El Museo Nacional Reina Sofía adquiere dos obras del artista cordobés Pepe Espaliú
Arte
Las piezas ,una óleo sobre lienzo, y la escultura de hierro pintado 'Paseo del amigo II', representan dos etapas antagónicas de su proceso creativo
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha adquirido sendas obras del artista Pepe Espaliú (Córdoba, 1955-1993), que representan dos etapas antagónicas de su proceso creativo, una de sus inicios y otra de su época cumbre.
Se trata de un óleo sobre lienzo de pequeño formato (51 por 73 centímetros), sin título, con la firma del autor y fechado en 1983, una época que el propio Espaliú no cataloga, y una escultura de hierro pintado de 1993 titulada Paseo del amigo II, de la serie de las muletas, mostrada en su última exposición en vida, en la primavera de 1993 en la galería Antonio de Barnola, de Barcelona.
El Ministerio de Cultura y Deporte ha ejercicio el derecho de tanteo cuando ambas piezas han salido a la venta, en sesiones diferentes, en Subasta Segre, de Madrid, el lienzo por 3.200 euros y la escultura por 8.500, los precios de salida
Para uno de los especialistas en Espaliú, el coordinador del centro de arte que lleva su nombre en Córdoba, Óscar Fernández, "las dos piezas representan momentos muy diferentes de su obra, a pesar de que el paso del tiempo que hay entre ellas, diez años, es pequeño".
Según dijo a Efe, "el de 1983 es un Espaliú que aún no es maduro, ya que lo que se tiene como su obra canónica se inicia a partir de los años 86-87, que es cuando empieza a colaborar con la galería La máquina española y es una obra un poco de tentativa, de búsqueda, muy influida por la influencia pictórica de su tiempo, pero que de alguna manera adelanta algunas claves de su lenguaje".
"La obra anterior a 1986 nunca la contó y nunca la mostró porque es una obra mucho más de aproximación, que probaba muchas cosas, que tanteaba muchas cosas, y él cuando verdaderamente se identifica y reconoce el lenguaje propio es a partir de ese año", asevera.
Para la directora de Arte Contemporáneo de Subastas Segre, Marta Cuadros, "eso le sucede a todos los artistas del mundo, encuentran su punto de trabajo a raíz de un desarrollo de sí mismos, de la pintura".
"Primero aprenden y luego van encontrando un lugar, pero es una pieza exquisita, tanto como las muletas, lo que pasa que las muletas es mucho más significativa", afirma.
De hecho, la catalogación de referencia de la obra de Espaliú, que hizo el Centro de Arte Reina Sofía con motivo de la exposición de 2003, empieza a datar su obra en 1986, señala Fernández.
En el lienzo, apunta, se ven "dos figuras antagónicas, ese juego con el doble que interesaba mucho a Pepe" y también "la inexpresividad que también se adelanta en ese trabajo, en el sentido de que no hay una emotividad en la primera capa de la obra".
Sobre la escultura, el responsable del Centro de Arte Pepe Espaliú, que depende del Ayuntamiento de Córdoba y que acoge de manera permanente las 37 obras del artista adquiridas en 2008, coincide con la responsable de la casa de subasta sobre su mayor significación.
Para Fernández, se trata de "una pieza mucho más conocida y mejor documentada que se presentó en su última exposición individual, que fue la galería Antonio de Barnola en mayo de 1993, y responde a la última serie que él inició antes de morir, que es las de las muletas".
En su criterio supone una síntesis de "las claves de su último período", donde "la preocupación por el sida, la enfermedad, el compromiso político, la idea del cuidado, ese tratamiento de la escultura que es objeto y escultura a la vez, que es mucho más reconocible".
Espaliú confesó en un artículo en El País en diciembre de 1992, ya conocida la enfermedad que terminó meses después con su vida y tras protagonizar el transporte de la cadena humana el Día Internacional del Sida de ese año, que la homosexualidad "fue el primer signo de exclusión de ese mundo" que suponía "vivir dentro de un esquema social impuesto del que estamos excluidos y con el que nada tenemos que ver".
Óscar Fernández asegura que la escultura escenifica aquella línea a la que Espaliú habría aspirado a seguir desarrollando si lamentablemente no se hubiera muerto por el sida” casi un año más tarde de esas manifestaciones, en noviembre de 1993.
Marta Cuadros señaló a Efe que Paseo del amigo es "mucho más significativa y más emblemática por el significado que tiene" y que, en cualquier caso, "Pepe Espaliu es un grande en cualquiera de sus formas de expresión, antes y después de llegar a su máximo desarrollo".
La adquisición por el Estado de ambas obras es, a criterio de Fernández, fruto de "un momento de recuperación de la obra de Pepe Espaliú", donde el bajo precio que cotiza el mercado del arte favorecen las transacciones.
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