Pérez Azaústre, un Loewe en busca de la armonía
El poeta cordobés recibe el prestigioso premio por su libro 'Las Ollerías' en un acto celebrado en el Hotel Palace de Madrid
El poeta cordobés Joaquín Pérez Azaústre recibió ayer el premio Loewe de poesía en su 23ª edición por su libro Las Ollerías, "una mirada a la infancia que recupera un testimonio y también un acto de regeneración para seguir adelante con armonía".
Así lo explicó el poeta tras recoger el prestigioso galardón -una cartera de piel con un cheque valorado en 20.000 euros- en un acto celebrado en el Hotel Palace que cada año se convierte en una de las citas sociales y culturales más importantes de Madrid.
Las Ollerías, según Azaústre, es un espacio abierto a todo el mundo, un sitio donde todo tipo de gente puede sentirse cómoda, y, de esta forma, puede también sentir ganas de regresar a ese entorno. La obra ha sido publicada por la editorial Visor.
El nuevo poemario del cordobés se muestra como un refugio que destila recogimiento y que, a lo largo de sus páginas, se va convirtiendo en fuente regeneradora, en una peregrinación exploratoria con varios niveles de lectura, con poemas en prosa y en verso y con piezas realistas y metafóricas.
El exdirector de la Real Academia Española Víctor García de la Concha, miembro del jurado, destacó que el cordobés "se siente exiliado del espacio matriz que lo ha moldeado como hombre". "Apenas quedan trozos de su paraíso", precisó el filólogo asturiano. "Una desvaída foto familiar, una foto de la infancia, le sirve al autor como foco de atención para explicar que la vida era eso, ese instante mismo, recuerdos que aparecen y desaparecen como destellos. No hay más verdad que aquella foto, el resto es literatura", explicó.
El poemario gira en torno a la avenida cordobesa de las Ollerías, que, según el autor, se transforma en un espacio simbólico de la memoria, "un territorio en el que es posible la reconstrucción personal a través del poema, convertido en una fortaleza del ser".
"Días como hoy son bastante extraños, casi inexistentes. Estaba sentado en una mesa y yo pensaba que iba a subir otro tipo aquí, que no me tocaba", confesó entre risas el autor, que describió la figura del poeta como alguien que posee cierta apreciación en la mirada.
Al final de su discurso, Pérez Azaústre leyó dos de los poemas incluidos en su libro: La misión, que representa el "regreso a la infancia" como forma de "seguir adelante", y Puente romano, dedicado a los amigos y familiares que le acompañaron.
La entrega de premio contó con una actuación a cargo de la pianista Rosa Torres-Pardo y la cantante y actriz Ana Belén. Ambas creadoras unieron música y voz para interpretar poemas de Rafael Alberti (con música de Chopin), Luis García Montero (con Albéniz) y Azaústre (con Gershwin).
La ministra de Cultura, Ángeles González Sinde; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel; el director general del Libro, Rogelio Blanco, y algunos miembros del jurado del premio (García de la Concha y los poetas Antonio Colinas, José Manuel Caballero Bonald y Luis Antonio de Villena) fueron algunos de los asistentes, así como el presidente de la Fundación Loewe, Enrique Loewe.
También estuvieron presentes Jaime de Marichalar, la exministra de Cultura Carmen Alborch, los escritores Benjamín Prado, Soledad Puértolas, Joaquín Leguina y Juana Salabert, el actor Francisco Valladares, el coreógrafo Víctor Ullate y la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, entre otros.
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