"Fundé I Gemelli para cantar el papel de Orfeo"
Emiliano González Toro | Tenor
Como solista principal y al frente de I Gemelli, el tenor Emiliano González Toro publica en libro-disco 'Il ritorno d'Ulisse in Patria' de Monteverdi
La ficha
Claudio Monteverdi (1567-1643): Il ritorno d'Ulisse in Patria (1640)
Emiliano González Toro (Ulisse), Rihab Chaieb (Penelope), Emöke Baráth (Minerva), Zachary Wilder (Telemaco), Philippe Talbot (Eumete), Fulvio Beetini (Iro), Mathilde Etienne (Melanto), Álvaro Zambrano (Eurimaco), Anders J. Dahlin (Pisandro), Anthony León (Anfinomo, Giove), Nicolas Brooymans (Antinoo, Tempo), Jérôme Varnier (Nettuno), Juan Sancho (Mercurio), Alix Le Saux (Ericlea), Lauranne Oliva (Giunone, Fortuna), Philippe Jaroussky (Fragilità Umana), Cristina Fanelli (Amore), Natalie Pérez y Lorrie Garcia (Coro).
Ensemble I Gemelli. Dirección Musical: Emiliano González Toro
Gemelli Factory (Libro + 3 CD)
De origen chileno, el tenor Emiliano González Toro (Ginebra, 1976) se ha hecho en los últimos veinte años un nombre cantando con todos los grandes conjuntos y maestros del barroco europeo.
–En un momento decide que no es suficiente y decide formar su grupo...
–Exacto. Nuestro primer concierto fue en mayo de 2019. Después de veinte años de carrera (debuté en 1998) cantando la mayor parte del gran repertorio barroco, sentí que me faltaba algo. No es que me aburriera, pero sí necesitaba algo más. Y además a veces no estaba demasiado de acuerdo con la forma en que se hacía la música. Eso coincidió con el hecho de que con mi mujer, Mathilde Etienne, habíamos hecho ya un espectáculo titulado Te recuerdo. Necesitaba hacer un proceso de reflexión sobre mis orígenes. Lo hice con mi familia. Pero entonces me di cuenta de que podíamos producir cosas a más alto nivel, colaborando con mucha gente, y que esas cosas funcionaran. Yo llevaba tiempo aspirando a hacer un papel que creía que para mí era perfecto, el Orfeo de Monteverdi, papel que estudio desde que era muy joven, y que finalmente nadie me proponía, así que decidimos empezar por ahí. Fundé I Gemelli para cantar el papel de Orfeo y reunir un elenco ideal en torno a él. Hicimos un concierto en París, y como resultó un éxito, nos animamos a seguir un poco más allá.
–Sí, fue el primero, porque nunca había dirigido la grabación de un disco barroco, y hacer un primer disco con 70 personas podía ser complicado, porque era un tipo de trabajo y de organización que yo no conocía, así que hicimos dos discos antes. El primero fue el de Cozzolani, unas Vísperas muy parecidas a las de Monteverdi, de gran calidad. Y luego hicimos Soleil noir,Soleil noir muy relacionado con Orfeo porque estaba dedicado a Francesco Rasi, el primer tenor que hizo el papel de Orfeo. Era una forma de aprender el trabajo de productor, de organizador.
–Durante mucho tiempo el papel de Orfeo lo cantaban los barítonos...
–En realidad en este período hay tres tipos de voces: castrati, sopranos y tenores. Algunas veces hay también bajos. El concepto de barítono no existía. El tenor no subía demasiado alto y llegaba a una tesitura que hoy puede ser de barítono.
–Hubo cierta polémica cuando Gardiner le dio el papel al tenor Anthony Rolfe Johnson. Ulises también solían afrontarlo entonces voces más graves. Usted piensa en cambio que es ideal para su voz…
–Absolutamente. En realidad los tenores de todo el período barroco, incluidos los que piden Vivaldi y Haendel, no son muy agudos. Te tienes que ir por la parte francesa, a los haute-contre, que cantan especialmente en el agudo, en voz mixta. Pero la música italiana y española de los siglos XVII y XVIII son partes en general muy graves. De vez en cuando hay algunos agudos, pero son episódicos. Y de hecho el papel de Ulises es bastante más agudo que el de Orfeo, que no sube más allá del fa. Ahora somos muchos los tenores que estamos desarrollando nuestro registro más grave; a estas voces se le suele llamar de baritenor: tenemos agudos pero podemos cantar bien en el grave. No somos muchos, pero está llegando la onda a otros muchos cantantes. Funciona muy bien para esta música. La voz de los barítonos en estos papeles suena fantástica, pero a ellos les provoca algunas tensiones en los agudos. Hay que tener en cuenta que la técnica belcantista no existe todavía en el siglo XVII.
