Andrés Amorós disecciona el teatro "conscientemente lírico" del cordobés
El catedrático sostiene que la poesía es una cuestión previa del autor que lo invade todo
Ante una sala abarrotada de espectadores, Amorós subrayó en su charla, El teatro de los poetas, que Gala, al igual que otros grandes autores como García Lorca, escribe "voluntaria y conscientemente un teatro lírico; el escritor busca la belleza, la poesía como algo anterior, es una cuestión previa del escritor".
Amorós, que plagó su comparecencia de frases procedentes de las obras teatrales del escritor cordobés -Los verdes campos del Edén, El sol en el hormiguero, Los buenos días perdidos, Trilogía de la libertad, Café cantante o Las manzanas del viernes- recordó que ya en las primeras críticas que se realizaron tras sus estrenos teatrales se hace referencia a su voz lírica o a la "carga fresca de humor de su poesía", o incluso se plantean si lo que hace es una historieta, un ensayo o un poema, "... porque obra de teatro no es", recordó con una sonrisa.
El también ex director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), desgranó en su cita algunos de los elementos que componen el complejo mundo teatral -"no es tan sencillo como aparenta"- de Antonio Gala como es el caso del conflicto. "Sus personajes tienen que ser fuertes ante las fuerzas opresoras y dóciles frente a los mandatos del destino, porque éste está escrito desde el principio. Por tanto la vida es una tragedia y unas veces los personajes la aceptan y otras intentan escapar", dijo
En cuanto a los parámetros temporal y espacial, Amorós concretó que en el teatro del escritor cordobés el escenario es cerrado (no existe acción exterior), lo que simbolizan el conflicto. "El tiempo real tampoco importa en sus obras, sino que trata el tiempo vivido, el psicológico", remarcó.
El experto no pasó tampoco por alto la empatía que existe entre la obra dramática de Antonio Gala y su público, "al que consigue implicar emocionalmente y para ello utiliza el sentido del humor, que es una forma de engancharte. Esto se traduce en continuos contrastes del lenguaje".
Entre otras muchas cuestiones, Andrés Amorós no eludió hablar de la proyección del propio autor en sus personajes, "que viven con autenticidad sus propias vidas y no las que los demás quieren que vivan".
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