La Biblioteca Castro recupera los 'Comentarios reales' del Inca Garcilaso
El escritor, nacido en Cuzco y fallecido hace 400 años en Córdoba, dedicó a la historia del imperio inca su obra más conocida La edición corresponde a Andrés Soria Olmedo.
Era hijo del conquistador Sebastián Garcilaso de la Vega Vargas y de una princesa inca, por lo que tuvo acceso a dos culturas. Nacido en 1539, fue bautizado como Gómez Suárez de Figueroa y vivió en el Cuzco turbulento de las guerras civiles hasta 1560. El resto de su vida transcurrió en España, sobre todo en Montilla y Córdoba, donde murió en 1616. Tras servir brevemente en la guerra de las Alpujarras se dedicó a criar caballos y a escribir con el nombre de Garcilaso Inca de la Vega. El 23 de abril (el mismo día que Miguel de Cervantes) se cumplen 400 años de la muerte de este mestizo bastardo que recogió el lema de la complementariedad de las armas y las letras que había postulado el primo hermano de su abuelo paterno, el gran poeta que inició un soneto: "La mar en medio y tierras he dejado / de cuanto bien, cuitado, yo tenía". Y su obra mayor, los Comentarios reales, sobre la historia de los incas, vuelve a las librerías de la mano de la Biblioteca Castro, en edición de Andrés Soria Olmedo.
"Una de las causas de la singularidad del libro es la singularidad biográfica del autor", señala Soria, que destaca que su cambio de nombre lo situó "bajo el signo de una nobleza doble (al frente de la primera edición de los Comentarios hizo imprimir un escudo de armas con los signos de esa doble genealogía que se reproduce en esta edición), y a su obra bajo el signo del cultivo complementario de las armas y las letras". La obra, anota el especialista, "tiene una coherencia grande, a partir de un logro tan singular como la traducción de los Diálogos de amor de León Hebreo, otro personaje exiliado y periférico, en cuya filosofía y teología platónica encontró apoyos ideológicos para dignificar la teología pagana de los incas y atender al ideal renacentista de concordia entre la historia cristiana y la historia del nuevo mundo". También contribuye a esta singularidad "el talento individual de Garcilaso como prosista jugoso, claro, observador, interesante. Coetáneo de Cervantes, se mueve en un registro lingüístico y retórico parecido".
El título alude al hecho de que la obra es "un comentario a otros libros sobre el imperio de los incas que a su juicio se equivocan o carecen de información suficiente porque no tienen acceso, como él, a la lengua y a las fuentes orales". Con estos referentes completa su construcción historiográfica, "por lo demás apoyada en el método de los anticuarios (hoy los llamaríamos historiadores) humanistas como Ambrosio de Morales. De modo que combinó fuentes escritas y orales, españolas y quechuas, recuerdos y saber libresco, con un resultado extraordinario".
La estructura en libros y capítulos breves le permitió mezclar "capítulos de historia política y militar (la relativa a los reinados de los incas) con otros de tipo cultural, relativos a las costumbres, arquitectura, agricultura, ganadería...". El esquema historiográfico que usa, "basado en la idea de San Agustín de la construcción gradual de la ciudad de Dios, le permite distinguir tres edades en la historia de Perú: en la primera los hombres vivían como bestias mansas o como fieras bravas" y en la segunda preparan el camino del cristianismo. Soria subraya que "al asimilar la teología de los incas a la tradición platónica y estoica, Garcilaso los defendió de políticas como las del virrey Toledo, para quienes los incas eran idólatras bárbaros e inhumanos". El experto considera que "esta lectura del discurso del otro en clave de concordia adquiere una nueva actualidad y pertinencia hoy mismo, más allá de la celebración de un texto clásico. O, más bien, el texto es clásico por sacar su pertinencia del presente, aunque lleve cuatrocientos años escrito".
Este volumen de la Fundación José Antonio de Castro presenta la obra confrontada con la primera edición de 1609 y con las primeras ediciones modernas, como las de Rosenblat y Carmelo Sáenz de Santamaría, "hoy menos accesibles". Un texto "íntegro, sin las erratas y omisiones de la edición de la Biblioteca Ayacucho, por ejemplo". En la misma colección figura también la Traducción de los Diálogos de Amor de León Hebreo del cuzqueño.
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