El amor a los clásicos

De libros

'Criaturas efímeras', del helenista italiano Mario Bonazzi, y 'Maestros y discípulos en la Grecia antigua', de Javier Murcia Ortuño, son dos aportaciones espléndidas al Libro de Bolsillo de Alianza

‘Píndaro alaba a un vencedor en los Juegos Olímpicos’. Óleo de Giuseppe Sciuti, 1872.
‘Píndaro alaba a un vencedor en los Juegos Olímpicos’. Óleo de Giuseppe Sciuti, 1872. / D. S.
Luis Manuel Ruiz

16 de junio 2024 - 06:30

La ficha

Criaturas efímeras. Mario Bonazzi. Traducción de Manuel Cuesta. Alianza, 2024. 196 páginas. 11,50 euros

Maestros y discípulos en la antigua Grecia. Javier Murcia Ortuño. Alianza, 2024. 576 páginas. 16,50 euros

Las Humanidades agonizan, pero se da la curiosa paradoja de que el número de novedades editoriales que tiene al mundo clásico como excusa no deja de crecer de día en día. Dicen que la vida cotidiana de los romanos y los vericuetos de la mente helénica tienen sus seguidores, en lo que habría que estar de acuerdo si reparamos en los éxitos más recientes de Irene Vallejo, Andrea Marcolongo o Mary Beard: va a ser que en nuestra posmodernidad tecnificada, donde la ciencia y el beneficio se han convertido en dogmas de fe que nadie se atreverá a contradecir sin incurrir en castigo, se da una nostalgia creciente de otro tipo de saberes, de otra manera de enfrentarse a las cosas, una que, tal vez, no se rinda de golpe ante la inmediatez y lo concreto y prefiera los placeres quietos de la reflexión, de la contemplación, del disfrute inútil de la belleza.

Dentro de esa dedicación a los estudios clásicos, una colección tan inveterada como el Libro de Bolsillo de Alianza sigue poniendo sus granos de arena y ofreciéndonos obritas que, a pesar de su aspecto inofensivo, pueden competir en alcance con los de otros títulos mucho más publicitados. Aunque la marea de la publicación los ha dejado ya levemente atrás (el ritmo de novedades de la colección es de cuatro o cinco cada quince días), queremos rescatar aquí dos incursiones que, por su profundidad y su frescura, harán las delicias del amante de la cultura griega y sabrán avisar al despistado: se trata de Criaturas efímeras, del helenista italiano Mario Bonazzi, y de Maestros y discípulos en la Grecia antigua, última entrega de la personal crónica de la paideia antigua emprendida por Javier Murcia Ortuño.

Cubierta de 'Criaturas efímeras'.
Cubierta de 'Criaturas efímeras'.

El primero de ellos lleva por subtítulo Los griegos y el misterio de la existencia: y contiene, como bien indica el marchamo, un recorrido por las principales concepciones de la vida que alumbraron nuestros primeros antepasados intelectuales, así como una confrontación con perspectivas más actuales que los prolongan o contradicen. A pesar del estilo cómodo y la extensión, que no llega a doscientas páginas, Bonazzi acomete uno de los problemas cruciales de la cosmovisión helénica, que no dejó de acosar a sus pensadores desde el alba de la era arcaica hasta las postrimerías del imperio: qué sentido tiene nuestra estancia en la tierra, si es deseable o no lo es, si no resulta mejor entregar los bártulos para escurrirse por la puerta de atrás, si existe algún modo de lograr eso que venden de saldo con tanta algarada en Instagram y las plataformas, una vida plena.

Cubierta de 'Maestros y discípulos en la antigua Grecia'.
Cubierta de 'Maestros y discípulos en la antigua Grecia'. / D. S.

El título de la obra está bien elegido; se hace eco de una de las cimas de la poesía antigua, la Pítica Octava de Píndaro, en cuyo verso 95 y siguientes se lee: "¡Criaturas de un solo día! ¿Qué es cada uno? / ¿Qué no es? Sueño de una sombra / es el hombre". Ese criaturas de un solo día es en griego ephémeros, palabra que equivale a fugacidad, a despedida, a irrevocable pérdida, y que en las lenguas occidentales ha venido a designar a los insectos cuya existencia se consume en el plazo de un parpadeo. Los antiguos se enfrentaron ya a este dilema: si nuestro ser se agota irremisiblemente en lo que dura un vendaval (cual la generación de las hojas, así la de los hombres, dijo el sabio de Quíos), ¿a qué enredarse en combates inútiles, persiguiendo bienes que no han de durar, comprometerse con lo que nos será arrebatado de las manos en cuanto lo aferremos con fuerza? La Ilíada aventuró que sólo la gloria redime a los hombres, la Odisea optó por el regreso a casa, y en respuestas alternativas se demoraron Platón, Aristóteles y el divino Epicuro; Bonazzi da un repaso a todas ellas, sin sacrificar el detalle a la rapidez.

Dos obras que, por su profundidad y su frescura, harán las delicias del amante de la cultura griega

En cuanto a la contribución de Javier Murcia, según hemos comentado más arriba, se trata de una variante de ese módulo que ya probó el mismo autor, con éxito evidente, en Atenas, Esparta, y sobre todo, De banquetes y batallas: el ameno recorrido enciclopédico por las vidas y milagros de los popes de la Antigüedad, deteniéndose, sin mucho orden ni falta que hace, en anécdotas, precisiones históricas o antropológicas, fábulas y leyendas, un poco de filosofía y un poco de chismorreo. Heredero directo y a mucha honra de los humanistas del Renacimiento, cultivadores de un género, la silva, que era una ensalada inextricable y gozosa de temas de todo tipo (y cuyos orígenes pueden remontarse, por lo menos, hasta Plinio y Aulo Gelio), Murcia aspira aquí a dirigirse a un público lo más masivo posible y a instruirle en los arcanos elementales de la cultura clásica, sin descender por ello, peligro que siempre acecha, a la trivialización y el plástico del supermercado. Como hemos dicho, dos aportaciones espléndidas del Libro de Bolsillo que no desmerecen de los de editoriales más cacareadas y que esperamos que tengan larga descendencia.

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