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Entrevista a María Talaverano
Córdoba/María Talaverano (Pozoblanco, 1993) ha pasado de tocar el tambor y la corneta en la banda de música de los Salesianos a llevar la voz cantante en Cariño, uno de los grupos más efervescentes del nuevo pop español. Su debut, Movidas, publicado hace un mes, ya está agotado y en 2019 actuarán en festivales como Primavera Sound y Benicàssim.
–¿Cómo surge Cariño? ¿Por qué este nombre?
–Cariño realmente surge espontáneamente, es una broma entre amigos. Nos dio por llamarnos “cariño” una temporada y al tener la idea del grupo sólo nos encajaba ese nombre. Además nos gusta, no nos imaginamos llamarnos de otro modo. También recoge un poco de lo que hablamos y lo que somos, un grupo de amigos y hablamos de amor y desamor, donde nace o se deshace el cariño.
–Hace unos días, se publicó su primer disco, ‘Movidas’. ¿A qué hace referencia el título?
–A las movidas cotidianas que vivimos. Algunas son ficción, otras no tanto, pero siempre tienen algo de verdad. Normalmente escribo yo las letras y me inspiro en cosas que me pasan a mí o en situaciones que, aunque no las viva yo directamente, me tocan muy de cerca. También intento extraer de un mínimo sentimiento algo enorme, para poder escribir canciones con más facilidad.
–Sus canciones hablan de preocupaciones y situaciones que pueden pasarle a cualquier ‘millenial’. ¿Qué les inspira a la hora de componer?
–La vida en sí misma. El amor, el desamor, los roces, lo que les pasa a mis amigos, poemas, canciones... Por ejemplo, ahora voy a empezar un proyecto con un gran amigo, Jota Pop, en el que vamos a tratar de escribir textos inspirados en canciones que nos molan.
–El arte del álbum parece toda una declaración de intenciones, con un CD Verbatim entrando a la torre de un ordenador, una Game Boy... Y encima únicamente se ha puesto a la venta en formato vinilo. ¿Idealismo?
–El vinilo, aunque haya gente que dice lo contrario, está consumiéndose cada vez más. Nos gusta. Y más allá de ponértelo un domingo en casa, también es decoración o añoranza, sí. El CD y la Game Boy son cosas que hemos tocado de cerca y que seguimos usando, aunque sea en la versión 3.0, es decir, mediante música en streaming o pasando a la Nintendo Switch. Pero todo lo que hay en la portada de Movidas refleja lo que hemos vivido.
–El disco, por cierto, ya se encuentra descatalogado. ¿Va a reeditarse?
–Personalmente no me gustaría que se reeditara, al menos en vinilo, porque me parece bonito que haya sólo 500 copias de este debut y que cada copia sea especial. Aunque a saber qué depara la vida. De momento no tenemos pensado reeditar y, en caso de que lo fuera, que alguna propuesta hay, sería en CD y fuera de España.
–¿Cómo surge la idea de versionar a C. Tangana y convertir ‘Llorando en la limo’ en ‘Llorando en Vespinos’?
–Hay muchas canciones de C. Tangana que nos gustan, más allá de lo que implique su personaje, Llorando en la limo es una canción que nos gusta mucho y que solíamos cantar de broma en los ensayos hasta que un día dijimos de probarla en directo, un poco loco. Queríamos cambiarla de terreno y llevarla al nuestro, así que tras probar una noche en pijama en casa de Paola distintos acordes, salió. Fue bastante rápido. Después, adaptamos la letra porque queríamos reflejar lo que vivimos. Que, desde luego, limos pocas.
–En el cover hablan de tonti pop y de Family. ¿Qué tipo de música escuchan?
–Escuchamos de todo, todo, todo. No nos cerramos a ningún género ni nos gusta limitarnos musicalmente, aunque escuchamos más de ciertos géneros. Family es un grupo que nos gusta mucho a las tres. El tontipop también nos gusta. También La Casa Azul, Mujeres, Melenas, incluso trap.
–¿Tienen previsto regresar pronto al estudio?
–Realmente vamos al estudio habitualmente porque por suerte nuestro productor, Martín Spangle, tiene un miniestudio en casa, que es donde se graba todo lo que hacemos en Cariño. Pop casero se podría decir. Y sí, la idea es grabar más contenido y sacar un EP.
–¿Un nuevo boom del pop en español? ¿Cómo ven la escena?
–Parece que está renaciendo algo que parecía muerto. Y si somos partícipes de ello estamos orgullosas de serlo y haremos lo posible porque así sea. Cada vez hay más grupos y la escena, al menos en Madrid, está muy surtida. Además, mola que entre todos hay una especie de hermandad y solemos apoyarnos.
–Ya las han confirmado en el Primavera y en Benicàssim. ¿Qué significa esto para el grupo?
–Un sueño... Si la primera canción se sube a Bandacamp en marzo de 2018 y se hace pública en plataformas digitales con Elefant el 1 de junio, imagina. En seis meses estamos donde grupos tardan años en llegar. Estamos muy agradecidas por la oportunidad y esperamos ponernos a la altura. Cada vez nos exigimos más a nosotras mismas porque sabemos que es algo que no todo el mundo consigue y que tenemos que agradecer tanto a las promotoras por confiar en el proyecto como al público que viene a vernos.
–En el caso del Primavera Sound, la organización ha logrado que el 50% del cartel sean nombres femeninos. ¿Han sentido machismo en el mundo del pop?
–Sí, sobre todo al principio. Muchas veces se pone en entredicho que las mujeres sean capaces de hacer música. También lo hemos notado en el ámbito de la negociación, que cuando nos autogestionábamos, hasta hace un mes, parecía que se buscaba el nombre de un hombre para hablar de dinero. Las mujeres sabemos hacer música, sabemos emprender y somos igual de válidas. Por suerte, es algo de lo que cada vez más gente es consciente.
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