Centenario de Pepe Martínez

Pepe Martínez | Aniversario

El guitarrista Pepe Martínez, nacido en Sevilla en 1923, fue el tocaor solista más popular de su tiempo en Francia y Reino Unido, donde grabó varios discos

Pepe Martínez, durante una de apariciones en la televisión pública del Reino Unido.
Pepe Martínez, durante una de sus apariciones en la televisión pública del Reino Unido.
Juan Vergillos

21 de mayo 2023 - 06:00

Fue de los pocos guitarristas que disfrutaron de un programa completo en la serie Rito y geografía del cante, junto a, además de la figura indiscutible de Paco de Lucía, Melchor de Marchena y Diego del Gastor. Estos dos últimos eran gitanos y, de alguna manera, en la órbita mairenista, que fue la filosofía que inspiró el programa. Por eso no es de extrañar su presencia en la mítica serie de televisión. Pero Pepe Martínez era el guitarrista de Pepe Marchena y de Juan Valderrama. Al primero no hubo más remedio que dedicarle un capítulo de la serie, ya que era una figura ineludible de la historia de lo jondo. Con todo, el programa que se le dedicó tenía el objetivo de desacreditar a esta figura. Pero Valderrama no apareció en la serie. ¿Por qué lo hizo Pepe Martínez, que había cimentado su prestigio, a diferencia de Melchor de Marchena y Diego del Gastor, en la guitarra de concierto y en el acompañamiento al cante dulce y melismático de Marchena y Valderrama? Martínez fue un pionero del concertismo flamenco en Inglaterra, trabajo pionero que fue seguido más parte por Paco Peña y Juan Martín. Allí da conciertos, graba discos, imparte clases y participa en programas de la BBC. Y puede desarrollar, al fin, una labor de puro concertismo jondo. En Inglaterra dejó discípulos que llegaron a ser profesionales como Harvey Jones, Ted Diggle y John Magarshash, según leemos en la contraportada de su disco Guitarra flamenca (1960).

José Martínez de León nació en Sevilla en 1923. La afición por el flamenco le viene de su madre, la saetera Isabel León, que procuró, sin éxito en un primer momento, que Martínez se hiciera guitarrista. Su primer maestro fue Antonio Andana. A la muerte de su madre, Martínez comenzó a trabajar en el negocio familiar, una carnicería. Pero el hecho de vivir en la Plaza Europa le llevó a conocer el ambiente flamenco de la Alameda de Hércules y a volver poco a poco a la guitarra. Con 17 años era un habitual de los locales flamencos de la Alameda y pronto emprende una carrera nacional como tocaor para el cante de Marchena, Vallejo, Valderrana, Niña de los Peines, Niña de la Puebla, Pepe Pinto, Canalejas, Cepero, etc. Otros discos publicados por Martínez en Inglaterra fueron Hidalgo de la guitarra (1962), The lyrical guitar (1964), Alegrías flamencas (1967), e In old Seville (1969). Trabajó también como solista en Francia, especialmente en París y Lyon.

Él mismo se declara seguidor de Ramón Montoya, pese a que apenas compartió con él un par de giras y algunas fiestas privadas, según declara en el mencionado capítulo de Rito y geografía del cante emitido el 23 de julio de 1973. Una vez más estamos ante un músico español "más valorado fuera que dentro de España", como dice José María Velázquez-Gaztelu. Abrió puertas por las que luego pasaron Serranito, Paco de Lucía o Manolo Sanlúcar. Su estilo es lírico, muy pulcro, de técnica depurada, pese a no saber leer música pautada. Según Martínez, no existe el toque gitano ni el toque payo ya que, del llamado toque gitano, sus máximos representantes fueron Manolo de Huelva y el Niño Ricardo. Y del otro, lo fue su maestro Ramón Montoya, gitano de Madrid.

Mi primer contacto con este guitarrista, en disco, fue el toque pulcro, refinado y sin embargo directo, que aparece en la segunda antología de Juanito Valderrama, Una historia del cante flamenco (Belter, 1968).

Mi segundo contacto con él fue el capítulo que le dedica la serie Rito y geografía del cante emitido el 23 de julio de 1973. Sin poseer una técnica apabullante, Martínez convence por la veracidad de su toque, que consiste en una cierta placidez vital, en gustarse y recrearse con las notas y los silencios, que lo acercan a la guitarra clásica. Una lección de paz y contemplación que tendría un efecto benéfico hoy, de popularizarse, en la guitarra flamenca, y que lo encontramos en escasos intérpretes actuales.

Martínez afirma en la entrevista incluida en el programa de televisión mencionado que tocó para todos los grandes intérpretes de la segunda ópera flamenca, la de posguerra: Marchena, Valderrama, Niña de la Puebla, Pepe Pinto, Canalejas, Manuel Vallejo, Niña de los Peines, Jacinto Almadén, etc. Aunque señala, a continuación, que prefiere el concertismo, carrera que llevó a cabo sobre todo en Francia y, principalmente, Inglaterra. Sus inicios como concertista tienen que ver con este último país ya que, según nos cuenta, fue a raíz del interés de un guitarrista aficionado y discípulo suyo de aquel país que comenzó a dar conciertos en universidades y conservatorios ingleses, grabando varios recitales para la BBC. A raíz de ello registra un puñado de discos para Columbia, Decca e Hispavox a finales de los 50 y primeros 60. Con todo, en su tierra siguió siendo prácticamente un desconocido, pese a la monumental exhibición que hizo en el disco de Valderrama arriba mencionado, con más de 50 toques diferentes, excepto para un selecto grupo de seguidores y discípulos entre los que se encontraban los ingleses Harvey, Jones, Ted Diggle y John Magarsliasch, que transcribió a la partitura la obra de Martínez, transcripciones que se editaron en Francia en los años 60.

Martínez, que murió en Sevilla en 1984, tenía una personal visión del legado clásico, con aportaciones propias en los niveles melódico, en forma de nuevas y originales falsetas, y rítmico. Su repertorio combinaba estilos más melódicos, como tarantas y guajiras, con otros con el ritmo como protagonista como bulerías o seguiriyas y soleares.

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