Giménez-Rico cree que 'El libro de las aguas' "perdurará en el tiempo"

El director acude en Córdoba al estreno nacional de la película, rodada íntegramente en Los Pedroches, que narra una historia de amor en la posguerra española interpretada por Álex González y Elena Furiase

Ramón Langa, Juan Jesús Valverde, Elena Furiase, Álex González, José Sancho, Lolita Flores y Álvaro de Luna, acompañados por algunas de sus parejas, en los cines El Tablero.
M.l. / Córdoba

14 de noviembre 2008 - 05:00

Su director la definió ayer como una película atemporal, alejada de moldes y modas y no subyugada a los gustos del público, "por eso no romperá las taquillas pero tiene vocación de continuidad, perdurará en el tiempo y eso es una virtud", confesó ayer Antonio Giménez-Rico durante el estreno nacional en Córdoba de El libro de las aguas, una película íntegramente rodada en Los Pedroches y adaptada de la novela homónima de Alejandro López Andrada.

La cinta, protagonizada por Álex González, Lolita Flores, Álvaro de Luna, Juan Jesús Valverde, Elena Furiase, José Sancho y Ramón Langa llega hoy a las carteleras cordobesas y a las de otras 30 salas españolas, y su productora, Rosa García, ve en ella posibilidades para acudir al próximo Festival de Berlín, aunque este hecho aún está por confirmar.

Los bellos paisajes de dehesas, los silencios y el tempo son los grandes protagonistas del filme, que narra la historia de amor entre dos jóvenes, Ángel (Álex González) y Amalia (Elena Furiase) a los que les toca sufrir las incontables dificultades de la época de posguerra. Narrada en flashbacks, la historia despliega situaciones de violencia, superioridad e injusticia, que conviven con la solidaridad y la humanidad de los más humildes, que se presentan rodeados por una melancólica atmósfera, la de Bruma, el intencionado nombre con el que el director bautiza a un pueblo pedrocheño y universal al mismo tiempo.

"Lo que más me interesaba era el conflicto entre los seres humanos, reflejar una historia llena de amor, miedo, venganza y reconciliación", comentó el director, quien advirtió de antemano a los espectadores de Los Pedroches que se sentirán decepcionados por los resultados de la película, porque "todos querrán verse y eso no es posible".

Giménez-Rico ha querido transmitir en su película que la dureza de posguerra supera con creces a la de la guerra. "A veces se sufre más que en las trincheras porque tienen que convivir vencedores, llenos de prepotencia, y vencidos, llenos de miedo", argumentó a la vez que insistió en que la Guerra Civil española está poco tratada en el cine, por eso es necesario "seguir recordándolo aunque sin buscar culpables", idea que encierra la frase con la que se despide la película: A veces... hay que recordar para poder olvidar.

La mayor parte de los actores, que ayer pudieron ver por primera vez el resultado final de El libro de las aguas, se mostraron encantados de la experiencia vivida durante el rodaje, realizado el pasado mes de mayo, y destacaron la labor en la dirección de Giménez-Rico. "Los actores siempre tendemos a exagerar nuestra actuación, y él supo tener la paciencia necesaria para estar junto a nosotros y que no cayéramos en esto", explicó Álex González, que agradeció la oportunidad que le ha proporcionado su papel para poder indagar y documentarse en la Guerra Civil española y la posguerra, por lo que insistió en que El libro de las aguas "no es una película más de posguerra".

Elena Furiase confesó que su papel de Amalia ha supuesto su debut en el cine y agradeció la oportunidad dada por el cineasta burgalés, el mismo que le dio la primera oportunidad a su madre, Lolita Flores, que representa a la tía Lorenza, y que escuchó con especial devoción la intervención de su vástaga, lo que le provocó alguna que otra lágrima de emoción.

La actriz recordó que este papel está más alejado de las mujeres con carácter a las que normalmente interpreta, "así que me dejé llevar por recuerdos de mi abuela Rosario, la madre de mi madre, que representaba como nadie esa listeza que da el hambre, esos silencios que se vivían, porque en aquella época no era fácil hablar".

Álvaro de Luna (Faustino) alabó la acertada mezcla de actores muy jóvenes y otros más veteranos, "con los que el director ha conseguido darle ese nivel", y defendió el trabajo en equipo "hecho desde la ilusión, algo que diferencia al tipo de cine que tiene pasión y narra cómo somos los seres humanos, y ese otro cine que no interesa".

Al reparto principal se une la colaboración especial en la cinta de Ana Diosdado, un personaje misterioso y lleno de magia cuya verdadera personalidad se desvela al final de la historia; Jorge Sanz, un maqui que vive en el monte y cuya supervivencia es aún más difícil; y Mario Pardo, un padre de familia encarcelado por sus ideas.

La presentación oficial de la mañana dio paso a una gala nocturna en los cines El Tablero a la que acudieron representantes políticos de todas las instituciones.

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