Variaciones concertantes
Concierto de la temporada de abono. Director: Ramón Tébar. Programa: 'Gerok', de Isabel Urrutia; 'Variaciones concertantes op. 23', de Alberto Ginastera; y 'Sinfonía n. 2 Pequeña Rusia en do menor, op. 17, de P. I. Chaicovski. Lugar: Gran Teatro. Fecha: Jueves 11 de marzo. Casi lleno.
Excelente concierto el ofrecido el jueves por Ramón Tébar al frente de la Orquesta de Córdoba. Según informó al comienzo de la velada su gerente, Alfonso Osuna, el director valenciano había aceptado, con muy poco tiempo de preparación, un reto difícil: respetar íntegramente el programa inicialmente diseñado por quien había de dirigirlo, Manuel Galduf, ausente por motivos de enfermedad.
En orden decreciente de modernidad (2007, 1953 y 1879), el programa incluía tres obras que el público cordobés de abono fue aplaudiendo con creciente entusiasmo, mostrando una vez más que, en cuanto a la música culta, se siente más a gusto en el siglo XIX que en el XX o el XXI. Y es que las piezas reflejaban en alto grado la esencia musical de cada una de esas tres centurias.
Gerok de Isabel Urrutia (Algorta, 1967) se articula en tres movimientos que dan primacía, respectivamente, al timbre, la textura y el ritmo. Me pareció atractiva e interesante en sí misma y también porque propiciaba que las sonoridades de la Orquesta se nos mostraran desde una perspectiva nueva. Algo así ocurre también con las maravillosas Variaciones concertantes de Alberto Ginastera (1916-1983), que, tras la presentación del tema por el violonchelo y el arpa, van recorriendo a solo o en combinaciones de original variedad algunos primeros atriles de la orquesta.
Si la primera parte evidenció la calidad como solistas de los miembros de la misma y la habilidad de Tébar desplegando los colores de que la formación es capaz, la segunda brilló por el empaste y buen hacer del conjunto: la aplaudida Sinfonía nº. 2 de Chaicovski sonó con profesionalidad y empaque.
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