Antonio Soler rompe el "silencio" sobre los abusos sexuales del sacerdote Hipólito Lucena con su novela 'Sacramento'

Feria del Libro de Córdoba

El escritor malagueño da luz a una historia olvidada en Málaga durante 60 años

Antonio Soler posa con su novela 'Sacramento' en Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Antonio Soler (Málaga, 1956) destapa en su nueva novela, Sacramento (Galaxia Gutenberg), "el manto de silencio absoluto" que durante los últimos 60 años ha imperado en su Málaga natal sobre uno de los casos más oscuros que se recuerdan, el del sacerdote don Hipólito Lucena.

"Es un libro que tiene varios géneros", puntualiza el escritor malagueño sentado en una terraza del Bulevar Gran Capitán de Córdoba, donde atiende a el Día en un sábado de Cruces en el que presenta su libro en la Feria del Libro de Córdoba. Una primera parte son memorias, "lo que algunos llaman ahora autoficción", donde se narra detalladamente el modo -"un poco extraño y largo en el tiempo"- en que la historia fue llegando a sus manos a través de "testimonios siempre orales", resalta. Todo lo demás, se puede entender como una novela basada en hechos reales -los que le suceden a don Hipólito Lucena- o como una crónica en la que también se refleja la España de los años 50 en la que se desarrolla la historia.

"Me parecía importante ubicar sociológicamente esa España donde lo que imperan son las medias verdades y los bulos, incluso en los periódicos donde hay una serie de noticias completamente estrambóticas que hacen que el lector no tenga muy claro en qué mundo está viviendo", explica Soler. De hecho, en su proceso de documentación narra cómo se encuentra con una primera página de un diario en el año 1954 en la que se dice que "70.000 perros se han vuelto locos por el jazz y la televisión". "Un lector que lee eso, y que no sabe lo que es la televisión ni tampoco el jazz vive en un mundo imaginario", infestado de fake news, como se diría ahora. Bajo todo ese contexto don Hipólito Lucena, sacerdote malagueño, crea una secta religiosa en la que persuade a un grupo de mujeres para mantener relaciones sexuales.

Con el confesionario como aliado fundamental, aprovechando que es "un sitio donde hay un pacto de secreto en el que todo lo que se habla no puede salir de ahí y donde, además, el confesor tiene la potestad de interrogar e inmiscuirse en al intimidad de las personas", don Hipólito va sonsacando y manipulando "sabiendo siempre con quién se la juega y con quién pueden prosperar sus teorías", comenta el autor, aunque "me imagino que en muchas ocasiones se encontró con una pared y rápidamente desvió el asunto".

La importancia del confesionario es "vital", asegura, tanto para la secta que forma el sacerdote como siempre lo ha sido par la Iglesia. Eso se cuenta en el libro de Stephen Haliczer, Sexualidad en el Confesionario: un sacramento profanado, referencia Soler, "en el que se cuenta como la Iglesia tiene mucho cuidado de poner sacerdotes muy íntegros para confesar con mujeres; ellos lo llaman el delito de la solicitación, es decir, que los sacerdotes no aprovechen el confesionario para solicitar favores sexuales, algo no muy raro". Lo "extraño" es lo que consiguió Hipólito Lucena, concluye Soler.

"Debía de ser muy inteligente y muy hábil porque el aspecto físico no le acompañaba para nada, con lo cual tiene más mérito", intenta reconstruir Soler las técnicas de seducción de un Hipólito Lucena al que su propio carcelero, un cura irlandés, definió como "una personalidad muy fuerte, en absoluto vulgar, es decir, que no era el típico sinvergüenza". Este testimonio lo recogió Soler de boca del mismo sobrino de don Hipólito con quien se entrevistó. "El carcelero comentó que, como creyente no le temía a nada, salvo a Dios y a don Hipólito", cuenta el escritor.

Rumores, denuncias y juicio en el Vaticano

"Igual que en otro tipo de corrupciones, cuando el delito es continuado y permanece oculto hay una sensación de impunidad, un cierto relajamiento y también una ley de probabilidades, en la que a mayor número de veces que lo hagas, más fácil te pueden coger", expone Soler. Además, sus prácticas comenzaron a dejar embarazos y abortos, y "naturalmente eso tiene consecuencias" que en algunos casos y en la España de los 50 son "muy difíciles de explicar", reconoce el autor poniendo el foco en las mujeres solteras de la época, algo poco habitual.

Antonio Soler en la Feria del Libro de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Comienza a haber rumores, y personas de cierta relevancia social que se ven implicadas y levantan la voz ante instancias poderosas. En concreto, ante el obispo que tiene contacto directo con el Pardo, con Serrano Suñer y con el Vaticano, donde llegan las actividades que hacen. A partir de ahí empieza a precipitarse la caída de la secta de don Hipólito.

"Hay una cuestión que lo diferencia de los abusos sexuales de la Iglesia porque el problema que ellos enfrentan y el dilema que discuten es si esto puede ser interpretado como un exceso de amor al prójimo o si lo que hay detrás de todo esto es un ataque al dogma de la iglesia, es decir, una corriente heterodoxa que va contra los preceptos de la Iglesia..., y eso es lo que terminan deduciendo por todo el ritual que don Hipolito va estableciendo y por las conexiones que tiene con los iluministas del pasado", sigue Antonio Soler.

"Esto ocurre en el año 59, y durante 60 años ha habido un manto de silencio absoluto", asegura Soler, que con esta novela ha procurado dar luz a una historia "que gran mayoría de la gente que me encontré en la Feria del Libro de Málaga no conocía", reconoce. Otra gente se acercaba a decir que "ya era hora que esto saliera a la luz", y gente joven sabían del caso "por referencias familiares", concluye el autor.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último