Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
ALBERTO GUERRERO. caNTAUTOR
Alberto Guerrero (Córdoba, 1977) tiene alma de poeta y de músico. Su carrera artística, en la que destaca su paso por la Fundación Antonio Gala (2003-2004), prosigue con un nuevo repertorio de canciones con letras propias, alejadas de los poemas musicados que tanto le caracterizaban. La actuación será mañana a las 22:30 en el Bar Limbo.
-¿En qué nuevos proyectos está trabajando?
-Mi trabajo actualmente está dedicado íntegramente a hacer canciones nuevas con letras propias. Ya apenas pongo música a los poemas.
-Desde 2009 no saca nuevo disco. ¿Cuál ha sido el motivo del parón musical?
-El motivo principal es que no tenía nada que decir nuevo. Yo canto para comunicar algo a los demás y ahora es cuando he vuelto a sentir el deseo de compartir mis letras con el resto.
-¿Qué se va a poder escuchar en el concierto de mañana en el Bar Limbo?
-Se podrán escuchar canciones nuevas, que ni siquiera están registradas y que están grabadas con mi móvil incluso.
-¿Cómo fue su experiencia en la Fundación Antonio Gala?
-Fue una de las mejores experiencias que he vivido. Participé en las diferentes facetas que tiene la beca; estuvimos varios meses en el convento con la finalidad de convivir unos con otros y conocernos. Pero, sobre todo, lo que se busca es aprender. Se puede definir como una gran confluencia, a la que cuesta adaptarse al principio. De hecho, yo me volví un poco loco durante las primeras semanas, aunque luego cada uno acaba encontrando su sitio.
-¿Qué supuso para su carrera el paso por la fundación?
-Para mí ha sido muy importante en mi vida personal. En cuanto a las cuestiones de la profesionalidad, parece que los músicos tenemos siempre un sambenito, tenemos que ser profesionales, mientras que un poeta es bueno o es malo pero nunca profesional. Yo no deseo ser un profesional, sino un músico que quiere hacer las cosas lo mejor posible.
-Usted estuvo muy vinculado a una nueva generación de poetas que surgió en Córdoba en los 90. ¿Qué pervive de esa relación?
-Formamos una gran amistad que aún perdura. Los amigos quizás se forjan más sobre los 20 años. Fue el momento en el que los conocí, y hoy en día sigue perviviendo una bonita relación.
-¿Es complicado amoldar los poemas a la música?
-Sí que es difícil. Pero tiene su truco, es como si estuvieras construyendo un puzzle. Se necesita paciencia y tiempo, sobre todo cuando no son rimados los poemas. Me gusta que encaje todo el poema tal y como lo escribió el poeta, aunque a veces se necesita cambiar algunas estrofas.
-¿Es difícil vivir del mundo de la música? ¿Se ha planteado dejarla alguna vez?
-Yo te podría decir que es imposible vivir de la música. Cantar es algo que yo tengo dentro y que me siento a gusto haciendo, por ello nunca dejaría la música. Otra cosa es que toque más o menos, siempre va a haber etapas, pero es un deseo que sale de mí.
-¿Cómo empezó a cantar?
-Empecé tocando el violonchelo, intentaba cantar con él. Sin embargo, no me salían las notas y probé con la guitarra. Hacer sonar bien los acordes de la guitarra era para mí mucho más sencillo y a raíz de eso comencé a cantar acompañado de la guitarra. Esos fueron mis inicios.
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