–Llegado un punto decide también crear su propio sello…
–Hace dos años hablé con Naïve para decirles que quería hacer un proyecto XL con el Ulisse, algo que nunca se hizo y tal vez no se vuelva a hacer. Quería hacer un producto que no fuera solo la grabación publicada en discos convencionales, sino un libro, con textos, fotos, que pudiera recoger el trabajo que hicimos a lo largo de más de tres años. A ellos les pareció genial, pero consideraron que no era viable económicamente, que tendrían que vender el producto a más de 300 €, y eso es imposible. Entonces decidimos poner todo lo que teníamos para sacar esto adelante, y por eso montamos un sello. Así somos absolutamente independientes para hacer lo que queremos y como lo queremos. En este caso es un libro con un largo ensayo que ha escrito mi esposa Mathilde, que es casi una tesis doctoral, un trabajo increíble. Yo tenía en mente además poder ayudar a jóvenes músicos y cantantes que querían hacer discos personales, a los que les hemos ofrecido la vía de nuestro sello, por ejemplo el de Juan Sancho con música de José Marín, que es delicioso.
–El proceso de grabación se ha extendido a lo largo de más de dos años...
–Es que el elenco es extensísimo. Hicimos sesiones de ensayo con todos los cantantes para que todos tuvieran un mínimo de información antes de empezar a trabajar. Luego yo grabé antes de todos mi parte, porque la gira de 2021 era larga y no quería estar cansado a la hora de hacerlo. Después hicimos los conciertos. Entre medias y después programamos varias sesiones de grabación. Pero nos faltaban todavía unos 45 minutos de música, que grabamos en mayo de este año. Hay que tener en cuenta que hemos añadido música para las partes que faltaban en la partitura que se ha conservado en Viena. El trabajo lo ha hecho Josué Meléndez y ha sido un trabajo de contrafactum, no exactamente de escribir música nueva, sino de adaptar otras músicas de Monteverdi a esos textos en los que la música se había perdido. Así tenemos coros nuevos y una gran escena de Mercurio cuya música se perdió. Hicimos como 23 días de grabación. Decidimos que a esta ópera le íbamos a dar todo el espacio que necesitáramos. En mi opinión hay un par de versiones de referencia de esta ópera, la de Harnoncourt y la de Jacobs, pero están un poco viejitas ya. No existía una versión reciente con un elenco de cinco estrellas desde cualquier punto de vista y con una visión moderna. Pensamos que valía la pena tomarnos este tiempo de trabajo, y poner la energía y el dinero necesarios para esta obra. No hacemos muchas grabaciones, pero siempre nos tomamos el tiempo necesario. Ojalá pueda convertirse en una referencia que ayude a los cantantes a entender cómo se hace esta música en 2023.
–Una decisión fundamental a la hora de montar esta obra es la de la instrumentación…
–El Orfeo y el Combattimento di Tancredi e Clorinda están llenos de información sobre instrumentación y sobre cómo quería Monteverdi que se hiciera la música, en qué momento tenía que entrar cada instrumento. En el Ulisse no hay nada de eso. Estudiamos en profundidad la partitura. Nos dimos cuenta de que viajó mucho, porque tuvo mucho éxito. Eso significa que nunca se hizo dos veces de la misma forma. Orfeo lo pagó el duque de Mantua, no había límites para Monteverdi. El Ulisse se hizo para un teatro privado y tenía que ser rentable. La taquilla tenía que pagar a todos. Nosotros nos hemos puesto en el lugar de un productor con muchos medios y hemos invitado a muchos músicos. Por ejemplo, usamos sacabuches para acompañar a Neptuno, lo que obviamente es un lujo, porque Neptuno canta tres minutos en toda la ópera, pero es para dar el color específico a sus intervenciones. También uno de nuestros músicos construyó una tromba marina que toca apenas 30 segundos, pero la hizo para darle el toque exacto a la llegada de Neptuno; para acompañar a los dioses como Júpiter y Mercurio están las cornetas; los bajones para acompañar a Iro, que es el bufón... Cada personaje tiene su instrumentación adaptada para que cada cual tenga su color específico. Pensamos en esta grabación como si fuera una grabación para la radio.
