Visto y Oído
Broncano
El séptimo arte carga aún con la misión de convencer al público de su indudable valía. El cine español es visto como un género en sí mismo, sin atender a las características de cada cineasta y sin llegar a conocer la variedad real de productos audiovisuales. La situación en Córdoba es similar, incluso más preocupante dada la poca repercusión que tienen en el público las creaciones locales. Por suerte, la ciudad cuenta con un grupo creciente de profesionales que alimentan con esfuerzo y dedicación la filmografía cordobesa.
Ejemplo de ello ha sido la muestra Cordometraje, acogida por la Filmoteca de Andalucía, que ha exhibido cortos de directores como Martín Jemes, Guillermo Piñero o Alberto Armas, y que incluyó una mesa redonda moderada por la magíster en Cinematografía Gretel Herrera y compuesta por los directores Gonzalo Moya e Iván Molina y el profesor de la Universidad Loyola Javier Lozano. La cita sirvió como vehículo para el tratamiento de temas relacionados con la situación de la producción audiovisual en Córdoba, bien sea de proyectos en marcha o finalizados. Las intervenciones del público demostraron que las inquietudes son compartidas por creadores y audiencia, especialmente la necesidad de difusión que el cine demanda y que raramente recibe en la provincia.
Tanto Iván Molina como Javier Lozano destacan "algunas pautas comunes" que reflejan que hay intereses colectivos, sin olvidar el carácter personal de cada autor. Una de las características más notorias es el uso del humor para distintas situaciones, incluidas las paranormales o las apocalípticas, como en los casos de Ouijajaja, de Alberto Armas, y Ocupado, de Juan Antonio Chavero.
La financiación y distribución se señalan como las dos mayores dificultades a las que se enfrentan los creadores de contenido audiovisual, tanto en Córdoba como en todo del panorama nacional. El gran reto económico que suponen las grandes producciones es uno de los motivos que hace que los artistas se centren en los cortometrajes, aunque por otro lado agradecen que la ausencia de una productora externa evite que el producto final se vea condicionado. Para combatir este problema, y como destaca el cineasta y director de la Escuela de Cine ActúaCórdoba, Francisco Sánchez, por suerte ha surgido un "equipo" de personas que se proporciona apoyo mutuo y permite que las películas salgan adelante con el trabajo de todos. Esta unidad supone una ayuda frente al abandono que reciben por parte de las instituciones, y que ActúaCórdoba busca reforzar tanto desde el ámbito profesional como desde la propia formación.
El formato de cortometraje, además, permite crear un producto de mayor fidelidad respecto a la idea original y en el que los aspectos técnicos pueden ser mucho más cuidados, siempre acorde a los recursos. En palabras de Gonzalo Moya, "el corto supone un entrenamiento, hay que hacerlo bien para pulir distintos aspectos" con el objetivo de estar preparado para una producción mayor. En la misma dirección se pronuncia Iván Molina, aunque en su opinión trabajar con series es una buena opción en la que encontrar "un campo intermedio" que permita hacer producciones de mayor envergadura.
Los trabajos exhibidos en Cordometraje ponen de manifiesto la evolución técnica que están desarrollando los cineastas cordobeses, desde el guion a la fotografía o las actuaciones. De nuevo, una de las claves para esta evolución es la habilidad del grupo para retroalimentarse entre ellos usando los mismos recursos, algo que explica la recurrente aparición de algunos de los actores, como es el caso de Victoria Castillo y Andrés R. Santiago.
Respecto a la distribución y recepción del público, Lozano remarca que "el cine no cuenta con un espacio propio" y menos aún en Córdoba, donde incluso las salas comerciales se encuentran alejadas del centro de la ciudad. A esto hay que sumar el coste de una distribuidora que, de aceptar el proyecto, es uno de lo mayores puntos en el presupuesto y a veces resulta complicado cubrir.
Sin duda, la necesidad de una crítica externa que permita conocer reacciones fuera del círculo conocido se presenta como una de las claves para continuar con la evolución positiva que presenta el cine cordobés. Para ello es necesaria la colaboración de los medios y distribuidoras, permitiendo una visibilidad y un mayor rango de impacto en el público y dando la oportunidad de dar a conocer proyectos que, hoy por hoy, no reciben atención. Así, además, se recalca que el cine alcanza su plenitud sólo cuando es interpretado por el público.
Estos temas son imprescindibles para intentar comprender el panorama actual cordobés en lo referente a la producción audiovisual. Uno de los objetivos de actos como Cordometraje es reivindicar la unión de las personas que se dedican a este mundo, de la cual son ejemplo los participantes en el encuentro, que esperan que esta sea "la primera de muchas ediciones" y la repercusión sea mayor y positiva.
En conclusión, el cine necesita que se ponga el foco de atención en la prolífera y cuidada producción de cineastas cordobeses -que va más allá de los proyectados en esta muestra- para que se valore de forma merecida, enriqueciendo la variedad de la oferta cultural de Córdoba.
