La Casa de Alba desnuda en público por primera vez su gran patrimonio artístico

Una exposición reúne en Madrid las piezas de un legado imponente que en gran parte nunca había sido exhibido.

'La duquesa de Alba de blanco', pintado por Francisco de Goya en 1795.
'La duquesa de Alba de blanco', pintado por Francisco de Goya en 1795.

La Casa de Alba desnuda desde ayer su imponente patrimonio artístico a ojos del gran público en una exposición en la que desvela las obras de arte acumuladas a lo largo de los siglos por una familia de cuya historia como mecenas hablan piezas de Tiziano, Rubens, Zuloaga, Renoir o Zurbarán.

Las piezas estrella de la muestra, inaugurada en la tarde de ayer por la reina Sofía en el espacio CentroCentro Cibeles, son el lienzo La duquesa de Alba de blanco, pintado por Francisco de Goya en 1795, y la impresionante tabla del cuatrocentista italiano Fra Angelico La Virgen de la granada, pintada por el fraile dominico hacia 1426 y expuesta tras un grueso cristal.

Más de un 70% de las 150 piezas exhibidas en Madrid no habían salido nunca de los palacios de Liria (Madrid) y de Monterrey (Salamanca), propiedad de la familia de Alba, por lo que ésta es la primera ocasión en que la Casa de Alba muestra públicamente el rico patrimonio atesorado a través de generaciones enteras.

A lo largo de más de 1.000 metros cuadrados expositivos, la familia da a conocer sus "recuerdos familiares" y las obras de arte atesoradas "según los gustos personales" de cada época y de los duques del momento, con piezas que abarcan pintura, escultura, documentos históricos, manuscritos, objetos arqueológicos, joyas, mobiliario y trajes, explicó Enrique Bonet.

El recorrido de la muestra comienza con un panel del árbol genealógico de la Casa de Alba que da paso a la primera obra de la colección, un retablo anónimo de La Anunciación (1480) adquirido por el primer duque de Alba.

Dos retratos del emperador Carlos V e Isabel de Portugal de Rubens; Camino al mercado, también pintado por el artista flamenco en 1616; Mujer con sombrero de cerezas (1880) de Renoir; Florero delante de la ventana de Marc Chagall; La marquesa de Lazán de Goya y Cristo en la Cruz (1580) de El Greco son solo algunos ejemplos del incalculable valor de la colección pictórica de la familia.

Otros objetos, como las cartas manuscritas de Cristóbal Colón a Alonso de Morales en 1501 o a su hijo en 1498, o el mapa que dibujó sobre la isla de La Española la primera vez que la vio, en 1492, constituyen auténticas joyas de la exposición.

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