Nadar por los aires
Compañía: Fernán Cardama. Actor-manipulador: Fernán Cardama. Texto: Carlos Piñero y Fernán Cardama. Dirección: Carlos Piñero. Fecha: viernes 8 de julio. Lugar: Casa de la Juventud. Tres cuartos de entrada.
El actor, director y pedagogo argentino Fernán Cardama. sube al escenario como un pescador-narrador que, conforme realiza su exposición sobre los principios básicos de la práctica deportiva de esta actividad, comienza a recrear la historia de Cuatro alas, un pez volador que no se conforma con dar saltos al aire y se propone aprender a volar. Tras muchos intentos y con la ayuda de Picos, un albatros, su perseverancia consigue dar frutos y consigue volar. Pero la alegría inicial pronto desaparecerá: sus deseos van en contra de las leyes del mar y es castigado a sumergirse en las profundidades. Ante la fatal desgracia, Picos bajará en un submarino para rescatar a su amigo y seguir el camino que dictan sus deseos sin importar los juicios de los demás.
Para contar esta bonita historia de superación y amistad, Cardama se rodea de múltiples utensilios de pesca con los que de forma sencilla elabora los títeres y demás elementos que intervienen en la acción; incluso algunos de ellos los elabora a vista del espectador en su intento de mostrar cómo un objeto inanimado se trasforma en escena y cobra vida al ser manipulado. La simplicidad de su trabajo favorece el espectáculo y su interpretación posee el toque justo para ilustrar y divertir en la misma proporción. Su puesta en escena demuestra que realmente se necesitan pocas cosas si la historia es buena y se cuenta con profesionalidad y cercanía, circunstancia que el público advirtió y premió con un fuerte aplauso al finalizar la obra.
En Cuatro alas se trata una de las preocupaciones fundamentales que rodean a cualquier persona como individuo en la sociedad: la búsqueda de su propia identidad. Esto requiere esfuerzo y reflexión. Para esforzarse lo mejor es actuar y para reflexionar existen muchos caminos: meditación y yoga son algunos de ellos, aunque ir de pesca tampoco sería una mala opción (siempre que luego suelten al pobre pez).
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