Francisco Sánchez: "El arte es una cuestión de excelencia"
Cineasta y director de teatro cordobés, licenciado en Historia del Arte y con una maestría en Cinematografía, ambas en la Universidad de Córdoba (UCO), Francisco Sánchez ha dirigido más de 15 cortometrajes y ha participado en la producción de la película Entrelobos de Gerardo Olivares. Recibió formación de la Escuela de Teatro de Córdoba, en la que además fue profesor de cine durante cuatro años. Decidió crear la Escuela de Cine ActúaCórdoba, la cual sigue en marcha, para ofrecer una formación a futuros profesionales. Actualmente se encuentra en la fase final de producción de su largometraje Godot, proyecto que espera que vea la luz en los próximos meses. Aunque desde su punto de vista "un largometraje es una pesadilla", también considera que es necesario demostrar que en Córdoba se puede hacer cine y que "si tenemos los medios, ¿por qué irse?". Para él, aparte de las dificultades económicas que supone la producción de largometrajes, uno de los mayores problemas del cine cordobés es que "no se cree en la calidad que tenemos", a la vez que considera "fundamental" una crítica exterior, ya que "el arte es una cuestión de excelencia" y su objetivo es cuidar al máximo el producto que ofrece. Al mismo tiempo, ayuda en la formación de nuevos profesionales, ofreciendo enfoques académicos y, como él considera más importante, prácticos. El cine cuenta con un aspecto intelectual que es necesario tanto para la creación como para su análisis, pero para los directores es vital conocer los aspectos técnicos -"saber a qué botón darle", señala- que marcan la diferencia entre una buena película y una excelente. Respecto a la asistencia a festivales, aclara que "no te posicionan" debido a la alta participación que reciben y que "te enfrentas a producciones con mayor presupuesto" dada la organización actual de estos. Sánchez recalca que, ante todo, "si triunfa uno, triunfamos todos", ya que Córdoba es una ciudad con mucho potencial y, aunque los artistas son los máximos responsables, "instituciones, prensa, publicidad y autores tienen que ir de la mano". Por último, destaca que el porcentaje de participación femenina en su escuela es de "alrededor del 10%" e invita a que esta cifra aumente porque "todos son bienvenidos".
Iván Molina: "No le tengo miedo, tenemos que demostrar que somos capaces"
Nacido en Jaén y licenciado en Veterinaria, Iván Molina dedica su tiempo libre al cine por ser su pasión "desde pequeño". Hace cinco años que comenzó a formarse en la Escuela de Cine ActúaCórdoba con Francisco Sánchez en los cursos de Guion y Dirección, de los cuáles adquirió conocimientos prácticos. Además, de ahí surgió el grupo de profesionales con el que hoy día sigue colaborando, y que Molina ve como "una generación muy fuerte y con futuro". Ha realizado cinco cortos, y el último de ellos, Amor incondicional, se encuentra participando en distintos festivales internacionales. También ha colaborado en producciones de sus compañeros realizando funciones de cámara y otras labores, afirmando que "donde se aprende es en la trinchera" y que es necesario que todos colaboren para sacar los proyectos. En los próximos meses espera estrenar episodios de la serie en la que está trabajando, de la que no ha desvelado el nombre, y en la que deposita muchas ilusiones. Quiere probar que es capaz de "abordar algo más grande" que un cortometraje realizando una serie con temporadas cortas. Además, participará en el largometraje de su compañero Juan Antonio Chavero La sombra, y destaca que Córdoba es "una ciudad con unas posibilidades visuales increíbles" y que pueden contribuir a la creación de escenarios y formar parte de "la magia del cine". Respecto a las productoras, apunta que "ojalá apostasen por la gente de aquí", facilitando la llegada al público y la existencia de una crítica que ayude a mejorar, y señala que hay proyectos "muy potentes" que aún no se han producido, como un guion "espectacular" de Alberto Armas. Molina considera el cine cordobés como un ejemplo de ambición y que demuestra "aguantar la pantalla", compensando así todos los sacrificios en tiempo y costes que supone este arte. Todo ese trabajo conlleva muchos riesgos pero recalca que "no le tengo miedo, tenemos que demostrar que somos capaces" y el potencial para desarrollar las ideas es "inmenso". Ante todo, espera poder crear películas que hagan que el espectador "tenga preguntas que hacer" y sea partícipe.
Martín Jemes: "El cortometraje es ingenio puro dados los desafíos que presenta"
Director cordobés, junto con Gonzalo Moya y Juan Antonio Chavero, Martín Jemes es de los más jóvenes dentro del panorama actual. Interesado desde siempre en el mundo del cine, nunca supo cómo introducirse en él hasta que encontró la Escuela de Cine ActúaCórdoba, donde se formó en Guion y Dirección y en Lenguaje Cinematográfico. De hecho, encuentra en la fotografía nuevas herramientas para narrar y enriquecer el discurso de sus relatos, y sus inquietudes intelectuales le llevan a campos distintos al cine, como es el de la literatura. En este sentido, espera publicar pronto su libro El Malpensar. Aún así, su mente no se despega del cine y afirma que tiene proyectos pensados con los que pretende "hacerlo cada vez más profesional". Su deseo de expansión no le lleva a querer abandonar Córdoba ni sus "lugares emblemáticos", y le gustaría que se volviera "icónica" en la pantalla. Ante todo, Jemes busca alejarse de las ciudades neurálgicas para crear un cine con identidad que nace de la ciudad y del grupo con el que trabaja. Señala que la clave está en valorar "el factor humano", ya que es necesario el respaldo para desarrollar una carrera. Con su cortometraje El Vacío, en distribución y participando en festivales, espera recibir una "crítica realista", y valora que los medios actuales suponen un reto que ayuda a la realización. De hecho, aunque la producción de un largometraje está dentro de sus proyectos futuros, considera que "el cortometraje es ingenio puro dados los desafíos que presenta" y que es beneficioso no tener una productora porque así "no hay condicionante externo". Jemes afirma que, poco a poco, está cubriendo el aspecto técnico de sus producciones y que la "reciprocidad" en el trabajo con el resto de sus compañeros le permite aprovechar factores como la experiencia o nuevas técnicas. Además, es un director que se implica con su obra y el público, ya que sufre "antes, durante y después de la producción" y busca tanto ver los fallos de su trabajo como ser "cercano y personal" en su trato con los espectadores, ya que los considera uno de los agentes más importantes del cine.
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