El vestuario del Circo del Sol, a prueba de usos extremos
Kooza
Marie-Chantale Vaillancourt es la autora del armario de 'Kooza', que rinde tributo a Klimt, el cómic y los viajes a la India
Las últimas puntadas y los últimos retoques de vestuario hacen posible cada noche que Kooza, el espectáculo que podrá verse hasta el 8 de marzo en la carpa instalada en el Charco de la Pava de Sevilla, materialice las fantasías de los creadores del Circo del Sol. La propuesta de la compañía canadiense que ahora llega a Sevilla es un homenaje con el que esta formación de alcance mundial regresa a sus raíces. Para ello, recupera la esencia primigenia del circo gracias a la apuesta de su director, David Shiner, por una mirada artesanal a los payasos y las acrobacias.
Para vestir esas fantasías y numeros circenses, sin embargo, resulta fundamental que el vestuario "sea espectacular como un traje de fiesta, resistente como el mono de trabajo de un mecánico y flexible como el guante de un cirujano", defiende el equipo del Circo del Sol, entusiasmado por el trabajo que ha realizado en esta ocasión su galardonada diseñadora de vestuario, Marie-Chantale Vaillancourt.
Ella, según pudo apreciarse en el estreno de Kooza, se inspira en fuentes muy diversas para elaborar un armario que abarca los cómics, el pintor Klimt, las películas de Mad Max o los evocadores viajes en el tiempo, desde India a la Europa del Este. "Se ha inspirado también en la precisión mecánica de los movimientos del reloj o en los soldaditos de plomo que marchan al unísono en los cuentos infantiles. Todas estas referencias emergen para crear un estilo visual que evoca al Baron Munchausen, a Alicia en su mundo de mil Maravillas o al Mago de Oz", corroboran desde la compañía canadiense.
Entre los numerosos méritos del trabajo de Vaillancourt está el modo en que integra materiales y tecnologías desarrollados por expertos que toleren el diseño y el uso extremo por parte de los acróbatas y los payasos.
Todo el vestuario se confecciona manualmente en el estudio de Montreal y su minuciosidad se evidencia, por ejemplo, en la confección de la Capa de Ratas, un traje que hace creer al espectador que ratas vivas corren por el cuerpo del artista que la lleva puesta antes de desaparecer por un agujero en el suelo del escenario.
El departamento de vestuario de Cirque du Soleil, en el que trabajan 300 personas, produce unas 15.000 piezas de vestuario, incluyendo zapatos y accesorios para la cabeza. Su trabajo se aprecia en las casi 750 piezas distintas de vestuario -y el mismo número de piezas de repuesto-que forman parte de la gira de Kooza que ahora llega a Sevilla, emblema de esta compañía en la que participan artistas de 50 nacionalidades y se hablan 25 idiomas distintos pero todos se entienden en un afán común: crear la magia del circo.
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