Clásicos amplificados
Orquesta de Córdoba. Dirección: Fernando Argenta. Repertorio: Ruberto Chapí, 'El tambor de Granaderos' (Preludio); John Williams, 'Superman' (Tema principal); L. Anderson, 'Máquina de escribir'; Felix Mendelssohn, 'Sueño de una noche de verano' (Marcha nupcial); F. J. Haydn, 'Sinfonía n. 94 Sorpresa' (Andante y Minueto); J. Strauss II, 'Tritsch, Tratsch polca'; T. Nichols, 'Los Picapiedra' (Tema principal); J. Strauss I, 'Marcha Redetzky'; L van Beethoven, 'Sinfonía n. 9' ('Himno de la Alegría'). Fecha: jueves 24 de junio. Lugar: plaza de la Corredera. Lleno.
Una magnífica orquesta (lujo cultural de la ciudad), el veterano y simpático divulgador musical Fernando Argenta, un público numerosísimo y entregado y un puñado de obritas clásicas de eficacia más que probada llenaron la noche de la Corredera el pasado jueves. La llenaron de alegría y humor; un humor para niños, todo hay que decirlo, un poco al estilo arcaizante del "¡Cómo están ustedes!", al que no le sentaban del todo mal los numerosos despistes del presentador, bien curtido por lo demás en este tipo de actos.
Pero a mi juicio falló (y no debieran fallar los detalles de remate en la gestión cultural cordobesa) la sonorización. Amplificar una orquesta de forma satisfactoria no es fácil, pero se hace en muchos lugares de Europa cuando llega el verano. Este aspecto, que hizo que la magnífica formación cordobesa sonara como a través de una radio mala de los años cincuenta (sonido metálico y sin graves, poco volumen…), restó lucimiento al acto en general y emotividad a la última obra, en la que el público se sumó cantando con entusiasmo en pro de la Capitalidad Cultural. También el diablo está en los detalles.
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