Cincuenta años de Marvel
Hoy se cumple medio siglo de la publicación del número 1 de 'Fantastic Four', que marca el nacimiento de lo que acabaría siendo una enorme industria del entretenimiento.
Cincuenta años, cinco décadas, medio siglo es el tiempo que ha transcurrido desde aquel 8 de agosto de 1961 en que vio la luz el número 1 de Fantastic Four, con fecha de portada de noviembre por cuestiones relacionadas con la distribución en el territorio estadounidense. Y nadie podía sospechar entonces que el tebeo escrito por Stan Lee y dibujado por Jack Kirby estaba poniendo la primera piedra de lo que hoy conocemos como Marvel, una multimillonaria industria del entretenimiento que cuenta con Spiderman, Hulk, X-Men, el Capitán América o Iron Man entre sus activos, y que, además de cómics, videojuegos y todo tipo de mercadería, puebla de taquillazos las pantallas cinematográficas del siglo XXI.
El género de los vigilantes con súper poderes había nacido en los años previos a la Segunda Guerra Mundial y su florecimiento vino de la mano del conflicto bélico. National Comics, después bautizada como DC, dio la campanada en 1938 con Superman y pronto inundó el mercado de tipos con mallas: Batman, Wonder Woman, Starman, Green Lantern, Flash, Aquaman… Y no fue la única que se propuso explotar el filón: Fawcett, Lev Gleason, Quality, Harvey son algunos de los nombres que procuraron, sin tanto éxito, hacerse un hueco en los años posteriores. Entre esas primeras casas editoras estaba también Timely, más tarde renombrada Atlas y finalmente Marvel, una empresa dirigida por Martin Goodman que se pasó del pulp al cómic en 1939 con la cabecera Marvel Comics. La piedra de toque de Timely fue el Capitán América, genial creación de Joe Simon y un jovencísimo Jack Kirby y ejemplo perfecto del culto estadounidense al militarismo.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial comienza un rápido declinar de títulos y editoriales, y es de nuevo DC quien, a mediados de la década de 1950, impulsa una segunda era dorada del género, recuperando los personajes de Flash y Green Lantern y adaptándolos a los nuevos tiempos. Es en este ambiente de recuperación de los superhéroes que tiene lugar la publicación por parte de Marvel, la antigua Timely, de Fantastic Four, que acierta en situar la acción en el mundo real, en Nueva York, en lugar de en algún lugar imaginario tipo Metrópolis u Opal City. Otro acierto consiste en dotar a los supuestos superhéroes de problemas derivados de su interacción con el mundo, y que van desde lo económico hasta la representación propia y la autoestima del héroe en una sociedad que se empeña en quererlo y odiarlo a un tiempo. Y otro acierto más será el continuará: el éxito de Fantastic Four genera un buen número de series y personajes que se integran todos en una misma narración. Los argumentos saltan de un número a otro e incluso de una serie a otra y los lectores quedan enganchados de por vida a un universo creativo coherente y en expansión.
Se sabe que todo viaje comienza con un paso, y el primero paso de Marvel fue precisamente este Fantastic Four 1 que ahora celebras sus bodas de oro. De los comienzos de la compañía queda la frescura y delirante creatividad de los adultos que juegan a ser niños. Y queda el arte poderoso de una bestia gráfica como fue Jack Kirby, quizá el dibujante de cómics más influyente de la segunda mitad del siglo XX, y el hombre sobre cuyos hombros se ha cimentado un imperio económico, aunque la historia lo cuente de otra forma. Es una de las sombras de este reluciente y dinámico escaparate de la cultura pop estadounidense que, 50 años después, no deja de asombrar y maravillar a propios y extraños.
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