Joven edad y muchos conocimientos flamencos
Crítica de Flamencosica
La ficha
'Conciertos sentidos. flamenco en la magdalena' Cante:Pedro Obregón. Toque: Juan Marín. Baile: Marta Guillén. Cante: Isa Jurado. Toque:Ángel Dobao. Palmas: Alberto Rodríguez. Fecha: viernes 16 de febrero. Lugar: Iglesia de la Magdalena. Lleno.
Como la semana de antes, en la segunda entrega de este ciclo programado por la Fundación Cajasur y la Asociación de Artistas Flamencos de Córdoba en la Magdalena, fueron los cordobeses Pedro Obregón y Marta Guillén quienes el pasado viernes refrendaron en su tierra que han de tenerse en cuenta más a menudo, porque tienen mucho que decir dentro del mundo flamenco. Lo cual cubre también a los acompañantes que con ellos comparecieron, todos jóvenes y poseedores de recursos al alza de precisas facultades y conocimientos flamencos, teniendo mucho que decir todavía, augurando un prometedor futuro, aun las muchas dificultades que el panorama de la farándula soporta.
Fue lo visto y oído a Obregón por quienes asistimos al monumento fernandino, rico y variado repertorio que con su voz recortada, pero calentita y sin tener que esforzarse para llegar a todos y agradar, además de por su expresión matizada y dulce, acometiendo toda su oferta de estilos y palos que lo vienen contemplando como versado cantaor. Abriendo el fernannuñense, con soleares de Alcalá, Farruca, apuntando que se le apetecía continuar por levante con minera y taranto acordándose de Marchena y Cayetano, una seguiriya y cabal de El Fillo, para concluir con tanda de bulerías de Cádiz y Jerez. Dejó buen sabor, pues tiene bastantes matices de voz que explican sin molestar, saliendo airoso y transmitiendo, aunque tal vez pellizquito faltó, para elevar la temperatura de la fría noche. Todo ello, acertadamente atendido por el dinámico y sugerente toque de su paisano Juan Marín.
Asimismo, el encuentro se enriqueció con la inclusión en el cartel de la muy joven y descriptiva bailaora Marta Guillén y el solvente elenco que la rodeó tanto al toque como al cante. Un redondo encuentro flamenco con el baile de esta cordobesa que puso nervio, dinamismo y entrega en una serie de cantiñas gaditanas en la primera exposición, como en la siguiente salida por bulerías de la misma procedencia y Jerez, tal vez muy recortadas por faltarle el tiempo que ya clausuraría la velada. Denotó acusada personalidad, atavío respondiendo a los dos palos bailados, con camisa negra de lunares blancos, falda de volantes blanca con mandil de lunares y encima mantoncito anudado delante. Allí quedaron de manifiesto sus conocimientos en cuantos pasos y movimientos emprendió, delicados braceos, metiendo pies y desplantes que movieron al público en sus asientos.
Ya digo, un sabroso reencuentro que rubricó que estos artistas de la tierra, laureados en una larga lista de importantes certámenes y recitales, conseguirán mucho más.
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