Yerbabuena rememora su infancia descubriendo la de García Lorca

Federico según Lorca. Coreografía y baile: Eva Yerbabuena. Dirección musical y toque: Paco Jarana. Cante: El Extremeño, José Valencia y Jeromo Segura. Palmas y percusión: Antonio Coronel y Raúl Domínguez. Cuerpo de baile: Mercedes de Córdoba, Lorena Franco, María Moreno, Eduardo Guerrero, Moisés Navarro, Cristian Lozano y Asime Can Özözer (Figuración especial). Fecha: sábado 6 de julio. Lugar: Teatro de la Axerquía. Media entrada.
No deja de ser un socorrido recurso, y legítimo reclamo, el mito que envuelve al inmortal García Lorca que, como con los buenos espadas del toreo (salvo distancias) con su sangre derramada forma parte de la tragedia que germina -parafraseando a los primitivos predicadores cristianos- como semilla de nuevos seguidores que proliferando por doquier, se inspiran para facturar cualquier idea artística que se precie, que si resulta un concienzudo trabajo bien hecho, fruto de la honradez y el deseo de dignificar el objeto utilizado, obtendrá los merecidos reconocimientos.
Es lo que pudimos comprobar el pasado sábado sobre el escenario del teatro al aire libre del parque Cruz Conde, con Federico según Lorca, que Eva Yerbabuena con su formación trajo al Festival de la Guitarra de Córdoba. Una abstracción resultante de una idea original en torno a la posible niñez y adolescencia del poeta de Fuentevaqueros, que a la bailaora interesó so pretexto de ir más allá de lo que conocemos sobre él, para acabar llevándolo a los escenarios, dramatizado. Y con estos mimbres reunió el mosaico de plástica helénica y flamenca, para trasmitir el drama que el personaje acarreó, coreografiando la danza y el baile más hondo, donde ella ponía su firma personal. Alarde de imaginación nada inédito en la granadina que, como tantos otros de sus espectáculos, ha paseado por el orbe, caso de éste recientemente exhibido en el teatro Chaillot de París.
Para ello, Eva Yerbabuena sabiamente rodeada de excelentes profesionales, no escatimó en despliegue de atrezo, luminotecnia y diseño; aunque el discurrir del montaje adoleciera de ciertos momentos de ruptura y vacío, más pronunciados cuando se imponían tras el alboroto propiciado por el remate de una fiesta por tangos o bulerías. Todo lo cual quedó compensado con el elenco de figuras que concurrieron, aportando ensolerado toque y cante en las distintas secuencias que correspondía con cada uno de los variados palos más ortodoxos, y de otros más libres, junto a la escogida música y lectura de texto en off, que lo arropaba. Livianas, nana y caña, abandolaos de Granada y Lucena, tangos granainos, canasteros, del Piyayo y Triana, bulerías al golpe, guajiras y romance, tonás, de una vidalita, soleá por bulerías y serranas. Elegancia, gusto y armonía en expresivos braceos, mudanzas y escobillas, balanceos, con vibrantes zapateados, punta y tacón de la maestra, que el aforo aplaudió, disfrutando como siempre con ella, que no defraudaba, por tanto pundonor como le sobra.
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