Dupieux, reincidente del absurdo

Salir al cine

Llega a Filmin ‘Yannick’, la penúltima comedia de Quentin Dupieux, nueva entrega de su particular universo surreal y bizarro. Prosigue en Cicus el ciclo dedicado a Manuel Summers.

Raphael Quenard tomando el escenario al asalto en 'Yannick'.
Raphael Quenard tomando el escenario al asalto en 'Yannick'.
Manuel J. Lombardo

01 de febrero 2024 - 07:00

A ritmo de una o dos películas al año, casi todas breves o muy ajustadas de metraje, cada vez más presente en los tops anuales de las revistas más prestigiosas (Cahiers du cinéma sin ir más lejos) y autor de culto entre la cinefilia más selecta, Quentin Dupieux (París, 1974), alias Mr. Oizo en su paralela faceta musical, sigue su personal e imprevisible camino cada vez más integrado en la industria (grandes estrellas del cine galo han trabajado ya con él: Chabat, Drücker, Exarchopoulos, Magimel, Demoustier, Poelvoorde…) sin hacer demasiadas concesiones en su tránsito por los géneros más dispares para darles una vuelta de 180º.

Lo descubrimos en 2010, con aquella Rubber que seguía la pista de un neumático animado y obsesivo en sus aventuras humanizadas por el desierto americano, y lo acompañamos perplejos también en una serie de títulos, Wrong (2012), Wrong cops (2013), Realité (2014) o Bajo arresto (2018), a los que era imposible acceder por otra vía que no fuera la del humor absurdo y las premisas surreales bajo un férreo control de la puesta en escena. Con La chaqueta de piel de ciervo (2019), protagonizada por el popular Jean Dujardin, el psicho-killer aparecía ahora bajo una nueva apariencia kitsch para desplegar un humor negro y meta-cinematográfico a prueba de estómagos sensibles, mientras que la no menos bizarra Mandíbulas Mandíbulas(2020) reformulaba la buddy movie veraniega en compañía de una mosca gigante capaz de apoderarse de la verosimilitud del relato hasta fagocitarlo.

Más madera surreal: Increíble pero cierto (2022) se adentraba en la ciencia-ficción, los viajes y bucles espacio-temporales y las relaciones de pareja burguesa sin salir del barrio residencial desenfocado, y Fumar provoca tos (2022) convocaba a una singular y patética cuadrilla de superhéroes en lucha contra una tortuga demoniaca, prestos a salvar el planeta de su destrucción entre interludios y episodios delirantes.

Visto este recorrido, Yannick, recién llegada a Filmin Filmina la espera de Daaaaaali!, también de 2023, bien pareciera una película normal. Se desarrolla íntegramente en un teatro donde se representa una pieza de vodevil barato que será interrumpida por un espectador aburrido e insatisfecho (Raphael Quenard). Más teatro del absurdo que nunca, buñuelesco incluso, Dupieux pone la propia representación ante el espejo, rompe explícitamente la cuarta pared, toma el escenario al asalto y somete el arte popular al reverso de sus expectativas, empoderando al espectador común en un juego llevado al límite del secuestro y la amenaza que finalmente se repliegan a un cálido y empático homenaje a los románticos solitarios y desamparados.

De Casablanca al otro lado del espejo

Supongo que recomendar a estas alturas que vayan al cine a ver Casablanca (1942, Michael Curtiz, Warner), sí, Casablanca, es casi como recomendarles que desayunen cada mañana. Quiere imaginar uno que aún quedan padres dispuestos a acompañar a sus hijos a ver (el próximo martes a las 20h. en MK2 Cinesur Nervión) este clásico entre clásicos, un filme que ha pasado a la historia del cine aunque no aparezca nunca entre esos 100 títulos del canon de los críticos y los propios historiadores. Tal vez esa sea su mayor conquista, ser ya un filme mítico sin necesidad de sanción oficial. Bogart, Bergman y Henreid, con Rains mirando de reojo y Steiner señalando las emociones invisibles con su banda sonora, son ya nombres esenciales de una manera de hacer y entender el cine que queda tan lejos en el tiempo como cerca su emoción puramente formal.

El viaje de Chihiro (2001), de Hayao Miyazaki, también es ya otro clásico instantáneo, una odisea entre mundos y una catarata de ideas, figuras, diseños y creatividad que desbordan el imaginario infantil para llevarnos a un territorio desconocido y fascinante al otro lado del espejo de lo real. No parece casual que fuera la primera película de animación en ganar un festival de primera categoría (Berlín) compitiendo con títulos de imagen real. Pueden comprobarlo, también en MK2 Cinesur Nervión, hoy jueves 1 a las 20h.

Prosigue el ciclo Summers en Cicus

Finiquitado ya el seminario dedicado a su figura y su obra gráfica y cinematográfica, en Cicus prosigue el homenaje a Manuel Summers con la proyección de tres de sus películas más importantes. El próximo lunes 5 (19 h.), La niña de luto nos lleva a la España de 1964 para diseccionar desde el humor algunas de esas tradiciones que aún mantenían al país a las puertas de una modernidad que apenas se anunciaba como proyecto. A concurso en el Festival de Cannes, la película supuso también la primera aparición en el cine de Alfredo Landa, aquí junto a una extraordinaria María José Alfonso.

Los siguientes lunes 12 y 19 de febrero serán el turno de Juguetes rotos (1967), extraordinario documental sobre figuras olvidadas del fútbol, los toros y el mundo del espectáculo, y de Adiós, cigüeña, adiós (1971), gran éxito comercial internacional y retrato de la mala educación sexual de un puñado de adolescentes.

El estreno de la semana: 'Pet Shop Boys Dreamworld'

Beyoncé, Taylor Swift, ahora Pet Shop Boys... Los conciertos filmados conquistan las salas de cine como prolongación del escenario. La moda no es nueva, pero sí cada vez más habitual en la cartelera, buscando a esos espectadores que no pueden pagarse la entrada del show pero sí la de una experiencia vicaria con palomitas y refrescos. Filmado en Copenague, el de Neil Tennant y Chris Lowe promete un gran espectáculo de luz y sonido y un repaso por todos sus éxitos.

Dreamworld PSB
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