Un 'Réquiem' de Mozart de producción cordobesa sonará en el Gran Teatro
La Orquesta Sinfónica del Conservatorio Rafael Orozco y el Coro de Ópera de Córdoba interpretarán el viernes esta composición, una de las más importantes de la música universal · Las entradas están agotadas
La Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco y el Coro de Ópera de Córdoba interpretarán el próximo viernes en el Gran Teatro el Réquiem de Mozart, "una obra referencia fundamental de la civilización" y que tiene "una capacidad de seducción tremenda", según presentó ayer el delegado de Cultura del Ayuntamiento y presidente del IMAE, Juan Miguel Moreno Calderón. En este espectáculo actuarán como solistas la soprano Concepción Martos Palomino, la mezzosoprano María Jesús Robles Valverde, el tenor Rafael Dicenta Jaquete y el barítono Manuel J. Montesinos Martínez.
Se trata de "una obra que concita siempre mucho atractivo para el público" y la muestra es que las entradas para el concierto ya están vendidas. La marcha fúnebre de la Sinfonía nº 3 Heroica de Beethoven servirá como obertura al Réquiem.
La Orquesta Sinfónica del Conservatorio Rafael Orozco, dirigida por Miguel Romero Sirvent, está formada por alumnos de esta institución de cursos superiores y "la mayoría de ellos son profesionales porque ya tocan en grupos de cámara y otras orquestas", explicó Moreno Calderón. El delegado de Cultura expuso que la formación tiene una gran calidad y por eso es buena idea "que esta orquesta, además de ofrecer sus conciertos en el auditorio del Conservatorio, tenga un protagonismo en la mejor sala con la que cuenta la ciudad".
Por su parte, el Coro de Ópera de Córdoba nació en 1986 bajo el nombre de Coro Titular del Gran Teatro de Córdoba y más tarde pasó a llamarse Coro de Ópera Cajasur. Está compuesto en su mayoría por cantores que poseen estudios de canto o bien que los están cursando. El coro está dirigido por Diego González Ávila.
Romero Sirvent manifestó que "hemos acogido el proyecto con una gran ilusión y para los alumnos es un plus de motivación poder presentar su trabajo con un teatro abarrotado". El objetivo del director de la Sinfónica del Conservatorio es "transmitir el dramatismo y la expresión, la angustia, la súplica y la alabanza que concierne al Réquiem de Mozart".
"Queremos hacer una versión muy al estilo de la época, el trabajo está siendo muy ilusionante y queremos que sea una experiencia inolvidable", aseguró. La idea es interpretar un Réquiem más intimista, "no pensando en las casi 1000 personas que van a estar en el público, sino como si lo tocáramos a una sola persona, con un texto más subrayado, con menos carga de intensidad de sonido, sino muy flexible y elegante, siempre destacando todas las características que aparece en el texto". "Cuidando todos esos detalles lograremos que la obra se mantenga activa durante los 50 minutos que dura", expuso.
Por su parte, González Ávila destacó la oportunidad que ofrece a los alumnos del conservatorio la colaboración con el coro ya que "entran en contacto con un coro profesional donde pueden trabajar acompañando tanto al coro como a solistas".
Respecto a las características de la pieza, Romero Sirvent destacó que "nos enfrentamos a una obra de una complejidad importante, que tiene muchísimos detalles, en la que hay que subrayar muy bien el contenido dramático, lo que es muy difícil, pero contamos con muchísima ilusión y capacidad tanto por parte del coro como de la orquesta".
Para finalizar, Moreno Calderón recordó que el Réquiem de Mozart es "una obra que siempre ha tenido desde su composición una aureola de leyenda" y que cuenta con "una capacidad de seducción tremenda. "Es el Mozart más concentrado, más genuino que puede haber", alabó el presidente del IMAE.
Esta obra fue encargada a Mozart el mismo año de su muerte, cuando ya se encontraba enfermo, por un desconocido que no se quiso identificar y que le ofreció una buena recompensa. Este personaje, que resultó ser un enviado del conde Franz von Walsegg, vigiló el proceso de creación. Las especiales y misteriosas circunstancias de ese encargo aturdieron a Mozart, que se convenció de que el extraño personaje era un mensajero de la muerte y el réquiem que iba a componer era en realidad para su propio funeral. Murió antes de terminarlo y el encargado de completarla fue su discípulo Franz Xaver Süssmaye.
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