–Estilísticamente hablando hay un salto de Orfeo a Ulisse…
–Orfeo casi no es una ópera. Es más como un oratorio. Y es una tragedia. Ulisse es una tragicomedia y la Poppea es en realidad una comedia: hay mucha gente que piensa que es una obra muy sangrienta, llena de sexo, pero en realidad es una comedia satírica, es como si fuera una película de los Monty Python. Orfeo fue escrita para una Academia de gente muy cultivada y erudita. Ulisse está dedicada a todos los públicos.
–¿Van a hacer Poppea?
–En disco de momento, no. Si algún día tenemos dinero y sponsors, nos encantaría, pero de momento eso está lejano.
–El grupo acaba de debutar en España y traen el Ulises dentro de poco…
–Acabamos de estar en septiembre en los Festivales de Logroño y Estella, y en noviembre y diciembre hacemos el Ulisse en el Teatro Colón de La Coruña y en el Real de Madrid… Tenemos nueve fechas para esta gira de Ulises, empezamos en Burdeos…
–En su carrera discográfica hay un par de discos dedicados a Violeta Parra y Víctor Jara, ¿el origen tira?
–Forman parte de mi cultura. Mis padres cantaban esta música. A los 23 años tuvieron que abandonar Chile por el golpe de estado. Yo pensaba en esto a mis 23 años, y me daba cuenta de que era muy joven, un niño, y ellos a mi edad tuvieron que irse de Chile para salvar su vida; sentí que yo tenía que abrazar esta cultura y hacerla mía. La estudié y quise grabar la voz de mi padre, porque canta muy lindo y era importante para mí que su voz quedase grabada. Entonces surgió este proyecto de Víctor Jara, que se llama Te recuerdo, obviamente por su canción Te recuerdo, Amanda. Invité a Rolando Villazón que es muy amigo, y le agradeceré siempre mucho el impulso que le dio al proyecto con su presencia. Luego, en 2017 eran los aniversarios del nacimiento (100 años) y la muerte (50 años) de Violeta Parra. Mi padre quiso organizar un evento especial para conmemorarlo y me pidió que tomara la dirección artística del proyecto e invité a algunos músicos muy talentosos, como el pianista Thomas Enhco, que combina el jazz con la clásica y es ya una gran figura en Francia. El disco tuvo que haber salido en 2020 acompañado por una gran gira, pero todos sabemos lo que pasó ese año: la pandemia se lo llevó por delante, así que el disco acabó saliendo el año pasado, pero la gira ya no tenía sentido.
–¿Y qué proyectos de disco maneja ahora?
–Grabamos las Vespro de Monteverdi en enero. Lo hicimos después del concierto con la obra que ofrecimos en Ginebra. Yo soy ginebrino y me gusta que nuestros proyectos arranquen siempre de Ginebra. Hemos grabado también hace muy poquito un disco con la Misa criolla de Ariel Ramírez con una big band de jazz y un cantante de salsa muy famoso. Eso saldrá el año que viene para una gran gira. Y tenemos también en proyecto grabar La liberación de Ruggiero de la isla de Alcina de Francesca Caccini, la primera ópera compuesta por una mujer. Lo haremos en concierto varias veces el año que viene. Para 2026 tenemos también un proyecto de grabar una gran ópera francesa en el formato de disco-libro del mismo tipo que este Ulisse, pero de eso no puedo decir mucho más por ahora.
–Se mueven básicamente en el mundo del Seicento…
–Bueno, esto que le voy a decir es un scoop, esa ópera francesa es del XVIII. Pero además hemos firmado a la soprano Lauranne Oliva, que acaba de ganar importantes premios en las Nuits Lyriques y en Voix Nouvelles, dos de los concursos de canto lírico más importantes de Europa, y haremos con ella un disco con música de Mozart.
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