Paolo Genovese profundiza en la crisis de los 40 en el siglo XXI en 'Inmaduros'

El cineasta equipara la adolescencia a la crisis de los 40 en un mundo en el que envejecer se ha convertido "en un defecto"

M. Sancho Cardiel (Efe) / Madrid

28 de junio 2012 - 05:00

El cineasta romano Paolo Genovese asegura que "la madurez no existe" y, con este eslogan y el reclamo de Raoul Bova estrena mañana en España Inmaduros, una comedia coral sobre lo que significa la crisis de los cuarenta en pleno siglo XXI con la que ha arrasado en los cines de Italia. "La madurez es una conquista continua y la inmadurez está presente en todas las épocas del hombre, hasta los 80 años. No se puede llegar a ser maduro. Cuando consigues superar una inmadurez, aparece siempre otra", explicó ayer Genovese.

Inmaduros arranca con una curiosa premisa: los protagonistas tienen que volver a hacer la selectividad porque el Ministerio de Educación ha invalidado los resultados del examen que realizaron hace 20 años. "Después de hacer la película, descubrí que es una pesadilla compartida por muchísima gente", aseguró el cineasta.

En Italia, el examen de acceso a la universidad se llama "esame di maturitá" (examen de madurez) y con el juego polisémico, Genovese equipara la adolescencia a la crisis de los 40 en un mundo en el que la juventud se perpetúa y envejecer "se ha llegado a convertir en un defecto", afirmó. "Hoy en día, la crisis de los 40 se ha acentuado. En la generación de mis padres era una crisis porque ya te habías asentado en tu vida y no podías cambiarla", expuso el director, que cumple en agosto 46 años. "Ahora sucede lo contrario, tienes el tiempo y la oportunidad de cambiar tu vida, sigue estando todo por definir", añadió Genovese, que ya ha rodado y estrenado en Italia la secuela de este filme.

Raoul Bova, Luca Bizzarri, Barbora Bobulova, Ambra Angiolini, Anita Caprioli y Paolo Kessisoglu son los compañeros de promoción que revivirán las rencillas y los amores del instituto mientras intentan abrirse a la paternidad unos, otros viven todavía en casa de sus padres y los de más allá siguen teniendo miedo al compromiso. "Cuando te reencuentras con tus amigos de adolescencia 20 años después, aunque hayas crecido y evolucionado, te conviertes automáticamente en lo que eras en aquel momento. A veces eso te hace volver a un rol insatisfactorio, pero es necesario volver a él para poder luego seguir adelante", reflexionó el cineasta.

¿Qué parte de la vida responde a la voluntad o responde a lo establecido? ¿Qué parte de la juventud conviene superar y qué parte mantener? ¿Cómo aceptar el paso de los años? ¿Cómo seguir aspirando a cumplir los sueños sin desconectarse de la realidad? Son algunas de las preguntas que el realizador pregunta con un tono siempre cómico.

"En la segunda parte -en la que los protagonistas hacen el viaje de estudios-, hay una historia mucho más dramática, porque una de las protagonistas tiene un tumor. Pero esa historia es la que más ha gustado y más ha divertido a la gente", manifestó Genovese, que fue doblemente nominado a los premios David de Donatello del cine italiano por el guión y la dirección de Inmaduros.

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