El Bellas Artes inaugura la mayor retrospectiva sobre Antonio del Castillo
El museo exhibe 62 obras, entre lienzos y dibujos, realizados por el pintor barroco cordobés, artistas que le influyeron y seguidores. Permanecerá abierta hasta el 28 de febrero.
El Museo de Bellas Artes revisa la trayectoria y obra de Antonio del Castillo (1616-1668), con la mayor retrospectiva realizada hasta la fecha sobre el pintor barroco cordobés. A través de 65 obras la pinacoteca sitúa al artista en su contexto, analiza el panorama artístico previo, su faceta como dibujante, sus grandes encargos y la huella que dejó en el arte hasta el siglo XIX. Así, el visitante podrá apreciar a lo largo de cinco salas 23 lienzos del maestro y de su entorno, 28 dibujos suyos y de su época, y 13 cuadros de aquellos que más le influyeron y de sus seguidores, como el pintor de Bujalance Antonio Palomino. A esto hay que sumar un ejemplar del libro de Juan de Arfe De varia conmensuración para la escultura y arquitectura, un tratado que sirvió de manual de cabecera de las academias y talleres de la época y que fue restaurado en 2008 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
La consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, señaló ayer en la inauguración que la muestra es "didáctica y divulgativa" ya que hay seis secciones en las que el visitante "podrá conocer todo lo que fue y todo lo que hizo el maestro". La primera parada se titula El hombre y el artista y en ella se resalta a Córdoba como la ciudad donde transcurre su vida y desarrolla su producción, convirtiéndose en el artista más destacado de la misma. La trayectoria de Antonio del Castillo corre en paralelo a la de otros importantes autores del momento como Francisco de Zurbarán, Sebastián Martínez, Juan de Valdés Leal, Alonso Cano o Bartolomé Esteban Murillo. Su estilo personal se forjará en su ambiente familiar, con la influencia de Zurbarán y la inspiración en estampas centroeuropeas.
La segunda sección se centra en el Panorama artístico previo, es decir, el ambiente artístico en el que se forjó el maestro barroco. En ella se refleja cómo en los primeros años del siglo XVII dominaban en Córdoba los modelos traídos de Italia y la manera de pintar de Pablo de Céspedes. Sin embargo, la llegada de Agustín del Castillo (padre de Antonio) y Juan Luis Zambrano supondrá un cambio notable en el modo de concebir el arte.
La faceta como dibujante de Antonio del Castillo aparece en la tercera parte de la exposición, donde se destaca su extraordinaria habilidad para el dibujo y su creatividad compositiva. Su producción como dibujante - caracterizada por el uso de la pluma de caña- abarca como principales temáticas la figura humana, animales, diseños arquitectónicos y ornamentales y la naturaleza.
La cuarta parte de la muestra es Grandes encargos, donde se explica que franciscanos y dominicos supusieron la principal y más importante clientela de Del Castillo en Córdoba, como demuestran sus encargos para el Tribunal de la Inquisición, el convento de San Pedro el Real, el convento de San Pablo o la hermandad de la Caridad.
En los encargos menores -que se explican en el quinto apartado- es donde el maestro cordobés desarrollará su mayor potencial creativo, mostrando su faceta más íntima y su gran imaginación. Las obras de pequeño formato, principalmente de carácter narrativo y devocional, le son solicitadas por la nobleza civil y el alto clero. Por último, la exposición se centra en La huella de Antonio del Castillo, que muestra que la manera de pintar, los tipos iconográficos y las composiciones creadas por el artista perduraron en Córdoba hasta el siglo XIX, siendo muchos los artistas que lo siguieron e imitaron. En su taller jugaron un importante papel Pedro Antonio Rodríguez o Manuel Francisco Arias, mientras que otros se iniciaron en el arte de la pintura mediante la copia de sus composiciones y tipos, como Bartolomé Fernández o Acisclo Antonio Palomino.
Aguilar manifestó que esta exposición es "un acto de justicia porque nuestro pintor barroco por excelencia tiene su reconocimiento en el lugar adecuado, en su casa, en el museo". Así, indicó que "era algo que Córdoba debía de hacer por su pintor y lo hace a través de tres exposiciones; una de recorridos (que comenzó el 23 de septiembre), otra ésta en el Bellas Artes y una futura que inauguraremos (en la Sala Vimcorsa". "Donde habita el alma de Antonio del Castillo es justamente en este Museo de Bellas Artes, en este espacio de la plaza del Potro", agregó Aguilar.
El director del Museo de Bellas Artes, José María Palencia, explicó que, como novedad, se exhibe una obra de Agustín del Castillo, "el único artista que no estaba representado", y dos obras que se han restaurado recientemente y que se exhiben en la capilla del museo.
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