Análisis
Santiago Carbó
Tras un buen año en lo macroeconómico, en 2025 hará falta mucho más
Uno de los aspectos que más llamaron la atención del acto celebrado el pasado martes en el auditorio del Ministerio de Cultura (media hora tensa, intensa, excitante, difícil de olvidar) fue la nula argumentación que el jurado ofreció sobre la elección de San Sebastián como ganadora. Tras el elogio de las seis finalistas, el presidente del comité, Manfred Gaulhofer, anunció el veredicto y de ahí se pasó a la intervención del alcalde donostiarra. La realización de un informe detallado que se conocerá en 20 días no puede servir de excusa para no desarrollar una mínima explicación técnica que acompañe al fallo y lo justifique. Más allá de esto, en la intervención de Gaulhofer se percibió un aire de cierta premura, un algo entre inestable e inconsistente, como si no hubiera dado tiempo a prepararla con el rigor y la seguridad que la ocasión merecía.
A todo esto se suma una larga relación de impresiones, detalles, hipótesis e indicios de variada procedencia que articula inevitablemente una pregunta para la que quizá nunca encontremos una respuesta completa y satisfactoria: ¿qué ocurrió en las más de dos horas de deliberación del jurado, especialmente entre las 15:00 y las 16:30? Todo apunta a que en algún momento se produjo un viraje que arrancó la Capitalidad a Córdoba y la dirigió hacia San Sebastián. Entre las 14:00 y las 15:00 hubo dos periódicos nacionales con buenas fuentes en el Ministerio de Cultura que llamaron a sus corresponsales en Córdoba para pedirles la crónica del triunfo de la ciudad y a personalidades de la cultura cordobesa para solicitarles artículos. Quizá la ministra de Agricultura, Rosa Aguilar, pueda ofrecer algunas claves al respecto: cuando llegó al Ministerio de Cultura conocía el fallo y preparaba mentalmente una reacción que destacó por su contundencia. Aguilar y Belloch fueron muy explícitos en la expresión de su malestar ante uno de los miembros del jurado, Emilio Cassinello.
Tampoco se explica el secretismo en la votación. Ayer Segovia afirmó que perdió por un voto. Otras fuentes dicen claramente que la decisión estaba entre Córdoba y San Sebastián. Queda mucho por saber sobre un proceso que ha destacado por su falta de transparencia.
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