Muñoz Molina reclama la rebelión cívica en 'Todo lo que era sólido'

El escritor ofrece su visión de la crisis en un libro en el que realiza una defensa de las libertades

El escritor andaluz Antonio Muñoz Molina.
El escritor andaluz Antonio Muñoz Molina.

Al ver cómo "se tambaleaba" cuanto se había conseguido en España en los años de democracia, Antonio Muñoz Molina sintió "una necesidad poderosa" de escribir sobre la crisis. El resultado es el libro Todo lo que era sólido, un lúcido ejercicio de memoria con el que invita a "la rebelión cívica".

"Este libro es un ejercicio de defensa de las cosas fundamentales que no pueden perderse y que nos serán arrebatadas si no las defendemos: las libertades públicas, la legalidad democrática, la sanidad y la educación de todos", afirma Muñoz Molina con motivo de la publicación de este ensayo que llegó ayer a las librerías bajo el sello de Seix Barral.

Testimonio, denuncia y recuerdos personales se mezclan en esta obra, en la que no sale bien parada la clase política "cuyo interés -asegura- está en perpetuarse, en aumentar su poder y su riqueza, y en servir a sus amos, que son los dueños del dinero, los que mandan de verdad".

"El desprestigio de la clase política a nadie se debe más que a ella, y está bien que se desprestigie el que roba, el que es sinvergüenza. Deben estar en la cárcel". Pero en España "nadie paga por lo que hace mal, por los casos de corrupción", asegura Muñoz Molina.

También le preocupa, y mucho, "el desprestigio de la ciudadanía: los ciudadanos tampoco tenemos grandes motivos de orgullo. Hemos sido pasivos, les hemos seguido el juego a los políticos. La ciudadanía ha sido la que ha elegido una y otra vez a políticos corruptos, condenados", señala este novelista, uno de los autores españoles de mayor prestigio internacional.

Durante años, Muñoz Molina tuvo "la certeza de que había algo insostenible y delirante en la prosperidad de nuestro país y en la deriva megalómana de nuestra clase política". Y de "la necesidad acuciante" de intentar comprender lo que estaba sucediendo nació este libro.

Su modelo cuando comenzó a escribirlo era "inalcanzable": George Orwell y sus ensayos políticos, y también Tony Judt y su libro Todo va mal.

Las personas de su generación han vivido "en dos mundos". "Sabemos cómo era antes de la democracia y sabemos lo que hay ahora. Eso nos da una perspectiva y nos da una responsabilidad", indica el autor de Sefarad y Plenilunio.

"Sabemos lo que es no tener libertad, no tener buena sanidad pública, lo que es vivir en un país aislado. Y hemos visto con nuestros propios ojos cómo se hacía este sistema y por lo tanto sabemos de dónde vienen muchos de sus defectos", comenta Muñoz Molina.

Funcionario público por oposición, en los 80 ya se dio cuenta de cómo "el sistema democrático estaba siendo infectado desde el comienzo por el partidismo. Y de eso no se hablaba, de cómo iba a ser un problema terrible para la democracia, como efectivamente lo fue".

El tiempo que fue director del Instituto Cervantes en Nueva York, de 2004 a 2006, le sirvió también para ver cómo muchas administraciones públicas españolas derrochaban el dinero promocionando actividades en esa ciudad, y para conocer a algunos constructores que se jactaban de lo mucho que ganaban en España. "Mil chalets en Alicante, a un millón limpio de beneficio cada uno, mil millones", le decía un magnate valenciano que planeaba desembarcar en la gran ciudad.

Ese magnate sirvió en Central Park una paella para 20.000 personas y se hizo llevar todos los ingredientes (incluida el agua) en barco desde España. Salvo el pollo que, debido a "las restricciones sanitarias", lo tuvo que comprar en Nueva York.

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