Mikel Santiago: "La familia es la última línea de defensa que tenemos en nuestras vidas"
CULTURA
Mikel Santiago (Portugalete, Bizkaia, 1975) deja atrás en El hijo olvidado (Ediciones B) el Illumbe imaginario de su exitosa trilogía, para adentrarse en el País Vasco real de la mano de un policía en proceso de redención
Después de la trilogía de Illumbe, el escritor Mikel Santiago (Portugalete, Bizkaia, 1975) regresa a las librerías con su séptima novela El hijo olvidado (Ediciones B). Un nuevo thriller en el que Ori, un agente de la Ertzaintza en horas bajas debe defender a su sobrino, acusado de asesinato. Una acusación falsa, un misterioso suicidio y una poderosa familia con mucho que ocultar son algunas de las claves para encontrar la salida del laberinto.
-¿Qué encuentra el lector en El hijo olvidado?
-Un thriller que comienza desde la primera página a través del narrador y protagonista que es Aitor Orizaola, Ori, que es un personaje que viene de Entre los muertos (de la trilogía de Illumbe). Está pasando por un momento duro, está de baja por un ataque, cuando le suena el teléfono paseando por la playa, es su hermana, que le cuenta que su hijo está acusado de un asesinato. Aunque Denis lleva un tiempo dando tumbos, la situación no tiene lógica alguna. Y así desde el principio, Ori se involucra en este caso, que es una carrera a velocidad, por desentrañar todo lo que ha sucedido y que le va a acarrear más problemas, tanto profesionales como personales.
-A propósito de la última entrega de su trilogía, Entre los muertos (2022), me llegó a comentar que se sentía ya como el Alcalde… ¿Le ha costado salir de su Illumbe?
-Sí, he dimitido como alcalde por una temporada, porque yo soy como los políticos honestos, vine a una legislatura de tres novelas y habiendo dejando el pueblo lleno de muertos, he decidido dejar tranquilos durante una temporada a los habitantes de Illumbe. En El hijo olvidado amplío el campo de batalla, abarco otros lugares de Bizkaia, zonas más urbanas, cercanas a Bilbao. Un escenario muy apropiado para la trama, que nace de la casualidad. Había mucho caserío tranquilo por otras partes de Bizkaia...
-La familia vuelve a ocupar un lugar muy destacado en El hijo olvidado.
-Ya venía siendo un tema central en mis novelas, la familia, que es una esfera en donde suceden muchas cosas, como en mi novela El mentiroso (con la que se inicia la trilogía de Illumbe). El hijo olvidado es una novela policial, protagonizada por un policía que actúa como tal, pero lo que le toca es un tema muy familiar, ya que se trata de Denis, su sobrino, con el que mantuvo una relación casi paternal en el pasado. Ha sido un chico rebelde, pero buena persona, que no termina de encontrar su camino. Ori tiene un sentimiento de deuda hacia él, de no haberlo atendido como debiera. La familia es la última línea de defensa en la vida de todos. Que es la gran motivación de este libro, la fuerza de la sangre, de la familia.
-Ori, en gran medida, busca su redención.
-Tenemos a un tipo muy generacional, de 47 años, con una historia sentimental que no le ha funcionado, con problemas económicos serios, además de estar vapuleado físicamente y acosado por asuntos internos. Ori no se corta a la hora de utilizar la violencia, por lo que choca con los altos mandos. Y el involucrarse en resolver este caso no hace más que amplificar este mal momento. Es un personaje muy cuajado, curtido. Ya hay mucha gente escribiéndome pidiendo una continuación de este personaje. Ya veremos qué pasa...
-El poder, lo que se puede llegar a hacer por conservarlo, también está muy presente en El hijo olvidado.
-Efectivamente, el poder en esta novela es casi un monstruo imbatible, que te va a aplastar hagas lo que hagas. Y es un choque casual, entre una familia y este poder, que pertenecen a dos esferas muy distintas. Aunque la familia es vulnerable, pone todo de su parte para encontrar una grieta. Es una lucha entre David y Goliat. Y ahí está Ori.
-Llama la atención la minuciosidad de la investigación, ¿cómo fue ese proceso?
-De unos años a esta parte, los contactos con la Ertzaintza han ido fructificando. Hay un agente. en concreto, que es mi gran enlace, que tiene el detalle de tomarse un café conmigo de vez en cuando y contarme como es su día a día y su forma de llevar los casos en los que toma parte, que me ha inspirado mucho. También me ha servido el programa de True Crime que realicé para la televisión vasca, donde no solo entrevisté a mandos de la Ertzaintza, también a guardias civiles, policías nacionales, investigadores, que han llevado casos de muchos tipos. Y fuera de cámara te cuentan detalles que hasta son más jugosos para construir una novela, de cómo producen pruebas, de cómo se enfrentan a una confesión. En algunos casos utilizan sistemas muy imaginativos. Y esto es lo que hace Ori en este caso, que tira de trucos de oficio y de la tecnología que tiene a su alcance. Aunque también tiene suerte.
-¿Hemos conseguido ya escapar de las zonas habituales del género y convertir nuestros propios lugares en geografía negra?
-Las listas de libros más vendidos las copan autores nacionales, aunque siguen llegando grandes novelas de fuera. La calidad nacional ha subido muchísimo, antes solo encontrabas buenas tramas en autores anglosajones o escandinavos, y ahora mismo hay una generación de autores españoles que lo estamos haciendo al mismo nivel o más. Y estamos ambientando nuestras historias en espacios reconocibles para el lector. Además escribimos en español, con lo cual no se pierde la esencia de las expresiones. Siempre he escrito novelas norteñas, que encajan perfectamente con las tramas que planteo. Un binomio entre una sociedad muy urbana y sofisticada, y otra muy rural. al mismo tiempo. Son recursos atmosféricos que son también recursos narrativos. A nivel sensorial el paisaje ayuda mucho a la lectura, por lo que no me planteo abandonar mi territorio, aunque también incluyo viajes a otros lugares en mis novelas.
-¿Esperaba la reacción del público?
-La reacción del público es siempre inesperada. Nunca sabes lo que va a funcionar. Ya me sucedió con El mentiroso, que me desarboló, y lo mismo me está sucediendo con El hijo olvidado. Nunca me podía esperar esta reacción, todas las reseñas son muy positivas, de un libro que engancha y atrapa al lector.
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