"Ahora parece que todo tienen que ser canciones románticas o incomprensibles"

Pablo Carbonell. Músico

Se cumplen 30 años desde que aparecieran en el panorama musical español Los Toreros Muertos. Ahora sacan disco en directo y uno de sus creadores recorre salas en solitario.

Pablo Carbonell presenta mañana en Golden Club 'Cantos Regionales'.
Noelia Santos Córdoba

16 de septiembre 2015 - 05:00

El gaditano Pablo Carbonell lleva mañana a la sala Golden Club el espectáculo Cantos Regionales cuando se cumplen 30 años del aniversario de Los Toreros Muertos.

-¿Qué podrá ver quién se acerque mañana a la sala Golden Club?

-Aparte de mi esbelta figura, es una especie de monólogo musical en el que mezclo algunas canciones de Los Toreros Muertos, con canciones de mis dos LP y cinco canciones inéditas.

-¿Vendrá solo?

-Sí, en esta ocasión sí, y aprovecharé que es el cumpleaños de Marisol Membrillo (propietaria de la sala) para darle un fuerte abrazo. Ese día tiene que tener un tono especial.

-¿Por qué Cantos Regionales?

-Una de las canciones que me parece bastante emblemática de las últimas que he hecho es el Himno a Teruel. De repente pensé que necesitaba hacer una canción sobre una ciudad y un clásico de estilo de canción y decidí que se la iba a hacer a Teruel. La hemos grabado y esperamos hacer un videoclip en Teruel en el caso de que a la Concejalía de Cultura de allí le parezca interesante el tema. Creo que sí, porque es una ciudad que pasa por una invisibilidad tremebunda, entonces esta canción la va a colocar de nuevo en el mapa a la altura de Nueva York, Córdoba o Hong Kong.

-Los Toreros Muertos siempre se van y vuelven, y de nuevo vuelven a irse. Puede que no se hayan ido nunca...

-Sí se fueron, desaparecieron hace 20 años. Piccolini se marchó a Argentina, que en aquel momento nos parecía un sitio lejísimo, y ahora nos hemos dado cuenta de que con un poco de previsión y organizando fechas es posible recuperarlos. Cuando Piccolini se marchó a Argentina, yo me metí a trabajar de reportero dicharachero, luego me metí a dirigir películas... pero el mismo Piccolini me hizo ver que había una gran vigencia en nuestro estilo musical. Y precisamente ahora que el sentido del humor y la sátira están desaparecidas del mapa musical, he entendido que es un buen momento para que vuelvan y recordarle a la gente cómo se hacían los conciertos en los años 80; a los grupos éstos que no tienen esa destreza, o no saben decir buenas noches, o parece que les han sacado dos litros de sangre antes de subirse al escenario.

-¿Vuelven a sabiendas de que se cumplen los 30 años y quieren celebrar el título de su primer disco o es pura casualidad?

-Somos totalmente conscientes y para celebrarlo grabamos un disco en el Gran Teatro Falla de Cádiz. Un disco que era la idea que siempre nos rondó de Los Toreros Muertos en vivo y dijimos "¡venga!". Ahora Piccolini se ha vuelto a marchar a Argentina y volverá en menos de un mes, y aprovecharemos para meternos de nuevo en el estudio.

-Entonces, al final, Los Toreros casi nunca llegaron a irse del todo.

-Hubo un momento en el que no encontrábamos la clave de lo que queríamos hacer, posiblemente nos volvimos gilipollas. Éramos muy jóvenes también, muy jóvenes y ricos. Si eres muy joven y rico lo normal es que te vuelvas gilipollas. Ese fue quizá el motivo principal de nuestra primera separación. Ahora ni somos ricos, ni somos jóvenes, pero no somos gilipollas. Se nos ha arreglado la cabeza con el tiempo y ya sabemos qué tenemos que hacer, cómo lo tenemos que hacer y nuestros márgenes de error son bastante soportables.

-¿Si los Toreros Muertos beben, por ejemplo, de Krahe, existe algún grupo que beba de Los Toreros Muertos?

-A mí me gustan muchos Los Gandules, de Zaragoza. Soy muy fan de ellos porque me inyectan una gran cantidad de optimismo y desinhibición. Las artes tienen que definir cómo somos pero cuando uno va a un concierto lo que tiene que hacer es salir de buen humor, desinhibido, para así sentirse más guapo, con más posibilidades de ligar y acabar enamorado, como tanta gente que ha venido después de un concierto mío con un niño. La música tiene ese poder para que las personas se encuentren, se enamoren y adquieran compromisos para toda la vida.

-Este año en el Sonorama compartieron escenario con los nuevos grupos indies, ¿eran Los Toreros los indies de la época?

-Nosotros éramos un grupo multinacional, éramos de Sony. Ahora sí que somos un grupo indie, ahora no tenemos ni compañía. Nosotros nos producimos y nos editamos el disco sin compañía de discos. Yo he sido independiente desde prácticamente que empecé a hacer teatro con 16 años, teatro amateur. Siempre he sido un amateur. Y nunca he ido a ninguna escuela. No soy demasiado bueno para los recados, soy el mejor jefe de mí mismo y siempre he mantenido una independencia en mi trabajo interesante.

-¿Las letras de Los Toreros Muertos levantan hoy más ampollas que las que levantaban en los años 80 o los 90?

-El uso de la libertad de expresión se ha perdido, no es algo corriente, parece como políticamente incorrecto hablar sobre tu manera de pensar o de concebir el mundo. Ahora parece que todo tienen que ser canciones románticas o incomprensibles.

-¿Hay una época para ser humorista, otra para ser músico y otra para ser dibujante, o se puede ser de todo a la vez?

-Woody Allen escribe, dirige, interpreta, toca el clarinete, hace artículos de prensa y mantiene a una familia de seis o siete miembros. Se puede y no está loco.

-¿Qué es lo más complicado de todo eso?

-Lo más difícil y lo más hermoso es ser buen padre.

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