El Festival Internacional de Piano Guadalquivir cierra con palmas flamencas en la Mezquita-Catedral de Córdoba
Música
El concierto 'Judith, la musa' reúne a 1.500 personas y pone el broche de oro a la cita pianística en la ciudad
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Palmas flamencas sonaron de forma improvisada este domingo la Mezquita-Catedral de Córdoba en el concierto Judith, la musa con el que el Festival Internacional de Piano Guadalquivir da por cerrada la etapa cordobesa de su 14 edición, Encarnadas: Mujeres-Patrimonio-Piano, que culminará los días 1 y 3 de diciembre en Ciudad de México.
Así reconocieron las casi 1.500 personas, muchas de ellas procedentes de otros países como Italia, Alemania o México, que se dieron cita en el más importante de los patrimonios históricos de Córdoba el irrepetible concierto que ofrecieron la Camerata Filarmónica Latinoamericana junto a las intérpretes Marta Zabaleta (piano), Ana María Valderrama (violín) y la soprano Bianca Ghiraldi, magistralmente dirigidas por Grace Echauri, que supo amalgamar los genios interpretativos de cada uno de ellos para lograr un diálogo sublime en torno a la figura de la mujer.
Este delicioso concierto asomó al público al pasado presente y futuro de la mujer desde la leyenda bíblica de Judith, la heroína que llevó a su pueblo al triunfo como sólo una mujer podría lograrlo. Cuenta el mito que Judith era una bella viuda de la que el general asirio Holofernes, que se acercaba a destruir la ciudad de Betulia, quedó prendado.
Ella entró en su tienda y aprovechándose de que estaba inconsciente por su embriaguez le decapitó con su propia espada y huyó llevándose la cabeza en una cesta. El descubrimiento del cuerpo mutilado provocó el temor del ejército de Holofernes, que huyó a la desbandada y que fue derrotado por los israelitas. Hasta muchos años después de la muerte de Judith ningún enemigo amenazó a Israel. Esta historia ha sido musa de artistas tan sublimes como Boticelli, Miguel Ángel, Donatello, Caravaggio, Goya, Rubens, Lope de Vega, Mozart, Vivaldi, Tiziano, Klimt o el contemporáneo Kehinde Wiley que la viste de Givenchy.
Precisamente con dos arias de Juditha Triunphans de Vivaldi (Arie Holofernes: Nil arma, nil Bella y Arie Vagaus: Armatae face et anguibus) dio comienzo esta cita musical que continuó con el Concierto para piano violín y orquesta de cuerda en Rem MWV 04 de Mendelssohn.
Finalmente, la orquesta interpretó el Danzón número dos de Arturo Márquez y regaló al numeroso público asistente, en agradecimiento a su calurosa acogida, la pieza Huapango, del reconocido compositor mexicano José Pablo Moncayo.
Valderrama y Zabaleta ejecutaron una brillantísima interpretación, de una emotividad y fuerza poética tal que el público las ovacionó en pie durante varios minutos reconociendo su virtuosismo y genio interpretativo, una calidad que permitió al público disfrutar de un diálogo musical irrepetible, de una belleza subyugante, que completó la joven Ghiraldi con un impecable ejercicio vocal e interpretativo.
"No hemos podido tener un mejor cierre para esta primera etapa del Festival, que ha vuelto a demostrar que la música clásica tiene una enorme versatilidad, que evoluciona, que se reinventa y que en este ámbito la mujer tiene aún mucho que decir, porque ha estado relegada a un segundo plano demasiado tiempo", ha considerado la directora del FIP Guadalquivir, María Dolores Gaitán.
En su balance, también ha recordado que durante el festival ese ámbito de la mujer "lo hemos hecho desde patrimonios como la Mezquita-Catedral, Medina Azahara, los patios y el entorno de la Calahorra con un enorme éxito de público, gran parte del cual ha llegado de otros países, haciendo el Festival aún más internacional, lo que nos da impulso para seguir avanzando en nuestro objetivo de llevar la música a cada rincón del mundo, de mostrar Córdoba y su patrimonio al mundo y de traer el mundo a Córdoba gracias al piano".
El FIP Guadalquivir cruza ahora el Atlántico para poner fin a esta intensa edición los próximos 1 y 3 de diciembre en Ciudad de México, en uno de los escenarios más imponentes de Latinoamérica, el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, en donde la Orquesta Sinfónica Nacional de México se unirá a la pianista Rosa Torres-Pardo en dos conciertos prometedores.
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