'Furia de titanes 2' apuesta por el rigor y los efectos especiales
Tenerife acoge el rodaje de la película, en la que repiten Sam Worthington, Ralph Fiennes y Liam Neeson y que quiere ofrecer una visión realista de un mundo fantástico

El director de la segunda parte de Furia de titanes, el sudafricano Jonathan Liebesman, quiere que la nueva película tenga "el rigor histórico de Gladiator y los efectos especiales de El señor de los anillos", algo que posiblemente consiga gracias al equipo (y al presupuesto) que la sacará adelante.
Son más de 100 millones de dólares y 500 personas, entre las que se cuentan, por ejemplo, los especialistas responsables de las sagas de Batman o Harry Potter, incluida su diseñadora de vestuario, Jany Temime, o el director de efectos especiales de El caballero oscuro y Charlie y la fábrica de chocolate, Nick Davis.
El rodaje de esta superproducción en 3D se desarrolla durante cinco semanas en varias localizaciones de la isla de Tenerife, firmada por Warner Bros. Pictures y Legendary Pictures, además de la empresa local Furia de Titanes II AIE Tenerife.
En el reparto repiten, entre otros, Sam Worthington en el papel de Perseo, Ralph Fiennes como Hades y Liam Neeson como Zeus, y se incorporan Rosamund Pike (Orgullo y prejuicio) en el papel de Andrómeda y Toby Kebbell (Rock'n'rolla) como el hijo de Poseidón, Argenor.
Los equipos internacionales han montado dos set de rodaje, el primero de ellos pegado a la costa en Arico, donde se ha recreado el poblado en el que se recupera la historia de Perseo, un semidiós, hijo de la humana Danae y de Zeus, que lleva una vida tranquila de pescador junto a su hijo, que ya tiene diez años.
Cerca de 150 figurantes de la isla interpretan a los habitantes de este poblado, que acaba siendo brutalmente atacado, mientras a unos kilómetros, en el segundo set levantado dentro de un cráter volcánico, se recrea "el laberinto" donde están encerrados los dioses furibundos que intentan someter a los titanes.
Ese "laberinto" ocupa una ladera de una cantera de pumita en la que se han colocado varias grúas gigantescas que rodarán -junto con dos helicópteros- la caída de una torre circular de 600 metros de donde acaban emergiendo los dioses.
Según el director de la película -autor, entre otras, de La matanza de Texas, el origen o Invasión a la Tierra-, el suspense es muy importante en sus cintas, "y lo habrá en esta", asegura.
"Trabajar con estos actores es increíble, cuando me veo en una habitación intercambiando opiniones con ellos no me lo creo. Y Sam -desvela Liebesman-, que es mucho más joven, tiene un increíble instinto, aporta mucho, se implica y participa todo lo que puede", hasta el punto de que hay que convencerle para que utilice dobles en las escenas peligrosas.
El realizador opina que ser de un país u otro "no es tan definitivo", en referencia al punto de vista que un autor sudafricano como él puede dar a una historia mitológica como esta. Pero sí influye la forma de entender el cine: a él le parece fundamental introducir "realismo" en la película, en el sentido de "Chris Nolan o Darren Aronofsky".
"Mi propósito es aportar una visión realista a un mundo fantástico", concreta.
El guión ha sido escrito por Dan Mazeau y David Leslie Johnson a partir de un relato de este último y de Greg Berlani y la cinta está siendo producida por Basil Iwanyk y Polly Cohen, para quien esta segunda parte será "mucho mejor" que la primera, entre otras cosas, porque se habrá rodado directamente en 3D.
"El dinero para hacer una película es importante, sin duda -asegura la productora-, pero nuestra obligación es hacer siempre la mejor película posible".
El rodaje continuará en las afueras de Londres para terminar en Surrey y Gales del Sur, donde se rodará la batalla final, aunque en postproducción se montará la imagen de las calderas del Teide en el horizonte. El estreno está programado para el 31 de marzo de 2012.
También te puede interesar
Lo último
Visto y Oído
Horarios
Balcón de Sol
Cien años después de Chicuelo y Corchaíto

Gafas de cerca
Tacho Rufino
Palomas y gatos

Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Menos mal que nos queda Portugal