conflicto en todo Oriente Próximo.
"Detrás de las ansias de Trump por acabar con la guerra están sus ambiciones económicas, porque prometió a los estadounidenses una mejor economía", indicó Arouri.
Además, consideró que al presidente electo "no le interesa crear una imagen de hombre de guerra"; sino demostrar que tiene una "política alternativa" presionando por dos vías: recuperar a los rehenes y presionar por un alto al fuego de varios meses "para crear la sensación de que las cosas se pueden resolver".
De hecho, el político independiente palestino Mustafa Barghouti consideró que la derrota de los demócratas en las elecciones se debe, en gran medida, a la pérdida de los votantes jóvenes y progresistas, que les han castigado por su "apoyo absoluto a Israel y su incapacidad para contener a Netanyahu".
Por su parte, el experto israelí Avi Melamed, ex oficial de inteligencia, opinó que el triunfo electoral de Trump puede tener un efecto disuasorio directo sobre Irán, que prometió una represalia al ataque israelí del 26 de octubre.
"Para Teherán, evitar una confrontación directa con Israel podría ser visto no como una debilidad, sino como un gesto estratégico para generar confianza con la Administración entrante de Trump", indicó.
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