Las hordas del dictador
Unas 900 personas participaron ayer en el casting para la comedia que Sacha Baron Cohen rodará a final de mes
"¿Has hecho la mili?", "¿Tienes conocimientos de baile?", "No te afeites la barba, por favor". Estos ruegos y preguntas se repitieron sin descanso en la sede del taller cultural Espacio Abierto, en Pasaje Mallol, convertido ayer en epicentro del casting para la comedia El dictador (Finchley dreams) que Sacha Baron Cohen rodará a final de mes en Sevilla y en la que dará vida a un tirano árabe, excéntrico, por supuesto, como los de la vida real.
Pese a las sofocantes temperaturas que tocó sufrir ayer, la convocatoria fue todo un éxito, a juzgar por la enorme cola de gente que esperaba su turno a las tres de la tarde [se inscribieron 900 aspirantes]. En total, se buscan 1.500 personas para conformar las hordas que acompañarán al dictador por las calles de su país. La mecánica, en estos casos, suele ser bastante simple: el figurante llega, espera durante horas con los amigos o con el amigo que acaba de conocer a que toque su turno, imagina en qué consiste la prueba o trata de recordar el nombre de la película -"¿pero El dictador no era de Chaplin?"-, se atusa el pelo, pregunta cómo va la cosa a los que salen y, básicamente, aguanta el tirón, porque, al menos para muchos, la razón está en el bolsillo (aquí, 50 euros limpios por día de rodaje). "Que sí, que sí, que yo sé quien es Borat y me río mucho con sus películas, pero lo que me hace más ilusión es trabajar un día y cobrar", argumentaba sin rodeos Israel González, un joven "multifuncional", como se autodefine, que tras un tiempo dedicado a la hostelería está en paro. Como él, jóvenes -y no tanto- venidos de diferentes pueblos de la provincia se acercaron con la esperanza de ser seleccionados. De hecho, por la prueba -que continúa hoy- pasaron profesionales de la figuración, como Rocío Rodríguez, que participó en el rodaje de Grupo 7: "En esa hago de madre de un niño. A todo lo que sale, voy. Conoces gente y el mundo del cine es precioso", razona con una amplia sonrisa, la misma que repite ante el objetivo de la cámara de Lola Sopeña, responsable de encontrar extras en proyectos como Los girasoles ciegos ola saga Bourne.
Otros, además, celebran el tema del filme. Como Sidi Beilal, traductor que espera encontrar el reflejo de la primavera árabe en este guión que, a poco que se conozca la filmografía del protagonista, tendrá más de sarcasmo que de documental. "Me enteré que buscaban árabes en la Mezquita de Sevilla y de verdad espero que muestre la dignidad de los árabes contra el sistema totalitario y el porqué de las injusticias sociales". A su lado espera Juan Milla, de 52 años, que se estrena en esto del cine: "Me enteré por el Diario. He venido a ver qué tal. Podían dar número para que no se esté esperando a pleno sol, ¿no?", reclama. Aviso para navegantes: andan cortos de varones entre 40 y 60 años. Nunca es tarde si la peli es buena.
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