Espectáculo rebosante de arte y color

Baldomero Pardo

13 de julio 2012 - 05:00

Ballet Flamenco de Andalucía y Orquesta de Córdoba. Dirección artística y coreografía: Rubén Olmo. Dirección musical: Juan Luis Pérez. Artista invitada: Pastora Galván. Solistas: Patricia Guerrero y Eduardo Leal. Fecha: miércoles 11 de julio. Lugar: Gran Teatro. Lleno.

Entrábamos en el que sería el primer espectáculo de la noche del Festival de la Guitarra con animosidad, por el grato recuerdo que conservo del bailaor Rubén Olmo, director y coreógrafo, que presentaba Metáfora a cargo del Ballet Flamenco de Andalucía dentro del circuito Flamenco viene del Sur. Un montaje en dos partes, subdividido en sucesivas estampas rebosantes de color, en un compendio alegórico del universo de la danza flamenca y española, reconociendo el valor inmarcesible de ésta desde sus orígenes, en una primera parte con una Suite Flamenca con música de David Carmona y, la segunda tras un descanso, con la Danza como metáfora del pensamiento, con autoría musical de Agustín Diassera y Jesús Cayuela, y el respaldo de la Orquesta de Córdoba que dirigió Juan Luis Pérez.

Y con esta premisa asistimos al Gran Teatro expectantes al desarrollo de la representación coreográfica, primero con palos clásicos: por bulerías, ejecutado al baile por los varones; prosiguiendo con alegrías dedicadas al escolástico baile sevillano de Matilde Coral, con la presencia del cuerpo de baile femenino; por tarantas con los excelentes solistas del grupo, y con Pastora Galván como invitada de lujo para meterse en la vorágine de unas bulerías al golpe, en solitario -tras haberse incorporado al grupo en las alegrías, como después con todos en los tangos para finalizar esta parte-, denotando personalidad con solvente técnica y ágiles recursos para la estética canastera en la que se empleaba, haciendo gala en los demás de su particular e inteligente modo de sentir y expresar el baile flamenco más ancestral.

Y tras el descanso, segunda parte, la más lírica de Metáfora, en cuatro movimientos, con una introducción a cargo de Rubén Olmo en unas dulces bulerías con el fondo en off de piano y percusión, y en una fantasía en el movimiento cuarto, con la sinfónica cordobesa que ya se había incorporado al foso para la danza bolera, con todo el cuerpo de baile, el cante y el toque, aunque después de unos hermosos palos por trilla y nana a cargo de Fabiola y El Zambullo con excelente jondura. Para llegar a un baile por bulerías de todo el ballet, a palo seco; y el cierre al completo en escena, en fantasía y zapateado, incluyendo a los flamencos y el grupo orquestal. Un colorista espectáculo que permitió el lucimiento de la mejor danza y su plasticidad, queriendo homenajear a los legendarios ballets de España, de artistas como Pilar López, Antonio, y otros que tanto aportaron. Hora y media de hermosas sensaciones, calando en el aforo que, complacido, no dejó de jalear y aplaudir.

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